Las medidas de reparación y el wokismo

Blog de Salagre Reparaciones

La petición laborista de reparaciones a las antiguas colonias ignora cómo era la vida de los británicos de a pie en la época de la esclavitud. ¿Por qué Lammy (Ministro de Asuntos Exteriores británico) ignora el sufrimiento de los antepasados de la gente corriente y nos hace pagar hoy a las élites extranjeras?

¿Cómo era la vida para el 99% de los británicos de a pie en la época de la esclavitud y después de su abolición?

La política identitaria progresista hace una crítica explícitamente generalizada de la culpa racial colectiva de los blancos («blanquitud») y de las instituciones británicas que necesitan «descolonizarse» para expiar los pecados históricos. ¿Hasta qué punto es exacta esta teoría de la responsabilidad racial colectiva y el privilegio blanco?

¿Tenía la gente voto en la época de la esclavitud?

En primer lugar, hay que señalar que el sufragio universal no existió en Gran Bretaña hasta 1928. La Ley de Representación del Pueblo de 1918 amplió el sufragio mediante la abolición del requisito de propiedad de los hombres y la concesión del derecho de voto a las mujeres mayores de 30 años que cumplieran un requisito mínimo de propiedad. En 1928, todas las mujeres obtuvieron el derecho al voto, independientemente de su patrimonio. En la Gran Bretaña de principios del siglo XIX, prácticamente nadie tenía derecho a voto. Una encuesta realizada en 1780 mostraba que el electorado de Inglaterra y Gales estaba formado por 214.000 personas, menos del 3% de la población total de aproximadamente 8 millones de habitantes de la época.

En Escocia, 4.500 hombres (de una población de más de 2,6 millones) tenían derecho a votar en las elecciones parlamentarias. Como tal, y reflexionando sobre lo que hemos explorado anteriormente, Gran Bretaña no era una democracia.

La población británica no «votó» a favor del Imperio ni de la esclavitud transatlántica: no tenía voz ni voto. De hecho, incluso a un nivel mucho más pequeño, muchos de los marineros de la Marina Real fueron secuestrados violentamente en la práctica conocida como Impressment (Reclutamiento Forzoso) por lo que se conocía coloquialmente como Press Gang (la Banda de la Prensa, ¿La Banda del Recluta?). Esta práctica estaba tan extendida que, en su declaración de guerra contra los británicos en 1812, el gobierno de EE. UU. citó, en parte, el uso del reclutamiento forzoso por parte de la Marina como causa de la guerra, cuando secuestró a más de 15.000 marineros estadounidenses para reforzar sus efectivos durante las guerras napoleónicas contra Francia.

¿Cómo era la vida de la inmensa mayoría de los habitantes de Gran Bretaña en la época de la esclavitud?

En segundo lugar, las condiciones de vida de la mayoría de la población británica en el siglo XIX y más tarde eran a menudo horribles, brutales y cortas. En 1841, la esperanza de vida del hombre medio era de apenas 40 años.

Trabajo infantil

El trabajo infantil era habitual. En 1838, tras unas tormentas, un arroyo se desbordó en un pozo de ventilación de la mina Huskar Colliery, en Silkstone. Murieron 11 niñas de entre 8 y 16 años y 15 niños de entre 9 y 12 años. Tras la cobertura mediática en Londres, Lord Ashley llevó a cabo una investigación. Sus conclusiones contienen detalles desgarradores. Sarah Gooder, de ocho años, era trampera, un trabajo que a menudo recaía en los más jóvenes de las familias mineras y cuya labor consistía en permanecer sentados en la oscuridad total, a menudo hasta 12 horas, y abrir trampillas de madera para permitir la entrada de aire fresco en las profundas minas. Con valentía, afirma que el trabajo «no me cansa, pero tengo que hacer mi trabajo de trampera sin luz, y tengo miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana y salgo a las cinco y media (de la tarde)».

