El tribunal aconseja utilizar insultos específicamente femeninos para evitar una posible infracción de la ley de igualdad, tras la denuncia de una conductora de autobús trans.
Llamar a una mujer trans «wanker» (nota de la traductora: literalmente pajillero, pero usado en el sentido de gilipollas), es discriminatorio porque el insulto se utiliza normalmente para referirse a hombres, según ha indicado un tribunal laboral.
Este insulto no es un término de género neutro, por lo que utilizarlo contra una persona que ha transicionado constituiría una infracción de la legislación en materia de igualdad, ha decidido un jurado.
Para insultar a una mujer trans sin ser discriminatorio, deben utilizarse en cambio insultos específicamente femeninos, indicó el tribunal.
La sentencia se produjo después de que un conductor de autobús trans demandara a la empresa en la que trabajaba por discriminación por cambio de género.
Amanda Fischer denunció que otro empleado la había llamado «pajillero».
La trabajadora de agencia de trabajo temporal también alegó que uno de los conductores conducía demasiado cerca de ella porque es trans, lo que le hizo temer por su vida, según el tribunal.
Perdió el juicio después de que el tribunal decidiera que el incidente del «pajillero» no se había producido realmente.
Además, la empresa de autobuses había alegado que la palabrota podía utilizarse tanto contra hombres como contra mujeres.
Sin embargo, el tribunal dictaminó que si se hubiera utilizado contra ella habría sido discriminación.
«Palabrotas para insultar a las mujeres»
La jueza laboral Kathryn Patricia Ramsden declaró: «A pesar de la posición [de la empresa], el Tribunal no considera que el insulto ‘pajillero’ sea un término de género neutro».
«La propia experiencia de los miembros del tribunal sobre el uso de ese término es que se aplica a hombres, y que hay palabrotas equivalentes pero diferentes que se utilizan específicamente en el lenguaje común para insultar a las mujeres».
El tribunal, con sede en Croydon, al sur de Londres, escuchó que la Srta. Fischer comenzó a trabajar para London United Busways en su estación de autobuses de Hounslow en 2020 hasta que su contrato fue rescindido el 15 de enero de 2021.
Dijo que otro conductor la llamó «pajillero» el 13 de enero de 2021, y que la empresa estaba «dominada por hombres».
La Srta. Fischer declaró ante el tribunal que, cuando estaba informando a su supervisor sobre un incidente, un «hombre alto» empleado de la empresa la llamó «pajillero» con una expresión facial aparentemente seria.
Dijo que le «empujó» el brazo con el hombro y le «mostró hostilidad», lo que la hizo sentirse «muy contrariada«.
La Srta. Fischer dijo que esto se debía a que a él «no le gustaba su aspecto».
«No le gustaba mi aspecto»
Representándose a sí misma, dijo al tribunal: «Vi que no aceptaba mi género porque en el lugar de trabajo tenemos diferentes culturas, diferentes religiones, y él estaba de pie allí con otros dos conductores en el medio, y me miraba de una manera muy seria, porque no le gustaba lo que veía delante de él.
Básicamente, me sentí amedrentada«.
«Me lanzó un insulto porque no le gustaba mi aspecto».
El supervisor de la Srta. Fischer dijo al tribunal: «[El conductor] negó tajantemente haber sido grosero con la señorita Fischer y, de hecho, dijo que no había hablado con ella ni de ella. Estaba sorprendido y confuso. Le dije que debía de haber habido un malentendido».
Dos días después de que supuestamente se produjera este incidente, se comunicó a la Srta. Fischer que se le había rescindido el contrato con la empresa, lo que, según dijo ella al tribunal, estaba relacionado con la discriminación que sufría.
Sin embargo, el tribunal determinó que no había sido discriminada por ser una mujer trans, tras concluir que el comentario «pajillero» no se había producido y desestimar su denuncia sobre el incidente.
Al día siguiente de la publicación del artículo aquí traducido, salió éste en el Daily Mail, que enlazo más abajo. Os dejo aquí la foto de «la señorita Fischer»:
6 respuestas
Es alucinante que un tribunal valide insultar en femenino, que no se amoneste por insultar ni en masculino ni en femenino. Vamos, que si le llama putón, le hubiera parecido lo adecuado a dicho tribunal.
La demencia colectiva ha llegado a las instituciones.
No hay por dónde coger el razonamiento.
pero esto es graciosísimo!!! queda claro que esta gente está totalmente demenciada, se ofende por la definición y no por el insulto, y tiene quien le dé la razón… es todo tan loco que es para reir más que para llorar.
A mí me dio la risa, no sé si risa histérica fruto de la desesperación…
Sin palabras. La credibilidad que están perdiendo las instituciones que se suponen deben protegernos y velar por la justicia y derechos individuales y colectivos, va a costar muy muy caro.
Yo no sé cómo vamos a salir de esto sin secuelas enormes. Porque muchas perdimos la fe en las instituciones y va a ser dificilísimo, si no imposible, de recuperar.