Las guerras terfas británicas

Las Guerras Púnicas. La Batalla de Zama, 1570-1600, Cornelis Cort.

Se llevaba gestando mucho tiempo y, por fin, la semana pasada, estalló el conflicto. El detonador no os sorprenderá, pero no nos adelantemos a los acontecimientos.

Vamos a poner las cosas en un cierto contexto. Decidir por dónde empezar es un poco complicado, voy a hacerlo con el caso de Maya Forstater, explicado muy bien por Feministes de Catalunya: en 2019, el think tank para el que trabajaba, Centro para el Desarrollo Global, decidió no renovarle el contrato por escribir sobre la diferencia entre sexo y género, y las implicaciones de la autodeterminación de género para los derechos de las mujeres. Llevó el caso a los tribunales, perdió, apeló y acabó ganando en julio de 2022 (aquí su comunicado de prensa en español). El problema, para mí, fue en qué se basó su victoria: «Entre las conclusiones de la sentencia, se determina que los tuits y comentarios de la Sra. Forstater, que fueron la base del trato que sufrió por parte del CGD, fueron declaraciones de sus creencias críticas de género protegidas. Por lo tanto, las consecuencias negativas que se derivan de ellas son ilegítimamente discriminatorias». Es decir, la biología es una creencia, puesta al mismo nivel que una religión.

En 2020, Maya Forstater fundó Sex Matters, con Rebecca Bull, Naomi Cunningham y Emma Hilton. Helen Joyce, matemática, periodista y autora del libro Trans: Cuando la Ideología se encuentra con la Realidad, es la Directora de Apoyo. En la lista de asesoras, hay nombres tan conocidos como Keira Bell, Lucy Hunter Blackburn, Joanna Cherry, Sonya Douglas, Jo Phoenix, Joan Smith y Mara Yamauchi.

Woman’s Place UK es una organización fundada en 2017 «para garantizar que se escuchara la voz de las mujeres en la consulta sobre las propuestas de cambio de la Ley de Reconocimiento de Género. Desde entonces, nuestra campaña se ha convertido en una campaña más amplia por los derechos de las mujeres.» Las directoras son Gail Cameron, Ali Ceesay, Dr. Shonagh Dillon, Cathy Devine, Judith Green, Philipa Harvey, Dr. Karen Ingala Smith, Sarah Johnson, Lucy Masoud, Kim Thomas, Prof. Selina Todd, Kiri Tunks y Helen Watts. Seguro que os suena alguna.

David Hayton dio una charla en Woman’s Place, el Sitio de las Mujeres. Y usó sus baños.

Fair Play For Women fue fundada en 2017, y «es un grupo de campaña y consultoría que sensibiliza, aporta pruebas y análisis, y apoya a los responsables políticos para proteger los derechos de las mujeres y las niñas en el Reino Unido.» En su página web, justo debajo de la sección Defendemos los derechos de mujeres y niñas basados en el sexo, está la sección Apoyamos los derechos trans. Su directora es  la Dra Nicola Williams, y entre sus colaboradoras están Raquel Rosario Sánchez, Kathleen Stock y Helen Staniland.

Genspect es «una organización internacional, no partidista, interdisciplinar, profesional y educativa dedicada a promover un enfoque saludable del sexo y el género. Nuestro equipo y nuestros miembros se esfuerzan por promover una atención de alta calidad y basada en pruebas para las personas que no se ajustan a las normas de género». Fue fundada por la psicoterapeuta Stella O’Malley y, en palabras de Jennifer Bilek, lo que hacen es consolidar la ideología de género. A su equipo pertenecen, por ejemplo, Sinéad Watson, Helen Pluckrose, Colette Colfer, Shannon Thrace, Sasha Ayad, Keira Bell, Milli Hill, Lisa Littman, Lisa Marchiano, Rachel Rooney, Sarah Phillimore y Abigail Shrier.

Uno de los travestis que promueve Genspect es «Julia» Mallot, un hombre que se dice «madre» de su cuñada de 17 años.

El 19 de febrero de 2024 sacó este vídeo. Dice que su mujer y él quieren tener una criatura y que él sería el que la amamantaría:

Hace tiempo que hay un desencuentro entre estas organizaciones y el feminismo de base. La razón más importante es que ninguna de ellas lucha por derogar la Ley de Reconocimiento de Género (GRA), por la cual un hombre que tenga un Certificado de Reconocimiento de Género (GRC) es considerado legalmente del sexo contrario a todos los efectos. El feminismo de base quiere derogar esa ley, las organizaciones nombradas más arriba, simplemente enmendarla.

Otro motivo de desencuentro es el lenguaje: muchas de las mujeres antes citadas usan pronombres femeninos para travestis. La mayoría habla de «mujeres trans», como si los hombres fueran un tipo de mujer. Muchas de ellas hicieron de su activismo, su trabajo.