Las mujeres también trabajaban a menudo en las profundidades de las minas. Betty Wardle, que trabajaba en las minas desde los seis años, contó a los investigadores: «tuve un hijo que nació en los pozos y lo subí por el hueco del pozo en mi falda». El último deshollinador, «niño escalador», murió en 1875. George Brewster sólo tenía 11 años cuando quedó atrapado en un antiguo asilo victoriano en Fulbourn, en Cambridgeshire. La madre de Brewster murió cuando él era muy pequeño, y en lo que era una práctica común para miles de criaturas en la Inglaterra victoriana, fue vendido por su empobrecida familia para trabajar de «aprendiz».

Los Hospicios 

En los suburbios del East End del Londres victoriano (de donde procedía mi familia), la enfermedad y la pobreza hacían estragos. Los hospicios (workhouses) y los asilos de pobres (poorhouses) albergaban a la población «excedente» y a aquellos demasiado empobrecidos para mantenerse por sí mismos. Concebidos como último recurso para las personas incapaces de mantenerse por sí mismas, las condiciones de los hospicios solían ser duras y sombrías. En lo que a menudo eran poco más que prisiones, los reclusos se alimentaban de gachas (una papilla aguada) y a veces pasaban hasta 16 horas al día rompiendo piedras o desmenuzando cuerdas viejas. Siguiendo el modelo de las prisiones victorianas, los reclusos de los hospicios desenrollaban cuerdas para producir estopa que se utilizaba para calafatear los barcos. Se calcula que alrededor del 6,5% de la población británica pudo estar confinada en hospicios en un momento dado.

En resumen, la inmensa mayoría de la población de Gran Bretaña en la época de la esclavitud transatlántica y después de su fin era desesperadamente pobre y vivía en condiciones en las que la enfermedad, el hambre y la pobreza eran endémicas. La inmensa mayoría moría a los 40 años. Gran Bretaña no era una democracia y nadie votó a favor de la esclavitud o del imperio. Fue una elección de las clases dirigentes de Gran Bretaña. Como hemos examinado anteriormente, el mantenimiento de ese Imperio supuso un gran coste para la población británica, en gran parte empobrecida, incluidas las indemnizaciones pagadas a los propietarios de esclavos. La esclavitud, la colonización y la dominación imperial no pertenecen a ningún Estado, civilización o raza humana, y su manifestación ha sido la norma a lo largo de la historia de la humanidad.

Se puso fin a la esclavitud gracias a los esfuerzos de los británicos de a pie.

El movimiento abolicionista de Gran Bretaña, que pretendía acabar con la trata transatlántica de esclavos y la esclavitud en el Imperio Británico, contó con el apoyo de un grupo diverso de personas de distintas clases sociales, sobre todo gente corriente, como trabajadores de fábricas y artesanos, que veían la esclavitud como una injusticia y estaban motivados para alzar la voz contra ella. Una de las principales formas en que la clase trabajadora apoyó el movimiento abolicionista fue participando en boicots a los productos esclavistas, como el azúcar y el tabaco. Estos boicots fueron organizados por grupos como la Sociedad para la Abolición de la Trata de Esclavos y la Asociación para la Promoción de la Abolición de la Esclavitud. Su objetivo era presionar económicamente a los países e industrias esclavistas. La clase trabajadora también participó en protestas y campañas de peticiones y aportó dinero para apoyar la causa.

Esto pone en perspectiva al movimiento de reparaciones y a los guerreros culturales progresistas en general. La invocación de la blanquitud y sus conceptos asociados, como el privilegio blanco, es objetivamente inexacta y moralmente repugnante. Culpa a todos los blancos, la inmensa mayoría de los cuales son descendientes de quienes vivieron vidas desesperadamente pobres, de las acciones y elecciones de una pequeña aristocracia y clase dirigente, muchos de cuyos miembros siguen disfrutando hoy de asombrosos privilegios. De hecho, nuestras instituciones más elitistas suelen acoger a los hijos educados privadamente de estas mismas élites, que a menudo defienden la crítica descolonial que omite convenientemente sus privilegios socioeconómicos con un indiferenciado blanco «otro». Cuando fueron llamados a hacerlo y motivados por la repugnancia moral de la esclavitud, esas mismas personas corrientes, cuyos descendientes son hoy reprendidos, actuaron para ayudar a acabar con la esclavitud como parte de un movimiento abolicionista más amplio.

