Dejemos de darles voz a las personas que se apropian del sexo opuesto.

No tenía pensado publicar esto en mi blog, ni hoy ni nunca. Hace poco escribí sobre tener una línea de base coherente con respecto a las tácticas dentro del movimiento pro-realidad, que lucha contra la deconstrucción del sexo humano. Pensé que ya había terminado. Vive y deja vivir. Puedo hacer sugerencias, pero no puedo exigir que la gente adopte estrategias específicas.

Algo que sucedió esta mañana (hablaré de ello más tarde) me hizo volver a visitar mi última publicación en el blog y escribir esta. He estado intentando aceptar la situación durante meses, tratando de adaptarme a la decepción que siento con algunas personas que se llaman a sí mismas críticas de género, o que son parte de un movimiento que se ha conocido como crítico con el género. Llamar crítico con el género a un movimiento por la realidad no es una buena estrategia. Fue una reacción a la narrativa corporativa de la «identidad de género». No estaba bien pensado. Yo uso pro-realidad porque la realidad es lo que estamos defendiendo. Algunos activistas pro-realidad están apoyando a individuos, de innumerables maneras, que cosifican la anatomía sexual humana, que la tratan como partes que pueden apropiarse para su propio uso, con facsímiles médicamente diseñados. Incluso si son víctimas de un sistema codicioso, no tienen nada que ver ni de lejos con el movimiento pro-realidad ni con los que estamos a la vanguardia luchando contra ese sistema, no públicamente. No somos misioneros, somos activistas.

Las personas que se llaman a sí mismas «trans» se aferran a un sistema que los pro-realistas están tratando de derribar: una industria que está deconstruyendo el sexo reproductivo con fines de lucro. Continuar dándoles voz a estos individuos, discutir sus fetiches, sus problemas de identidad, cómo llegaron a estar donde están, nombrarlos representantes del movimiento pro-realidad, usar los dictados corporativos de nuevos pronombres, todo mientras el estado destruye el sexo humano real, parece una locura (porque lo es) y nunca nos ayudará a exponer lo que está sucediendo. Apoya una ilusión corporativa. La «identidad de género» es un enfoque corporativo. Responder a este enfoque con una discusión interminable sobre la «identidad de género» no nos va a llevar a ningún lado. Exponer a la industria detrás de esto es crucial. Nombrar la realidad de manera consistente es crucial. NO PODEMOS TENER realidad y aferrarnos a una ilusión al mismo tiempo. La realidad ganará al final, pero el daño incurrido mientras tanto es tan espantoso que no quiero ni pensar en ello.

Llevamos casi una década en la guerra contra la realidad. Aunque algunas personas están empezando a comprender que el escarnio público de las mujeres, el borrar nuestro lenguaje, el quitar nuestros derechos y la mutilación de los niños, podrían tener más que ver con los beneficios económicos que con la identidad o los derechos humanos de los marginados, la mayoría de las personas están todavía lejos de darse cuenta. Es nuestra responsabilidad como activistas ayudarlos a verlo. Pero muchas de nosotras que decimos resistir este golpe corporativo que es la industria del género, todavía estamos dando voz y apoyando públicamente a personas que son la manifestación viviente de ello.

Sé por haber vivido con un psicoterapeuta durante varios años, que la mayoría de las personas que van a terapia no quieren cambiar. Quieren ser apoyados en su neurosis. Por lo general, van a luchar para aferrarse a sus problemas a medida que el terapeuta intenta arrojar luz sobre cómo son problemas autoinducidos o que podría haber un mejor enfoque para enfrentarlos. El paciente, al menos inicialmente, no quiere aceptarlo. Se llama resistencia. Cuando miro a mi alrededor en el movimiento pro-realidad de hoy, veo mucho esto. Queremos luchar contra la industria del género que hace picadillo a los derechos de las mujeres y los cuerpos de los niños, pero queremos aferrarnos a nuestros amigos «trans» y llamarlos por sus pronombres preferidos en público.

Después de ver un episodio esta mañana de la YouTuber, Karen Davis, diseccionando un video de cuatro mujeres haciéndose pasar por hombres que han sido destacados por varios grupos del movimiento pro-realidad, hablando sobre hombres que actúan su interpretación de mujer y sus fetiches sexuales, empecé a pensar que estaba alucinando. La disección de este absurdo se produjo inmediatamente después de meses y meses de otros absurdos similares que abundan en esta gran mezcla de personas que intentan mantener la línea de la realidad, contra los gángsters que están demasiado por delante de nosotros y que tratan de robarla. Para cuando terminó la disección de Karen de esta farsa, comencé a sentir como si estuviera en una gran sesión de terapia grupal y todos hubiéramos tomado hongos de psilocibina antes de que comenzara la sesión.

