
Se está hablando mucho sobre pronombres ahora mismo. Específicamente, pronombres ‘preferidos’. Esto normalmente quiere decir los pronombres que una persona preferiría que otra gente usara cuando esa persona es el tema del que esa otra gente está hablando.
‘Así es como quiero que hables de mí’.
Casi sin excepción, las personas que solicitan o exigen que otros hablen de ellas usando pronombres específicos, están pidiendo pronombres asociados con el sexo opuesto al suyo.
Es cuestión de educación. Una cortesía.
He oído a mucha gente decir que no les importa hacerlo, como una cortesía, aunque se necesita un poco de esfuerzo para hacer la gimnasia mental de percibir un sexo, pero usar constantemente pronombres del otro. Esa es una elección personal, y respeto las razones por las que algunas personas lo hacen.
También he oído a mucha gente decir que la que se niegue (generalmente dirigido a una mujer) es odiosa, mezquina, hostil y desagradable. Que «malgenerizar» es discurso de odio. Dicen.
Pero me niego a usar pronombres femeninos para hombres. Porque los pronombres son como Rohypnol.
Uno de los mayores obstáculos para frenar la estampida que está arrollando los derechos de las mujeres es el pronombre y el nombre preferido de «cortesía». La gente subestima seriamente el impacto psicológico para sí misma y para los demás de tal sumisión.
Los pronombres son como Rohypnol para las defensas de tu cerebro.
No te crees la afirmación absurda que acabo de hacer, obviamente. Tienes la fortaleza de mente para no dejarte influenciar por esas trivialidades, y yo me he equivocado. Entiendo. Ten paciencia.
Y prueba este experimento rápido.
1) El precio de USAR pronombres preferidos tú misma:
¿Has oído hablar de la PRUEBA STROOP?
Es un fenómeno psicológico muy conocido, «nombra el color». Un experimento rápido y sencillo donde tienes que decir el color de las palabras escritas que tienes delante. Así de simple. Excepto que la velocidad y la precisión de tus respuestas se ven muy afectadas por cualquier incongruencia entre el color que ves y la palabra real en sí misma.
Pruébalo AQUÍ, si te gustan los tests interactivos divertidos. Lleva menos de un minuto hacerlo. Compara la diferencia de tiempos entre la primera y la segunda parte del experimento.
Descubrirás que tienes que luchar conscientemente contra el conflicto de información que va a tu cerebro todas y cada una de las veces. Y te deja confundida, distraída, más lenta, frustrada y cansada.
Obligar a nuestros cerebros a ignorar la evidencia que ven nuestros ojos, ignorar un conflicto entre lo que vemos y sabemos que es verdad, y lo que se espera que digamos, nos afecta.
USAR pronombres preferidos hace lo mismo. Altera tu atención, tu velocidad de procesamiento, tu automaticidad. Es posible que te cree ansiedad. Prestas menos atención a lo que quieres decir, y más a lo que se espera que digas. Te ralentiza, te confunde, te hace menos reactiva. Y eso no es bueno.
2) El precio de ESCUCHAR o LEER pronombres preferidos de otros:
Prueba el siguiente experimento. Durante una semana, coge todos los artículos y comentarios transgénero que encuentres, y escribe los pronombres y sustantivos de forma que concuerden con su sexo, y revierte los nombres nuevos a sus nombres originales. Reescríbelos acorde con la verdad directa y luego léelos de nuevo. Puedes hacer este ejercicio sólo en tu cabeza, pero editarlo en una pantalla es mejor.
Convierte los pronombres femeninos de nuevo en masculinos; usa apellidos en lugar de nombres de pila, y convierte términos como «mujer trans» en «hombre».
Mejor aún, si conoces el nombre original del sujeto, úsalo, ya sea David, o Rhys, o Ashton, o Jonathan.
Una rosa con cualquier otro nombre olería igual de bien, ¿no? No debería importar. Nadie más va a resultar ofendido o afectado por este experimento privado. Es completamente entre tú y tu mente resiliente.
(Intenta que no te baneen de ninguna parte durante este experimento)
Vuelve a leer la versión traducida.
Si esos pequeños actos de sumisión a los pronombres preferidos fueran concesiones verdaderamente sin importancia, (aunque, mira arriba el potencial de baneo por evidencia de información contradictoria) dadas como cortesía a otros, sin consecuencias para ti o para otras mujeres, entonces este ejercicio privado no cambiará nada, no costará nada, no afectará a nadie. Te irás pensando, sí, ya me parecía, era preocuparse por nada.
Ejemplo de extracto de un artículo, con los pronombres corregidos acorde con el sexo masculino del agresor:
Después de todo, nada *debería* cambiar, ¿no, simplemente con la alteración de pronombres y nombres? Ya sabes el sexo real de la persona sobre la que estás leyendo. Los pronombres, masculinos o femeninos, no añaden ninguna información adicional. ¿Cómo pueden alterar tu percepción o influirte cuando ya conoces todos los hechos? Son irrelevantes, la concesión más fácil de hacer. No merecen consideración, son intrascendentes. ¿No?
Cognitivamente, deberías ser inmune a los efectos de tal travestismo lingüístico. Los pronombres son irrelevantes, por lo que los concedes fácilmente, porque no tienen poder para influirte, ya que ya lo ves todo con claridad. ¿No?
[Y te puedes confesar aquí, está bien. Es posible que ya pienses que la minoría de mujeres que se niegan a cumplir con los pronombres no son más que puñeteras que siempre llevan la contraria, que no piensan estratégicamente, que no saben cuándo dejar pasar las cosas, que probablemente sean extremistas. Que no se están haciendo a sí mismas ningún favor, que dañan su propia «causa», incluso. Poco razonables.]
