En el Día Mundial de los Retretes, 100 Mujeres analiza el impacto de la «correa urinaria»: la restricción de los movimientos de muchas mujeres, tanto en el pasado como en el presente, como consecuencia de la falta de instalaciones sanitarias.
En la era victoriana, la falta de instalaciones públicas para mujeres fue intencional como una forma de controlar sus movimientos y mantenerlas fuera de los espacios públicos, dice la doctora Clara Greed, profesora emérita de planificación urbana inclusiva en la Universidad de Brístol.
Había una actitud negativa hacia la construcción de retretes para mujeres, ya que se consideraba inapropiado que las mujeres usaran las instalaciones públicas. «Esta es la razón por la que las mujeres simplemente no salían de sus casas mucho tiempo».
Las instituciones públicas, incluidos los edificios educativos, los lugares de trabajo y los espacios recreativos, se diseñaban en función de las necesidades de los hombres. Las mujeres trataban de lidiar con la falta de inodoros de varias maneras, que incluían beber menos agua, retener la orina durante horas y pasar menos tiempo en espacios públicos, dice Meghan R Dufresne, diseñadora arquitectónica del Instituto de Diseño Centrado en el Ser Humano en Boston en los Estados Unidos.
No fue hasta el surgimiento del movimiento sufragista a fines de 1800, y la popularidad de los grandes almacenes y cafés, que motivaron a las mujeres a quedarse y curiosear, que el uso del baño público para las mujeres se volvió más aceptable, dice la Dra. Greed.
Pero la Dra. Greed dice que todavía hay una marcada disparidad en el número de instalaciones proporcionadas para los hombres en comparación con las de las mujeres.
«Los edificios fueron diseñados en su mayoría por ingenieros de sexo masculino, lo que significaba que había muy poca comprensión del aspecto sociológico de los inodoros. Se consideraba que consume menos espacio construir urinales que cubículos, e incluso hasta el día de hoy, la mayoría de los países tienen más inodoros para hombres que para mujeres», dice la Dra. Greed.
Y, sin embargo, las mujeres generalmente tienen mayor necesidad de ellos, dice Harvey Molotch, profesor de sociología en la Universidad de Nueva York. Las mujeres mayores que sufren de problemas de incontinencia, las mujeres durante la menstruación, las mujeres embarazadas y las mujeres con bebés están particularmente desfavorecidas por la falta de instalaciones sanitarias, dice.
Japón es un ejemplo de un país que ha potenciado mucho y bien las instalaciones públicas para las mujeres, dicen los expertos.
Para muchos en Occidente, la falta de acceso es en gran medida simplemente una cuestión inconveniente, pero para otras, especialmente en los países en desarrollo, puede tener implicaciones más graves.
Según un informe de la Unesco, una de cada 10 niñas africanas no va a la escuela durante la menstruación.
Y puede haber consecuencias aún más graves para algunas mujeres que se ven obligadas a hacer sus necesidades en público. En 2014, la espantosa violación y asesinato de dos niñas cuando fueron a defecar a la intemperie en el estado indio de Uttar Pradesh muestra la crisis sanitaria en algunos países.
Un informe de la OMS y Unicef sugiere que el progreso en el saneamiento básico sigue siendo lento en 90 países de todo el mundo. Seiscientos millones de personas comparten un inodoro o letrina con otros hogares, y 892 millones de personas, principalmente en áreas rurales, defecan al aire libre.
El último informe de WaterAid titulado Out of Order: The State of the World’s Toilets 2017 muestra que Etiopía tiene el mayor porcentaje de población sin váter en casa, y el 93% de las personas carecen de saneamiento básico. India tiene el mayor número de personas, más de 732 millones, sin instalaciones sanitarias básicas.
Según el informe, 46 millones de mujeres en Etiopía y 355 millones de mujeres en la India no tienen acceso a váteres seguros.
Kalavati, una mujer india de unos 60 años, decidió tomar cartas en el asunto hace 25 años. Trabajando con el colaborador de la región de WaterAid, Shramik Bharti, Kalavati recauda fondos para inodoros y también construye inodoros comunitarios y domésticos en la ciudad india de Kanpur.
«Es inaceptable que las mujeres todavía tengan que defecar al aire libre», dice.
«A nivel mundial, el cambio no está sucediendo lo suficientemente rápido y existe una necesidad urgente de conseguir inodoros para todos para 2030. También debemos asegurarnos de que se escuchen las voces de las mujeres y se prioricen sus necesidades», dice Olga Ghazaryan, directora de Programas Internacionales de WaterAid.
Los esfuerzos de mujeres como Kalavati son pequeños pasos adelante para lograr el cambio.
«Espero seguir motivando a más mujeres a presentarse para construir inodoros», dice.