Un grupo de periodistas trans que asesora a los medios de comunicación sobre cómo cubrir temas relacionados con las personas trans ha publicado una guía de estilo que anima a los medios de comunicación a no publicar historias sobre criminales trans, censurar a los detransicionadores y borrar todas las referencias al sexo biológico.

La Asociación de Periodistas Trans, que se estableció en 2020, anunció su guía de estilo a sus 14.5k seguidores en Twitter en octubre, pero el documento ha estado disponible desde el comienzo de la organización, y aparentemente tenía un gran alcance en muchos medios de comunicación.

Anunciando la guía de estilo como «una herramienta que los periodistas, editores y otros creadores de medios pueden usar para comenzar a mejorar la cobertura trans», el documento pretende asesorar a los periodistas sobre cómo ser «respetuosos» con las personas trans en sus informes, pero se desvía hacia el territorio de la propaganda con algunas de sus recomendaciones que niegan la realidad.

En una sección, titulada «guía acerca de cómo cubrir la desinformación y odio anti-trans», la TJA anima a los medios de comunicación a evitar la cobertura de ciertos temas, incluida la destransición, en la que una persona suspende la transición de género, que según la TJA ha sido «exagerada», así como «sensacionalizada y se le ha dado una cantidad desproporcionada de peso en los medios».

La asociación también anima a los medios de comunicación a «evitar dar una plataforma a las TERF o las llamadas «feministas críticas de género», y continúa diciendo que «al informar sobre grupos marginales y grupos de odio, en lugar de llamarlas TERF o feministas críticas de género, usad lenguaje como tránsfobo, anti-trans, etc. Evitad referiros a alguien como feminista cuando está difundiendo odio anti-trans».

Más escandaloso aún, la TJA alienta a los escritores a evitar cualquier publicidad negativa dirigida a criminales transgénero. En la sección titulada «orientación sobre la cobertura respetuosa», la TJA establece que los periodistas deben tener en cuenta las consecuencias para una persona trans de que se divulguen sus antecedentes penales, escribiendo «publicar dicha información rara vez es de interés público», y que los periodistas deben «considerar suprimir una historia si no hay alternativas».

La guía de estilo termina con una lista de términos, incluidos algunos marcados como «evitar». Entre ellos, cualquier referencia al sexo biológico: «Evita los términos «género biológico», «sexo biológico», «mujer biológica» u «hombre biológico». Estos términos son inexactos y a menudo ofensivos».

A pesar de rechazar el concepto de sexo biológico, la TJA también desaconseja a los escritores marcar a las personas transgénero como «identificadas como» cualquier género con el que se identifiquen: «Este lenguaje cuestiona el género de una persona trans llamándolo una «identidad» en lugar de simplemente afirmar que alguien no es binario o no es hombre/mujer». En todos los casos, la guía parece aconsejar a los periodistas a nunca identificar a una persona como trans, a no ser que sea en una noticia con connotaciones positivas.

Como reacción a las recomendaciones de la guía, la prolífica periodista y escritora feminista Jo Bartosch dice que la Asociación de Periodistas Trans está socavando la fe en la prensa.

«¿Cómo podemos [los periodistas] hacer nuestro trabajo y tratar de que los que están en el poder rindan cuentas cuando se nos dice que la verdad es ofensiva o indescriptible? Esta guía es un vergonzoso asalto a la libertad de expresión, la integridad periodística y el derecho del público a que se le diga la verdad».

Bartosch señala el incidente de Wi Spa como un ejemplo de periodistas que eluden su responsabilidad de decir la verdad. Cuando la noticia apareció por primera vez, los periodistas se apresuraron a poner excusas por la presencia de un hombre en el vestuario de mujeres en un spa coreano, para descubrir más tarde que el hombre era un delincuente sexual en serie.

«El primer deber de un periodista es para con la verdad; es imperativo que comuniquemos los hechos a nuestros lectores». Bartosch dice: «Y sin embargo, desde la cobertura del incidente de Wi Spa hasta los hombres en los deportes femeninos, muchos medios están sacrificando este valor fundamental para aplacar lo que es un movimiento de misóginos enfadados y dementes».

Bartosch termina diciendo que «espera que la mayoría de los editores y periodistas la tiren a la basura [la guía de estilo] por ridícula», pero hay algunos indicios de que la Asociación de Periodistas Trans tiene una buena cantidad de alcance mediático.

La TJA afirma que tiene una «estructura de liderazgo no jerárquica», pero cuenta en su comité organizador con nombres como Cassius Adair, profesor asociado visitante en la Universidad de Nueva York; Gillian Branstetter, un hombre identificado como trans que trabaja en el Centro Nacional de Derecho de la Mujer; Jess Kung, asistente de producción no binario en NPR; y Emily VanDerWerff, que ha escrito para Vox, The Guardian y Lost Angeles Times.

En marzo, Jon Pike, profesor titular de Filosofía del Deporte de la Open University, vio como uno de sus artículos sobre hombres transidentificados en deportes femeninos había sido editado sin su consentimiento para cumplir con la guía de estilo de TJA.

La guía de la Asociación también fue anunciada como un recurso periodístico clave por AJ + a sus 1.2 millones de seguidores de Twitter en diciembre de 2020.

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