Pero prueba el experimento. Traduce los pronombres y las referencias de vuelta al masculino. Inserta «nombres muertos» o usa apellidos. (Nadie lo sabrá excepto tú) Léelo por segunda vez. Y sé honesta contigo misma.
¿Te sientes diferente al leerlo de esta manera?
¿Reaccionas de manera diferente?
¿Cómo está tu nivel de ansiedad?
¿Estás más enfadada?
¿Te sientes más asustada?
¿Se te ha despertado tu sentido de la injusticia?
¿A qué nivel se han armado tus defensas naturales?
Puedes descubrir que, a pesar de ti misma, tienes una reacción visceralmente diferente a lo que está ante tus ojos.
Es la misma historia, son los mismos protagonistas, el mismo conocimiento básico.
Diferentes pronombres, diferente reacción.
Los pronombres son como Rohypnol.
Embotan tus defensas. Cambian tus inhibiciones. Ese es su fin. Has tenido la experiencia de toda una vida aprendiendo a estar alerta con «él» y relajarte con «ella». Por una buena razón. Esta respuesta instintiva te mantiene a salvo. Ni siquiera es algo consciente. Es como si tus pelos se pusieran de punta. Tu cerebro subconsciente te está ayudando a no ser devorada por el tigre que tus ojos aún no han visto.

Oscar probablemente no pretendía causar la respuesta instintiva que sus palabras provocaron en las mujeres.
Los pronombres incongruentes también hacen que tu cerebro trabaje mucho más; no sólo cuando los está usando, sino cuando los recibes como información. Estás trabajando constantemente para no perder el hilo en tu cabeza. ¿Hombre o mujer? ¿Cuál era? Concéntrate más. Ignora tus instintos, ignora tu reacción.
Y esa eres tú. Que ya estás al tanto de toda la información pertinente, ya estás alerta, ya sabes de qué va la historia, no se te escapa una.
Y todavía te afectan emocional e instintivamente los pronombres, los sustantivos y los nombres incongruentes. A pesar de tus esfuerzos por ser inmune. No eres inmune a este efecto. Puedes saber perfectamente el sexo real de una persona masculina y, sin embargo, aún reaccionarás de manera diferente si alguien lo llama ella en lugar de él.
Entonces, ¿cuál es el impacto en todas las que ni siquiera son conscientes todavía, que aún no han comprendido completamente lo que está pasando?
Los pronombres son Rohypnol.
Cambian nuestra percepción, bajan nuestras defensas, nos hacen reaccionar de manera diferente, alteran la realidad que tenemos delante de nuestros ojos.
Ese es su propósito. Atontarnos.
Nos confunden. Eliminan nuestras respuestas instintivas de seguridad.
Funcionan.
Si haces este experimento, aún puedes decidir aceptar o usar pronombres femeninos para personas masculinas, pero serás tal vez un poco más sabia y más consciente de la influencia que tienen en ti y en los demás. Esa es una elección que puedes hacer. Al menos ahora entiendes que puedes estar suprimiendo voluntariamente tu propia respuesta natural. Tus ojos están más abiertos.
Tal vez continúes traduciendo mentalmente los pronombres y nombres «preferidos» en tu cabeza a la realidad, como yo. Nos damos a nosotras mismas la mejor oportunidad de comprender la realidad de la situación que tenemos ante nosotras. Se vuelve más fácil con la práctica. Quiero que mis instintos estén lo más intactos posible.
Tal vez te encojas de hombros. Puedes vivir con este pequeño fenómeno. A ti no te funcionó, no lo ves.
Pero por favor. No juzgues tan duramente a aquellas de nosotras que nos negamos a someternos, nos negamos a acatar los pronombres preferidos. Tenemos buenas razones para ello, por nuestro propio bien y por el bien de las demás.
Los pronombres son Rohypnol.
Quiero estar alerta. Quiero que las demás estén alerta. Quiero que la gente vea la realidad, y quiero que esas reacciones instintivas que sentimos cuando algo anda mal, no se debiliten, no se emboten con este truco psicológico barato pero efectivo. Siento que me debo esto a mí misma, y desde luego, se lo debo a otras mujeres.
Y más que nada, se lo debo a las niñas. No quiero jugar ni el más mínimo papel en hacerles grooming para que ignoren sus instintos protectores naturales. Esos instintos están ahí por una razón. Para mantenerlas a salvo. Necesitan esos instintos intactos y agudos.
Y es por eso que no usaré pronombres preferidos.
Meterle Rohypnol en la bebida a alguien no es una cortesía.
Este es un artículo que invita a la reflexión y analiza el impacto psicológico del uso de pronombres preferidos. Se publicó primero en Mumsnet, pero banearon a la autora 7 días y borraron el artículo. Luego se publicó en Medium y fue borrado una vez más. Es importante que tengamos acceso a diferentes ideas y opiniones y todos necesitamos y merecemos la oportunidad de llegar a nuestras propias conclusiones sobre cuestiones como éstas.
Estamos encantadas de presentar este artículo como una publicación invitada, con el permiso de la autora. Fair Play For Women.
6 respuestas
muchas gracias Nuria!!!
Este es uno de mis favoritos, un abrazo, Ani.
Excelente! Gracias
Todo el mundo debería leer este artículo. Un saludo.
Un texto magnífico que nos confirma que las palabras no son inocentes. Gracias por la traducción.
Me parece uno de los artículos más necesarios de los que he leído hasta ahora. Un saludo, Juana.