Muchos aspectos de la guerra cultural progresista forman parte de una guerra de clases más amplia. El hecho de que estas ideas gocen ahora de una aceptación tan extensa entre quienes dirigen las instituciones británicas es vergonzoso. ¿Cómo han llegado a prevalecer tanto la política identitaria y el wokismo en general? ¿De dónde han salido para gozar hoy de tanto poder cultural y político?

Notas:

The National Archives | Exhibitions | Citizenship | Struggle for Democracy’: nationalarchives.gov.uk/pathways/citiz

‘British Navy Impressment | History Detectives | PBS’:  pbs.org/opb/historydet

‘How Has Life Expectancy Changed over Time? – Office for National Statistics’: ons.gov.uk/peoplepopulati

‘Testimony Gathered by Ashley’s Mines Commission’: victorianweb.org/history/ashley

BBC News. ‘Fulbourn Blue Plaque Planned to Honour Chimney Sweep’, 27 February 2022: bbc.com/news/uk-englan

‘The New Poor Law’: workhouses.org.uk/poorlaws/newpo

Hilo original

4 respuestas

  1. El sistema de clases no tiene nada que ver con el que te lleven encadenado a través del Atlántico para ser vendido en la esclavitud, de por vida, tus descendientes también a un dueño blanco inglés que también podía ser español, portugués o francés. Te pudieran violar, si eres mujer, tus hijos ser vendidos, ahorcarte y matarte a latigazos, cortarte la lengua y cualquier miembro del cuerpo y que todo fuera legal si lo hacía tu dueño. Que no volvieras jamás a tu país de origen, tu familia, tu clima, tu lengua, tu vida.
    Con la fortuna amasada con tu esclavitud, los esclavistas volvían a Gran Bretaña y lo blanqueaban, invirtiendo en crearse un gran lugar en la sociedad. Incluso fueron Primer Ministros, aristócratas, lores. Se creó el Bank of England, seguros, Galerías y museos, universidades, palacios, Manors, Mansions. Todo lo que forma y funda este país. La revolución industrial no hubiera podido llevarse a cabo sin el algodón, el azúcar, el té, el café, y muchos otros productos que enriquecieron esta nación sin coste alguno por parte del trabajo del esclavo. No dejaron nada en las islas caribeñas. ¡¡¡Se ha terminado de pagar a los esclavistas en el 2015!!!! El racismo sigue tan incrustado en la mente y vida de este país que sigue afectando la vida de los que llegaron del Caribe, y de las colonias en África. Hay una deuda moral, histórica y financiera con el Caribe y África.

    1. Todo lo que dices es verdad, aunque no estoy de acuerdo con la conclusión: los contribuyentes británicos, muchos de los cuales necesitan ayudas del gobierna para pagar la calefacción en invierno, no tienen culpa alguna de lo que pasó hace 200 años.
      Y se nos olvida quién vendía los esclavos a los británicos en primera instancia: los propios africanos. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/viaje-esclavos-africanos-hasta-america_19892

  2. Una perspectiva imprescindible, recordar el sistema de clases como eje vertebrador de la opresión a una pretendida «izquierda» que, cada día deja más y más claro que no lo es.

    1. Me gustó mucho a mí también. Estoy leyendo en X verdaderos disparates, y el ángulo de esta publicación me pareció muy bueno. Me imagino a mis tatarabuelos trabajando el campo en el minifundio gallego, y te puedo asegurar que no tuvieron nada que ver con ello. Ni tú ni yo, Sol.

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