Karen Davis no lleva en este movimiento mucho tiempo. Ha venido con ojos frescos y ha estado examinando nuestro movimiento con una mirada excepcionalmente perceptiva y crítica. Al principio me preguntaba si estaba siendo muy dura, pero a medida que continuaba impávida a pesar de la avalancha de insultos que estaba recibiendo por revelar la hipocresía que ocurría dentro, comencé a aplaudir su forma decir la verdad y su sentido del humor al estilo del salvaje oeste ante lo absurdo que era todo. Es justo lo que necesitábamos. Nuestra anclaje al mundo va a quedar muy pronto en ruinas si no dejamos de aferrarnos a lo que nos está matando. La siguiente generación de niños no sabrá ni quiénes ni qué son. La abolición del sexo, una agenda corporativa ya en marcha, descrita extensamente en el nuevo libro de mi amiga, Kara Dansky con el mismo título, se está impulsando rápidamente en todo el mundo. Ya está integrado en el mercado y la ley, pero nadie quiere cambiar tácticas o comportamientos ineficaces. Bueno, no parece que nuestra terapeuta vaya a desaparecer. Apuesto a que Karen Davis va a seguir arrojando luz sobre lo que está sucediendo aquí, por lo que nuestra mejor opción es ponernos a trabajar y comenzar a cambiar parte de nuestro comportamiento antes de volvernos locos.

Odio suplicar, pero lo haré si funciona. Le suplico a la gente que deje de apoyar a las personas que interpretan el sexo opuesto, o ningún sexo, en público mientras sean activistas contra la negación de la realidad. No estáis ayudando. Dejad de llamarlos geniales y encantadores, dejad de discutir sus parafilias con nosotros. No nos importa. Dejad de usarlos como accesorios de vuestro postureo ético en vuestras empresas. Dejad de decir que solo importa el drogar y mutilar a los niños: los adultos pueden hacer lo que quieran. Nadie es «transgénero». Es una ilusión maligna. Es una marca corporativa para identidades médicas estratégicamente inventadas y posicionadas para una eventual toma de control tecnológico de la reproducción sexual humana. Esto va a cambiar qué y quiénes somos como especie. Todo esto es propaganda corporativa. Todo.

Las personas con trastorno de integridad de la identidad corporal (BIID), que quieren que les amputen las extremidades porque creen que nacieron en el cuerpo equivocado, no tienen desfiles ni adulación pública por discutir su deseo de automutilación y / o parafilia. No salen en las portadas de revistas. No hay reality shows, un sinfín de apoyos y no tienen movimiento de derechos humanos. Hay una razón para esto. No hay tratamientos hormonales de por vida y operaciones interminables, no hay huesos frágiles, riesgos de enfermedad cardíaca o accidentes cerebrovasculares que resultan de tomar bloqueadores de la pubertad y hormonas sexuales cruzadas. Las personas que buscan que les corten las extremidades no necesitarán Big Fertility para reproducirse porque han sido esterilizadas por el «tratamiento» para su disforia. Todo eso se acaba con una operación y su sexo se deja intacto.

Aunque el dolor de la disforia para las personas con BIID aparentemente no es menos real que para las personas que están obsesionadas con la extirpación de sus genitales, BIID no es muy rentable para el complejo tecno-médico. Los médicos son tan categóricamente reacios a extirpar extremidades porque va en contra de su lema de «lo primero es no hacer daño», que casi nunca sucede, y no oímos hablar de BIID. No ha habido una larga campaña de propaganda de BIID saturando todos los medios de comunicación (medios que están controlados por el complejo tecno-médico e impulsados a las instituciones médicas). En consecuencia, tampoco hay contagio social. No hemos visto surgir cientos de clínicas en todo el mundo, en el espacio de menos de una década para «tratar» BIID y extirpar extremidades.

Cuando la fijación le sucede a una parte del cuerpo que deja intacta la raíz de la humanidad de las personas, no se eleva al nivel de sacrificio religioso como lo es la mutilación del sexo. Aquellos que rechazan la locura de la amputación de piernas para tratar los sentimientos no son tratados como herejes religiosos. La comunidad médica sabe que la amputación podría no ayudar y que una vez hecha, es demasiado tarde para volverse atrás. La fijación en la disforia sexual y en tratarla con operaciones y medicamentos que atacan la raíz de la humanidad de una persona es hacer una ofrenda religiosa sacrificial a partir de un ataque a la humanidad misma. El complejo tecno-médico se ha convertido en nuestra iglesia. No podemos detener esto si seguimos capitulando ante él.

De verdad que no me importa a quién quieres o con quién quieres pasar el rato en el bar. De verdad que no. No odio a los que han decidido tomar hormonas sexuales cruzadas ni a los que decidieron amputarse el sexo. Me doy cuenta de que muchos son víctimas. Los niños atrapados en esto son víctimas. Muchos también son depredadores. Todos ellos son como el resto de nosotros: hombres o mujeres. Nadie nace en el cuerpo equivocado. No hay unicornios, ni polvos mágicos, ni personas «transgénero», ni un tercer sexo, y no hay Papá Noel. No hay cura para las mentiras en las que nos estamos ahogando, excepto enfrentarnos a ellas con la verdad.

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2 respuestas

  1. Que fuerte este artículo, transmite exactamente esa sensación de impotencia por la avanzada de la cuestión transgenero a nuestro alrededor y cómo reaccionar contundentemente sin quedar sumergida en ese inframundo que no están imponiendo, cómo mantenernos intactas ante tanta locura.

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