Una víctima del atentado terrorista de Mannheim (Alemania) ha sido condenada por incitación al odio contra el islam.
A principios de año, el activista y bloguero Michael Stürzenberger fue víctima de un atentado islamista por sus duras críticas al islam. Ahora, seis meses después, ha sido condenado por incitación al odio y multado por un tribunal regional de Hamburgo, también por sus duras críticas al islam.
En mayo, un ex refugiado afgano atacó a Stürzenberger y a otras seis personas durante un mitin organizado por el grupo de campaña de Stürzenberger, Pax Europa, en Mannheim, al suroeste de Alemania. El incidente se saldó con un policía muerto, Stürzenberger gravemente herido -necesitó varias operaciones en la cara y la rodilla- y un país conmocionado.
La condena de Stürzenberger por incitación no está directamente relacionada con los incidentes de Mannheim. Se refiere, en cambio, a las declaraciones que hizo en un mitin en Hamburgo en 2020. En un principio, fue declarado culpable de incitación al odio y condenado a seis meses de prisión en un tribunal de Hamburgo en septiembre de 2022, pero apeló la condena. El mes pasado, el tribunal confirmó el veredicto original, pero redujo su condena a una multa de 3.600 euros.
Según los informes, se le redujo la pena porque desde entonces había sido víctima de un intento de asesinato. Otro factor atenuante fue que no había pronunciado ningún discurso público desde el ataque de Mannheim.
El caso Stürzenberger muestra lo peligrosas, intimidatorias y antidemocráticas que son las leyes alemanas contra la incitación al odio. Sería difícil encontrar un país en Europa Occidental que restrinja la libertad de expresión tan radicalmente como lo hace Alemania, especialmente cuando se trata de criticar al islam. De hecho, las élites alemanas consideran que las críticas al islam son un acto de extremismo de derechas que debe ser censurado.
Esta es la razón por la que Stürzenberger, conocido por su postura antiislamista, ha sido objeto de tanto escrutinio por parte de las autoridades y los principales medios de comunicación. Ya en 2014, Der Spiegel publicó un artículo sobre Stürzenberger y otros en el que criticaba su «retórica antiislamista» y se preguntaba «si es hora de un nuevo tipo de legislación sobre los delitos de odio».
No cabe duda de que Stürzenberger puede ser ofensivo. Él afirma que sus críticas sólo se aplican al «islam político», que califica de amenaza para la democracia y de ideología que oprime a las mujeres. Pero también ha comparado partes del Corán con el Mein Kampf de Hitler y, aunque afirma que no todos los musulmanes son violadores, ha hablado de «miles de mujeres» que han sido agredidas sexualmente por musulmanes del norte de África y Arabia.
Sin embargo, estas declaraciones no justifican la dura persecución legal a la que se ha enfrentado Stürzenberger. Es difícil evitar la impresión de que las élites políticas y mediáticas alemanas se han cebado con él por su temor al populismo de derechas. Es decir, temen que sus críticas al islam alimenten aún más el auge de la derecha populista. Al fin y al cabo, Stürzenberger da voz al escepticismo y rechazo de muchos alemanes a la inmigración masiva procedente de países de mayoría musulmana.
De hecho, hace más de una década, el entonces alcalde de Múnich manifestó su preocupación por el hecho de que Stürzenberger pronunciara sus discursos en un contexto de aumento del apoyo a la derechista Alternativa para Alemania (AfD). Afirmó que los populistas estaban tratando de atraer a la gente a través de la retórica anti-islam.
Parece que las élites alemanas han respondido intentando reprimir las críticas al islam. Esta determinación de censurar a los críticos del islam, y, por tanto, de suprimir el auge populista, se reflejó en la cobertura de los ataques terroristas de Mannheim por parte de los principales medios de comunicación. Se negaron a caracterizar a Stürzenberger como víctima, a pesar de la gravedad de sus heridas. Un artículo del periódico liberal de izquierdas taz se limitaba a informar que «el bávaro Michael Stürzenberger lleva años agitando contra el islam [y] ahora ha sido gravemente herido con cuchillo». En otras palabras, él se lo buscó.
Es difícil evitar la aterradora conclusión de que tanto los terroristas islamistas como las autoridades alemanas comparten un objetivo similar. Ambos quieren silenciar a los críticos del islam. Sólo que mientras el terrorista islamista quiere silenciar a Stürzenberger mediante la violencia, las autoridades intentan hacerlo a través de la ley.
Ambos envían una escalofriante advertencia a todo el mundo: criticar al islam en Alemania puede acarrearte graves problemas.
2 respuestas
Hola, de nuevo muchas gracias por traducir estos interesantes artículos y facilitarnos tanto leerlos del tirón.
Vaya aviso para navegantes que da lo que le ha pasado Stürzenberger. Aquí vamos por el mismo camino.
Cuando por fin las mujeres casi nos liberamos de las imposiciones religiosas propias de occidente aparecen en Europa las musulmanas.
En España esta semana la Unión de Comunidades Islámicas de España «aboga por modificar los Reales Decretos y Órdenes ministeriales que regulan el funcionamiento de las escuelas de Infantil y Primaria y los institutos de Secundaria para que se permita el acceso con «prendas para la cobertura del cabello» y que el servicio de comedor facilite que los usuarios «puedan respetar la alimentación de su respectiva confesión»» además de pedir más profesores de religión musulmana.
Ya hay colegios que han sido denunciados por islamofobia por no permitir que las niñas vayan con velo en clase. En la mayoría de los centros esto se permite como muestra de una supuesta «tolerancia», a costa de los derechos humanos de esas niñas. Ya empieza a haber mujeres veladas también en atención sanitaria y educativa, dando «ejemplo». En Europa sus comunidades las permiten estudiar y ser profesionales, por ese sentido utilitarista con el que se nos trata a las mujeres en todas partes, pero claro, siempre que mantengan el recato del pañuelo y a a ser posible que sean ellas las defensoras del mismo.
Si estás o te manifiestas en contra, eres intolerante. Tal y como afirma en sus estudios el observatorio Ikuspegi de la inmigración de la Universidad del País Vasco, que cada año, usando dinero público, pregunta a una muestra de población vasca qué le parece que las mujeres inmigrantes del País Vasco muestren “diversas formas de vestir”, como son para ellos llevar burka, nicab, chador, burkini o hiyab.
Para mí, defender o acallar la crítica a cualquier religión o defender que las mujeres lleven estas vestimentas, ni es feminista ni es de izquierdas y es otra «prueba del algodón» para comprobarlo.
Un abrazo.
Gracias, María, por tu comentario tan interesante. Me frustra mucho que no vean el peligro, sobre todo las mujeres, y no lo entiendo, cuando está clarísimo. Es como un botón que les nubla el raciocinio cuando se trata de otras culturas. Lo racista me parece eso: diferentes varas de medir según la religión o la cultura o lo que sea. Las leyes deberían ser para todos igual.