Este es un video donde Helen Joyce se burla de las mujeres que intentan mantenerse firmes en el lenguaje, entre las risas de Stella O’Malley, Maya Forstater, Malcolm Clark y un señor para mí desconocido. Os lo traduzco: «y creo que lo absolutamente primordial que tenemos que hacer es que la gente hable de esto. Y odio absolutamente a la maldita policía de los pronombres. A todos ellos. (Yo también, dice Stella O’Malley). Todas esas mujeres que aparecen y dicen «él» cuando alguien dice «ella» refiriéndose a una mujer trans, ¿podríais iros a la mierda? Y al revés, obviamente. Dejad hablar a la gente».

 

Las cosas se calentaron en la conferencia de Genspect en noviembre de 2023. Jennifer Bilek lo explica aquí. «Genspect existe para ayudar a las familias afectadas por la normalización e industrialización de esta industria fetichista convertida en depredadora, y a los fetichistas mismos. Intentar ayudar a ambos, como organización pública, fue una mala idea desde el principio». «No hay «infancia transgénero» (ni adultos, de hecho), y ciertamente no hay menores con el fetiche sexual masculino adulto de la autoginefilia, que la industria médica está comercializando».

La gente objetaba a que promovieran una cosa y la contraria, que es lo que pasa cuando una institución es más una empresa que una organización. ¿Recomendar el libro de un fetichista a padres desesperados porque sus criaturas dicen estar en el cuerpo equivocado?

Y unas semanas más tarde, hete aquí que el fetichista favorito de la mayoría de ellas, David Hayton, Debbie para muchas, Señorita Hayton para sus alumnos, saca libro.

El hombre en cuestión lleva años paseando su autoginefilia por colegios, platós de televisión y eventos varios. Cualquier lugar, en fin, donde le masajeen su, digamos, ego y donde le den la oportunidad de hacer luz de gas al respetable. De repente, también estaba en la portada de diferentes periódicos, con su mujer Stephanie. Una compañera leyó el libro para que las demás no tengamos que hacerlo.

Lo curioso es que, si voy a su muro de X desde la única cuenta que no me tiene bloqueada, veo que no está teniendo mucho éxito. El hombre tiene casi 45.000 seguidores y sólo consigue un puñado de likes cada vez que saca un nuevo tuit para promocionar su libro, la mayoría de ellos de las delegadas de clase, que son esas mujeres escritoras, académicas, políticas, que se arrogaron el derecho de decirnos al resto de las mortales lo que es aceptable o no en El Feminismo. Como los pronombres femeninos para ciertos hombres. Los que ellas digan, por supuesto.

Las delegadas de clase salieron en masa a arropar al fetichista, escribiendo artículos, como Janice Turner, y haciéndole entrevistas, como Julie Bindel. Otras, como Jane Clare Jones, publicaron tuits enrevesados para justificar el otorgarle lenguaje femenino, y procedieron a insultar y bloquear a las mujeres que se niegan a hacerlo.

Entrevisté a la mujer trans @DebbieHayton sobre su nuevo libro Apóstata Transexual. Ella es honesta y abierta sobre ese tema tan tabú en la política de género, la autoginefilia (AGP), literalmente, el deseo masculino de sí mismo como mujer.

A la melé se unieron algunos hombres, curiosamente (o no), gay. El más notable fue Andrew Doyle, que tiene un programa en el canal GB News. Llevaba ya tiempo dándole el micrófono a Hayton a la mínima oportunidad. Recuerdo un programa que hizo sobre los hombres en el deporte femenino, al que invitó a Hayton, heterosexual y autoginéfilo y a Peter Tatchell, gay y defensor de la pederastia. Ninguna mujer. A Doyle no le gustó que las mujeres le criticaran el que usara pronombres femeninos para su pet trans (trans favorito, trans prefe) y, al grito de homofobia, cogió sus juguetes y se marchó dando un portazo.

«Reflexiones sobre la turba de internet» Ya está colgado mi última publicación. Enlace en la biografía. Por favor, dale a me gusta, suscríbete y participa en la conversación en los comentarios…

¿Y a dónde se fue, preguntáis? Pues a Substack, una plataforma que te permite publicar artículos y cobrar por ellos. ¿Quién, además de Andrew Doyle, tiene Substack? Pues veamos: Julie Bindel, Kathleen Stock, Stella O’Malley, Helen Pluckrose, Milli Hill, Sarah Phillimore, Abigail Shrier…

Hay una brecha insalvable en el Reino Unido, entre las mujeres que dicen que usar pronombres femeninos para sus transos prefes es una cuestión de no alienar al personal, y que si no se usa el neolenguaje, los jóvenes no entienden, y las que se mantienen firmes, porque saben que el lenguaje sí que importa.

Bev Jackson es cofundadora de LGB Alliance: «La cuestión es que si te emperras en ellos, alienarás al público en general. Me preocupa mucho la concienciación sobre el escándalo médico de la «transición» infantil. Aunque los pronombres forman parte de ello, la mayoría de la gente de a pie va a dejar de prestar atención. Es frustrante que la gente no se dé cuenta».

Y ninguna de las que se mantienen firmes fueron invitadas a la reunión con Reem Alsalem, la relatora de la ONU para la Violencia hacia Mujeres y Niñas. Veo, así a ojo, y espero no equivocarme, a Women’s Rights Network, Woman’s Place UK, LGB Alliance, Liberal Voice for Women, The Lesbian Project, Nia, Green Women’s Declaration, Lesbian Strength, FiliA, Lesbian Fightback, Lesbian Labour y, por supuesto, Sex Matters.

