M.A.R era M.A.R.NOLO, o la importancia del lenguaje

El día 20 leo en dos medios españoles que una mujer, con las iniciales M.A.R., había sido condenada a seis meses de cárcel y a pagar 3.850 euros a «una mujer trans» por publicar su foto de cuerpo entero con su nombre y llamarlo «maricón con tetas».  Para ser exactas: «Violeta Ferrer Micó, prototipo de «maricón con tetas». No soporta que yo sea una mujer y me tiene una inquina patológica».

No sé qué foto pondría del tal Violeta, pero aquí va una:

En ambos medios se otorgaba al travesti la palabra mujer, seguida unas veces de la coletilla «trans», que tanto se aplica a un adolescente con problemas mentales, como a un hombre que se excita con la idea de sí mismo haciendo una performance de lo que él entiende por mujer, como a un eunuco, y seguida otras veces de la palabra-trampa «transexual», que no significa nada porque los seres humanos no pueden cambiar de sexo.

Me esperaba el engaño; contaba con él, de hecho. No en vano traduje en su día un artículo que hablaba de la «guía de estilo» publicada por la «Asociación de Periodistas Trans». Entre sus recomendaciones, está «Evita los términos «género biológico», «sexo biológico», «mujer biológica» u «hombre biológico». Estos términos son inexactos y a menudo ofensivos». También «desaconseja a los escritores marcar a las personas transgénero como «identificadas como» cualquier género con el que se identifiquen: «Este lenguaje cuestiona el género de una persona trans llamándolo una «identidad» en lugar de simplemente afirmar que alguien no es binario o no es hombre/mujer». En todos los casos, la guía parece aconsejar a los periodistas a nunca identificar a una persona como trans, a no ser que sea en una noticia con connotaciones positivas«.

Que estaba sobre aviso, vaya. Así que leí ambas noticias contando con que hubiera falsedades, porque así está el periodismo actual, y los medios de comunicación españoles, salvo honrosas excepciones (El Común me viene a la mente), están todos bajo el yugo queer, por ideología o por dinero.

Aquí está El Periódico:

Aquí Confilegal:

Lo de «mujer trans» y «mujer transexual» era fácil de traducir: travesti. Para asegurarme de que «la mujer» era, de verdad, una hembra humana adulta, se me ocurrió irme a las citas. Una supone que lo que está entre comillas es una transcripción palabra por palabra de las declaraciones o los escritos de la persona o institución que se cita. Pensé, ingenua de mí, que aunque los periodistas mintieran al llamar mujer a un hombre y al utilizar los pronombres contrarios para referirse a él, las instituciones públicas tienen que ser exactas.

Así que presté especial atención a las citas.

Este es un artículo de Newtral, de marzo de 2022:

Aquí hay una cita de la Unidad de Investigación de Radicalismos en la Red de los Mossos d’Esquadra, donde hablan de «la investigada»:

Y aquí Isaac Guijarro, de Olympe Abogados, habla también de «la investigada»:

La prueba definitiva sería la sentencia, pero no hubo juicio porque las dos partes, la acusación y la defensa, llegaron a un acuerdo. Es lo que se llama una sentencia de conformidad, cuando el acusado muestra su conformidad y acepta los hechos delictivos que se le imputan.

Con las pruebas que tenía, escribí la noticia para Reduxx, dando por sentado que «la investigada» era una mujer. Un poco más tarde, empiezo a recibir mensajes de compañeras (a las que desde aquí doy las gracias), porque eldiario.es acababa de sacar un artículo en donde se puede leer que «la investigada» era en realidad un eunuco, un hombre que se dice trans que se hizo cortar los genitales en un intento de parecerse a una mujer. Parece que los dos hombres se conocían, que había animosidad entre ellos, y que M.A.R. se consideraba trans de verdad, o trutrans, por haberse cortado la polla, a diferencia de «Violeta», que era un trans de mentirijillas, o faketrans, porque no pasó por quirófano.

Hablé inmediatamente con la editora, borramos los tuits con la noticia, enmendamos el error y dimos una explicación.

Hay compañeras que tienen teorías muy interesantes de lo ocurrido:

Otras se lo pasaron en grande:

Otras son muy sospechosas, y con razón:

Otras acuñan términos maravillosos:

Otras no pueden parar de reír ante el sinsentido:

Otras ponen el dedo en la llaga:

Otras lo resumen perfectamente en tres frases:

Yo, como siempre, dejo los análisis sesudos para las compañeras más preparadas, sólo intento contar lo que pasó, expresar mi frustración ante el sinsentido que estamos viviendo y reiterar la importancia del lenguaje.

En palabras de Jennifer:

La propiedad pertenece al propietario. Si el notario añade un nombre al título de propiedad de tu casa, ya no eres la propietaria.

Eso es justo lo que hacen los ladrones. Cambian el título de propiedad de tu casa. Es siniestro porque es efectivo.  

Eso es lo que hace TWAW (la mujeres trans son mujeres, en sus siglas en inglés). Cambia el nombre en el título de propiedad.

Y dado que la frase es que las mujeres trans son mujeres y las mujeres son mujeres cis, las «mujeres trans» se hacen con el lugar destacado y predominante en el título. Las mujeres son solo mujeres cis. Un subconjunto. Actrices secundarias. Sin ningún derecho. Se ha entregado el control total. 

Compañeras, luchemos por conservar nuestro lenguaje. Si lo perdemos, perdemos la forma de luchar por nuestros derechos.

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8 respuestas

  1. Me ha recordado al caso del travesti asesino de otro travesti y que pasó de serlo a ser un crimen de odio de un hombre a una mujer, la prensa por supuesto hizo el juego del cambiazo tras los comunicados de los cultistas queer transplicandoles cómo debían esconder la realidad

    1. Y la tasa de crímenes de mujeres se ha disparado, ahora las «mujeres» también son violadoras y pederastas. Que nos mientan a la cara debería ser un crimen.

  2. Mas allá de que mueva a risa, que lo hace en el patetismo de la acusación, yo mataría por conocer las caras y comentarios de las señorías que se han visto obligadas a aplicar esta ley imposible. Pero más acá, lo preocupante derivado va a ser el aumento de delitos atribuidos a las mujeres. Estadísticamente irrelevantes, como el colectivo trans, pero dará argumentos a la misoginia rampante. Como si los necesitaran. Gracias, Irene Montero. Las feministas no olvidamos.

      1. Es cierto, gracias por la corrección, lo de la lectura vertical…sorry!
        (y ya puestas a mirar caras, las de los abogades…¿cómo van???)

  3. Permitir que se llame «mujer» a un hombre es una de las mayores canalladas que se han legislado en la reciente historia de la democracia en España. Lo que comentas en el artículo es una de las consecuencias. A partir de ahora los hombres seguirán apareciendo mayoritariamente en los temas positivos y más valorados por la sociedad. Pero cuando se trate de los negativos se convertirán mágicamente en «mujeres trans», o sencillamente en «mujeres» sin más.

    1. Exactamente eso. Yo no sé cómo podemos derogar esa ley, ni si es posible, pero tenemos que intentarlo por todos los medios. La palabra mujer no significa nada si incluye a los hombres.

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