Principios de Yogyakarta: Amenaza internacional a los derechos de las mujeres.

Este artículo resume principalmente los puntos clave de un discurso de Sheila Jeffreys (titulado «Imponer los Derechos Sexuales de los Hombres en la Normativa Internacional de los Derechos Humanos») en el evento We Need To Talk de Venice Allan, ‘Mujeres incómodas’, celebrado en Londres el 13 de junio de 2018 (transcripción completa aquí).

Los Principios de Yogyakarta se crearon en una reunión en Indonesia y se publicaron en 2007.

¿Cuáles son los Principios de Yogyakarta?

Los Principios de Yogyakarta se crearon en una reunión celebrada en Indonesia en 2007; en 2017, se agregaron principios adicionales, conocidos como «Plus 10«. Entre los firmantes figuran destacados activistas de derechos humanos, abogados y funcionarios.

Este documento proporciona una carta de derechos vitalmente necesaria para los gays y las lesbianas.

«Los Principios de Yogyakarta en lo que respecta a los derechos de lesbianas y gays son muy necesarios y es muy desafortunado que se vean comprometidos y socavados por la creación de derechos para hombres principalmente heterosexuales que hacen travestismo y que imitan a las mujeres». (Jeffreys, 2018)

Sin embargo, los componentes positivos de los Principios de Yogyakarta se ven enormemente socavados por una sección sobre «identidad de género». Las posibles consecuencias de esta sección de «identidad de género» tal vez hayan sido pasadas por alto por las personas que asumen que esta sección simplemente promueve la protección de las llamadas personas «transgénero» contra la violencia y la discriminación. Sin embargo, este no es el caso. La sección de «identidad de género» representa una amenaza para los derechos de todas las mujeres.

El concepto de ‘identidad de género’ «pone en peligro la noción misma de los derechos de las mujeres como derechos humanos». (Jeffreys, 2018)

Esta sección de «identidad de género» conspira para consagrar la idea de «género» innato (es decir, roles/estereotipos sexuales) en la ley, para eliminar las protecciones basadas en el sexo para las mujeres y para etiquetar la crítica feminista al «género» como una forma de discriminación.

El «género» es la herramienta del patriarcado por la cual las mujeres son oprimidas. «Comprende el comportamiento de dos grupos de personas en una jerarquía de opresión, los subordinados, las mujeres, y los dominantes, los hombres» (ibid.). Dentro de este sistema, la «feminidad» es el comportamiento prescrito de la clase subordinada y la «masculinidad» es el comportamiento de la clase dominante.

Los Principios de Yogyarkarta afirman curiosamente que la protección del «género» es necesaria para la realización de la igualdad de las mujeres:

«el respeto por los derechos sexuales, la orientación sexual y la identidad de género es parte integral de la realización de la igualdad entre hombres y mujeres y los Estados deben tomar medidas para tratar de eliminar los prejuicios y costumbres basados en la idea de la inferioridad o la superioridad de un sexo o en roles estereotipados para hombres y mujeres». (p.9, Los Principios de Yogyakarta, 2007)

El uso de la frase «roles sexuales estereotipados» en lugar de «identidad de género» pone de relieve la naturaleza contradictoria de esta declaración, que se traduce como:

«El respeto por los roles sexuales estereotipados es parte integral de la realización de la igualdad de las mujeres, y los Estados deben tratar de eliminar los prejuicios y costumbres basados en la idea de roles sexuales estereotipados».

La protección del «género» es, de hecho, la protección de la opresión de las mujeres.

Orígenes de la sección de «identidad de género» de los Principios de Yogyakarta

La sección de «identidad de género» de los Principios de Yogyakarta se originó a partir del trabajo de campaña de travestis, que buscaban proteger su fetiche sexual masoquista en la ley. La excitación para estos hombres está en la erotización de la subordinación de las mujeres. En los Estados Unidos, los activistas de los derechos sexuales de los hombres compilaron una «lista de deseos sobre cómo les gustaría que sus fantasías sexuales fueran acomodadas y protegidas por el estado» (Jeffreys, 2018). Esto se tituló la Carta Internacional de Derechos Transgénero de 1995, que proporcionó la plantilla para la sección de «identidad de género» de los Principios de Yogyakarta.

Las demandas que alguna vez fueron vistas como extravagantes ahora están siendo aceptadas tranquilamente debido a la asociación incontestada entre los derechos de lesbianas y gays y los derechos de las personas «transgénero». Sheila Jeffreys explica que este vínculo problemático puede tener su origen en la creencia histórica de los sexólogos de que los homosexuales varones tenían «cerebros de mujeres en cuerpos de hombres» (ibid.). La orientación sexual y la «identidad de género» se han mezclado tanto que el acrónimo «SOGI» (Sexual Orientation and Gender Identity, en sus siglas en inglés) ahora se usa regularmente en las campañas de derechos humanos.

