Así es como está la cosa ahora. Estás en una sesión de terapia familiar y el psicólogo te mira seriamente y te dice «Lo que tienes que hacer ahora es aceptar que este no es tu hijo, sino tu hija». Puede que sea difícil, pero después del duelo por tu hijo, con el tiempo aceptarás a tu hija y ¡todo irá bien!».
Te echas a llorar, abrazas a tu hijo y dices, pues claro que te amaré pase lo que pase. Aceptas lo inevitable y haces cita en la clínica de género y otra con el terapeuta.
ES RIDÍCULO. Tenemos que parar esto y lo tenemos que parar ahora mismo.
Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.
Si me vas a decir que mi hijo -observado al nacer, sin trastornos del desarrollo sexual- es una niña, más te vale poder demostrármelo. Y no solo probarlo más o menos, sino demostrarlo más allá de cualquier duda, con evidencia extraordinaria y abrumadora, con resultados de pruebas y estudios estadísticamente significativos e indiscutibles.
Si me dicen que mi hijo tiene cáncer, miraría los resultados de las pruebas con lupa, analizaría los análisis y buscaría una segunda opinión. Si mi hijo necesitara una operación en la rodilla, exploraría todos los pros y los contras, y pensaría en el impacto de por vida..… y las alternativas antes de proceder en cualquier dirección. ¿Pero se supone que debo aceptar sin cuestionarme una idea loca como que mi hijo varón es una niña y necesita alterar su cuerpo para que coincida con alguna identidad interna invisible?
No. Eso es una locura y es hora de llamarles la atención a todos los profesionales médicos sobre esto.
No, no lo voy a aceptar sin pruebas. No solo me cuestiono que éste sea el diagnóstico para la condición que tiene mi hijo (si es que la tiene), sino también que este rollo de «transición» sea el tratamiento apropiado para ello, y quiero estar segura de que se han considerado y descartado tratamientos alternativos, y se ha realizado un diagnóstico diferencial.
Pero no me vas a presentar ninguna prueba porque no las hay. Todo esto es un invento, son tonterías religiosas, ideológicas y en el fondo todos lo sabemos. Si tuvieras pruebas, no necesitarías amenazarme con que mi hijo se va a suicidar si no le dejo «transicionar».
La ciencia real no necesita depender de amenazas e intimidación. Y no te atrevas a medicalizar u operar a mi hijo en base a tus teorías y conceptos de fluidez de género, que tienen cero base en la realidad biológica.
¿Me dices que existe una cosa llamada «transgenerismo» y que puedes definirlo? Pruébalo.
¿Me dices que mi hijo tiene esa condición de transgénero? Pruébalo.
¿Me dices que mi hijo necesita pronombres nuevos o si no se suicida? Pruébalo.
¿Me dices que mi hijo necesita hormonas del sexo opuesto para ser feliz? Pruébalo.
¿Me dices que no hay un diagnóstico alternativo para mi hijo? Pruébalo.
¿Me dices que no hay tratamientos alternativos que no sean médicos o que no modifiquen el cuerpo, ni que induzcan trastornos endocrinos? Pruébalo.
¿Me dices que mi hijo necesita ser castrado para ser su verdadero yo? Pruébalo.
Te reto.
Ah, y si puedes probarlo, todavía vamos a tener que tener una charla sobre la prueba de que el «tratamiento» propuesto, que sabemos que hará que mi hijo sea un paciente médico de por vida, A) va a funcionar y va a resolver sus problemas para siempre y B) no va a ser dañino y no va a producirle riesgos adicionales potencialmente mortales.
Te aseguro que voy a hacer que pruebes eso también antes de dejarte que pongas las manos sobre mi hijo.
A todos los demás padres por ahí – ¿qué nivel de prueba vais a pedir antes de permitir que vuestro hijo use bloqueadores de pubertad, hormonas del sexo opuesto y cirugías? ¿Estáis listos para creer lo que os digan? O, como yo, ¿les vais a pedir que lo demuestren?
Un comentario
👏👏👏👏
Si con esto no despiertan es que la homofobia les anula todo el sentido común y les llena de irresponsabilidad 😠