Las que mueven el mundo son las que hacen concesiones.

Las que saben que hacer concesiones es venderse y, a la larga, perder, son ignoradas.

Pero, y aún siendo consciente de que las redes sociales no son el mundo real, estoy viendo un cambio: veo a las delegadas de clase acorraladas en el rincón que ellas escogieron, dándose palmaditas en la espalda las unas a las otras, en su cómoda y elegantemente amueblada cámara de eco. Usaron a las feministas de base para pagarse los litigios, vender sus libros, subscribirse a sus Substacks, para luego burlarse de ellas haciendo pactos con el diablo e insinuando que son unas ignorantes que no ven más allá. No contaban con el número creciente de mujeres que ya no se dejan engañar, que piden firmeza y que se niegan a comprometer sus principios.

Es una lucha entre la élite y las mujeres corrientes. No sé cómo acabará, lo que sí sé es de qué lado estoy. #HoldTheLine #RepealTheGRA

Os dejo con el análisis siempre certero de Kellie-Jay Keen, para las que sabéis inglés.

 

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12 respuestas

  1. Muy interesante Nuria. La gente debe de pensar que es normal esos desencuentros y diferentes puntos de vista entre distintas organizaciones. Pero lo que realmente pasa es lo resumes en esta frase “Las que saben que hacer concesiones es venderse y, a la larga, perder, son ignoradas.”
    Y lo de los pet trans, nunca lo había oído , y menos mal que nunca lo he presenciado 😳

  2. Muchas gracias de nuevo, Nuria. Me aclara dudas que llevaba arrastrando y empezaba a dudar de mi compresión lectora y de mis entendederas en general.
    Y es que no puedo concebir cómo se puede decir que el lenguaje no importa cuando el lenguaje, sobre todo en este tema, lo es todo! No podemos decir que se está intentando borrar a las mujeres y a la vez llamar mujer a quien no lo es, porque entonces, somos nosotras mismas quienes nos estamos borrando!
    Es que es alucinante. A Julie Bindel ya le venía cogiendo un poco de tirria, pero que haya tantas, entre ellas a quien he ayudado con donaciones a sus causas, que estén pasando por ciertos aros, me toca bastante la moral. Me dan ganas de alejarme del tema un tiempo, la verdad.
    Un saludo y gracias de nuevo, Nuria. 💜

    1. Fue un placer, llevaba tiempo queriendo hacerlo y no me daba puesto a ello, así que me vino bien la excusa de la guerra tuitera. Estaba segura de que algunas estaban algo engañadas, y es lógico, pero me daba rabia. Muchas de nosotras contribuimos a sus crowdfunds, muchas apoyamos de otras maneras, sin saber exactamente qué pensaban de lo que, para mí, es lo básico. Me parece que se están aprovechando de nuestra ignorancia y buena voluntad, y no, no me gusta nada. Ahora, sabiendo esto, cada una que haga lo que quiera, pero la información es tan importante. Como la verdad, jeje.
      Gracias a ti, Begoña, y un abrazo.

  3. Pufff! Vaya putada! Había oído algo pero, como no controlo bien el inglés, no sabía muy bien por dónde iban los tiros. Ahora me ha quedado claro. La dependencia económica es lo que tiene. Fuera hace mucho frío.
    Las mujeres corrientes ya sabemos lo de que si les das la mano te cogen el brazo. Aquí, en España, no hemos profundizado tanto en el tema, pero ya se ven algunos indicios. Es como las que defienden la ley de Zapatero, sin darse cuenta de que ahí empezó todo. Ahí se abrió la ventana de Overton para colarnos todo lo que ha venido después. O nos mantenemos firmes o nos arrasan.
    #HoldTheLine

    1. Exacto, tenemos que mantenernos firmes, sobre todo en lo básico. Y si algunas no ven que referirse a un hombre como si fuera un tipo de mujer no es básico, apaga y vámonos. Ay, Zerolo…

  4. Gracias por tan completa info. Sigo en redes a la mayoria de organizaciones que citas, y leído parte del debate qye…no acababa de entender. Decepcionante. Porque precisamente formar parte de instituciones potentes debe llevar a la autonomía e independencia de la voz propia. Salvo que vivas unicamente de ellas…parece. Gracias otra vez, Nuria.

    1. Es un placer. Me parece que es muy peligroso encumbrar a organizaciones que, quizá, no son exactamente lo que pensamos o nos quieren hacer creer. Me alegro de que haya aclarado algunas cosas, un abrazo, Sol.

  5. Estupendo artículo aclarando la situación del feminismo británico. Yo también se de qué lado estoy, lo tengo clarísimo. #HoldTheLine

    1. Gracias, María Teresa. No puedo con las medias tintas, o estás o no estás. No se puede luchar contra algo y hacer excepciones si ese algo te hace ojitos o te beneficia económicamente. No me parece honesto. Un abrazo.

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