Esta es una asociación enormemente perjudicial que ha dificultado el apoyo a los derechos de lesbianas y gays sin complacer también las demandas de los fetichistas sexuales masculinos.

«Por poner sólo un ejemplo, las lesbianas en Sudáfrica son violadas y asesinadas continuamente en un estado que ignora cualquier responsabilidad. En este momento, no podemos hacer campaña para apoyarlas sin promover también los derechos de las travestis heterosexuales a apoderarse de los espacios y oportunidades de las mujeres, y a fingir ser ‘lesbianas’ y presionar a las lesbianas para que les permitan acceso al pene». (Jeffreys, 2018)

¿Cómo afectaría la aplicación de los Principios de Yogyakarta a las mujeres?

  • Abolición de los espacios solo para mujeres: autoidentificación de «género»

Los Principios de Yogyakarta promueven la práctica de la autoidentificación de «género». En el Reino Unido, actualmente se requieren criterios «médicos» arbitrarios para que una persona cambie legalmente de «género»: los Principios de Yogyakarta rechazan que se exija cualquier criterio.

«Esto significa que cualquier hombre que haga travestismo el fin de semana, digamos, o que no cambie nada en su apariencia y conserve tanto el pene como la barba, puede ser reconocido legalmente como mujer si así lo exige». (Jeffreys, 2018)

La palabra de un hombre es todo lo que se requeriría para que él pueda entrar legalmente en un espacio previamente reservado solo para mujeres.

La autoidentificación de «género» significaría que los espacios de un solo sexo ya no pueden existir. Un hombre podría entrar en un área que antes era solo para mujeres simplemente alegando que ahora es una mujer. Sería «transfóbico» tener váteres segregados por sexo, por ejemplo.

  • Desdibujado de los términos: sexo y ‘género’

Los Principios de Yogyakarta no definen ninguna diferencia entre «género» (construcción social) y sexo (realidad material), esto significa que cuando alguien cambia de «género», también alcanza el estatus legal del otro sexo.

El documento parece alentar deliberadamente esta fusión de términos, posibilitada por el uso coloquial del término «género» como sinónimo de «sexo». En algunos lugares, los autores del documento revelan que, de hecho, son conscientes de la existencia del sexo como un concepto que difiere del «género», por ejemplo, cuando se refieren a la criminalización de las relaciones «del mismo sexo». Aquí, reconocen que solo las relaciones entre personas del mismo sexo están criminalizadas:

«Derogar todas las leyes que penalizan la actividad sexual consensuada entre personas del mismo sexo que superen la edad de consentimiento». (p.14, Principios de Yogyakarta, 2007)

Sin embargo, en otros lugares definen intencionalmente la homosexualidad como atracción hacia el mismo género en lugar de hacia el mismo sexo, con el fin de impulsar su propia agenda: reemplazar cualquier reconocimiento/documentación del sexo con el reconocimiento/documentación del «género» (autodefinido).

«Los Principios de Yogyakarta sustituyen el género, la comprensión fetichista masculina de lo que son las mujeres, por el término sexo y, por lo tanto, eliminan cualquier protección para las mujeres como una clase oprimida de personas basadas en el sexo biológico». (Jeffreys, 2018)

La palabra «género» se usa a menudo como si fuera un sinónimo de «sexo». Esta confusión oscurece el objetivo de los activistas de los «derechos trans» de reemplazar cualquier reconocimiento legal/documentación del sexo biológico con el reconocimiento legal/documentación de la «identidad de género» autodeclarada. Este cambio descartaría eficazmente la noción de derechos de las mujeres, en favor de los «derechos sexuales» de los hombres.

  • Borrado lésbico

Sheila Jeffreys señala que son principalmente los hombres los que hacen campaña por los derechos de «género» (es decir, los derechos sexuales de los hombres). Las mujeres que hacen la «transición», principalmente lesbianas, «son daños colaterales de lo que es mayoritariamente un movimiento de derechos sexuales de los hombres» (ibíd.).

Los Principios de Yogyakarta definen la homosexualidad como la atracción hacia el mismo «género» en lugar del mismo sexo, al tiempo que establecen que la palabra de un hombre (autoidentificación) es todo lo que se necesita para que legalmente sea considerado una mujer. Esto significa que un hombre con pene podría declararse lesbiana y presionar a las lesbianas para que le permitan entrar en sus espacios y comunidades; esto podría darle una amplia oportunidad de manipular a lesbianas jóvenes y/o vulnerables para que le otorguen acceso sexual a sus cuerpos.

Las mujeres que se enfrenten a este hombre y que digan que no es una lesbiana serían consideradas intolerantes «tránsfobas» y culpables de «discurso de odio», lo que podría tener consecuencias legales.

  • Análisis feminista de la opresión de la mujer calificado como una forma de prejuicio

Cuestionar la «identidad de género» de un individuo, como en el ejemplo anterior, es condenado por los Principios de Yogyakarta como una forma de prejuicio.

«Adoptar todas las medidas apropiadas, incluidos los programas de educación y capacitación, con miras a lograr la eliminación de las actitudes o comportamientos perjudiciales o discriminatorios relacionados con la idea de la inferioridad o la superioridad de cualquier orientación sexual o identidad de género o expresión de género.» (p.11, Principios de Yogyakarta, 2007).

Esta declaración refleja la redacción utilizada anteriormente en el documento, refiriéndose a la eliminación de «la idea de la inferioridad o la superioridad de un sexo», excepto que ahora, el término sexo ha sido reemplazado por «género».

El texto sugiere que es discriminatorio criticar la identidad de «género»/expresión de «género». Los comportamientos de «género» son considerados dañinos por las feministas y necesitan ser abolidos para que se logre la igualdad de las mujeres. Los Principios de Yogyakarta de hecho etiquetan el feminismo como «perjudicial» debido a su crítica de los roles sexuales (también conocido como «género»). El objetivo de erradicar tal «prejuicio» podría incluso usarse para justificar la criminalización del pensamiento/discurso feminista como «discurso de odio» contra un grupo supuestamente oprimido (hombres fetichistas).

  • Protección de los derechos sexuales de los hombres

Si hubiera alguna duda de que el objetivo principal de la sección de «identidad de género» de los Principios de Yogyakarta era proteger y promover los derechos sexuales de los hombres, las adiciones de 2017 (el Plus 10) disipan tales dudas.

Las exigencias de los Principios de Yogyakarta Plus 10 son aún más extremas.

Los Plus 10 abogan por:

-no tener una edad mínima para el «cambio de sexo» legal

-el derecho de las personas «transgénero» al anonimato en Internet

-el derecho a «preservar y recuperar la diversidad cultural» (por ejemplo, ¿matrimonio infantil?)

-el derecho a tener un «cambio de sexo» legal independientemente de las condenas penales.

El documento parece estar allanando el camino para el desarrollo de los «derechos de pedofilia». Se desconoce si los autores pretendían esto o no; sin embargo, sería ingenuo pensar que los pedófilos no se iban a dar cuenta de la facilidad con la que este documento podría usarse para justificar su fetiche: con el tiempo, la atracción sexual hacia los niños podría considerarse un componente de la «expresión de género» u «orientación sexual».

Extracto de los Principios de Yogyakarta Plus 10. (p.9, Los Principios de Yogyakarta Plus 10, 2017).

El Plus 10 también hace referencia a la «subrogación» en «El derecho a fundar una familia». La subrogación es uno de los 5 temas clave de OBJECT.

«El derecho a traficar con bebés y utilizar a las mujeres en la prostitución reproductiva ha ganado cada vez más aceptación como resultado de la promulgación y promoción de este mercado comercial de bebés por parte de los hombres homosexuales. La aceptación de la ‘subrogación’ deja claro que los Principios van sobre los derechos de los hombres y en contra de los derechos de las mujeres». (Jeffreys, 2018)

¿Qué influencia tienen los Principios de Yogyakarta en el derecho internacional?

Los Principios de Yogyakarta actualmente no tienen fuerza en la ley, aunque son influyentes. Sheila Jeffreys advierte que esta situación podría cambiar rápidamente y sin consulta pública.

El documento se considera una «buena práctica» en relación a los derechos humanos de las lesbianas, los gays y las personas «transgénero». Se cita cada vez más como justificación para la promoción de la autoidentificación de «género» y frases como «identidad de género» y «expresión de género» se están colando en el derecho internacional.

  • REINO UNIDO

El gobierno del Reino Unido ha abierto recientemente una consulta pública sobre los cambios propuestos a la Ley de Reconocimiento de Género (2004). Afirman que el derecho de las personas «transgénero» a cambiar su «sexo legal» aparentemente no está en debate: la consulta es simplemente sobre si hacer o no que sea más fácil/rápido para los hombres acceder a espacios solo para mujeres. Es vital que continuemos haciendo campaña contra este cambio para detener la implementación nacional de la autoidentificación de «género».

Un documento del Gobierno escocés cita los Principios de Yogyakarta y la Resolución 2048 (véase más adelante) como evidencia de que los certificados de reconocimiento de «género» deben actualizarse para permitir la autoidentificación de «género». (Gobierno escocés, 2017; citado por Jeffreys, 2018)

  • Europa

En marzo de 2018, el Parlamento de la UE adoptó un informe sobre los derechos fundamentales en la UE, que respalda la autoidentificación «de género»; denuncia la necesidad de criterios de elegibilidad (como la evidencia médica) para justificar la cirugía de «reasignación de género», pero afirma que dicha cirugía debe ser fácilmente accesible. (Parlamento Europeo, 2018; citado por Jeffreys, 2018)

Resolución 2048: Adoptada por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE) en 2015. Este documento también apoya la autoidentificación de «género». Sheila Jeffreys menciona que las resoluciones del APCE no tienen fuerza de ley, pero a menudo son adoptadas por la UE con el tiempo. (Asamblea Parlamentaria, 2015; citado por Jeffreys, 2018)

  • Internacional

Una resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU de 2016 se refiere a la discriminación basada en la «identidad de género», pero no define el término. (Naciones Unidas, 2016; citado en Jeffreys, 2018).

Muchas ONGs bien financiadas están haciendo campaña internacionalmente para promover la agenda de los activistas de los derechos sexuales de los hombres (bajo el disfraz de los derechos «LGBT»). ARC International es una ONG que hace campaña en apoyo de los derechos «LGBT»: fueron fundamentales en el desarrollo de los Principios de Yogyakarta. Están tratando de construir un apoyo global para los principios y han estado trabajando para influir en la ONU para que adopte el lenguaje de la política de «identidad de género».

Sheila Jeffreys destaca que los activistas de los «derechos trans» están asistiendo actualmente a la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer) y promoviendo su ideología. El poder de la convención se va a perder si el reconocimiento de las mujeres como una clase sexual se vuelve innombrable: la definición de «mujer» simplemente significaría cualquiera que se «identifique» como mujer.

«Si no se puede mencionar el sexo, entonces la mujer como categoría desaparece y el feminismo y la idea de los derechos de las mujeres no pueden existir». (Jeffreys, 2018).

¿Qué se puede hacer para resistir esta amenaza a los derechos humanos de las mujeres?

A nivel local y nacional, es importante que los grupos feministas/de derechos de las mujeres continúen creando conciencia sobre los daños de la ideología «transgénero» y las posibles ramificaciones de los cambios propuestos a la legislación nacional (por ejemplo, el GRA de 2004 (Gender Recognition Act, la Ley de Reconocimiento de Género del Reino Unido)).

Sin embargo, Sheila Jeffreys enfatiza la importancia de hacer campaña también a nivel internacional. Las organizaciones de «derechos trans» bien financiadas están haciendo oír su voz a nivel internacional, sin controversia.

Las sugerencias propuestas por Sheila son asegurar que aquellos de nosotros que nos oponemos a este movimiento de derechos sexuales de los hombres estemos representados en la CEDAW; también trabajar a nivel continental dentro de Europa, por ejemplo, presionando a los eurodiputados.

«Las organizaciones de derechos trans están asistiendo a la CEDAW actualmente para luchar por su lenguaje e intereses. Una cosa que las mujeres deben hacer es estar allí». (Jeffreys, 2018)

«En Europa, sugiero presionar a los eurodiputados, y al grupo de mujeres en el Parlamento Europeo y al Lobby Europeo de Mujeres». (Jeffreys, 2018)

OBJECT comenzará a elaborar estrategias para cooperar en el cumplimiento de estos OBJECTives.

Referencias

Jeffreys, Sheila. (2018) Imponiendo los derechos sexuales de los hombres en el derecho internacional de los derechos humanos. Presentado como discurso en el evento «We Need To Talk» de Venice Allan («Inconvenient Women») en el Ayuntamiento de Camden, Londres, el 13/06/2018. Transcripción disponible en http://drradfem.org/enforcing-mens-sexual-rights-in-international-human-rights-law/ Consultado el 24/07/2018.

Los Principios de Yogyakarta (2007) Consultado el 24/07/2018 de http://yogyakartaprinciples.org/wp-content/uploads/2016/08/principles_en.pdf

The Yogyakarta Principles plus 10 (2017) Consultado el 24/07/2016 de http://yogyakartaprinciples.org/wp-content/uploads/2017/11/A5_yogyakartaWEB-2.pdf

Lecturas adicionales

Brunskell-Evans, Heather. & Moore, Michele. Eds. (2018) Niños y jóvenes transgénero: nacidos en tu propio cuerpo.

Jeffreys, Sheila. (2014) Gender Hurts: A Feminist Analysis of the Politics of Transgenderism.

Hannah Harrison

Artículo original

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