Podría firmar una orden ejecutiva ya en su primer día de vuelta a la Casa Blanca, que obligaría a 15.000 personas a dejar sus puestos
Donald Trump está planeando una orden ejecutiva que supondría la expulsión de todos los miembros transgénero del ejército estadounidense, según fuentes de Defensa.
La orden podría llegar en su primer día de regreso a la Casa Blanca, el 20 de enero. Se cree que hay unos 15.000 militares en activo que son transgénero. Serían dados de baja por motivos médicos, lo que determinaría que no son aptos para el servicio.
También supondría el veto del ingreso de personas trans en el ejército y llegaría en un momento en que casi todas las ramas de las fuerzas armadas estadounidenses no son capaces de cumplir con los objetivos de reclutamiento.
Trump, de 78 años, ha arremetido contra las prácticas «woke» en el ejército, afirmando que algunos oficiales de alto rango están a menudo más interesados en la diversidad, la equidad y la inclusión que en planificar una batalla.
Se espera que el veto tenga un alcance mayor que una orden similar dictada durante su primer mandato, cuando Trump impidió que las personas transgénero se alistaran en las fuerzas armadas, pero permitió que las que ya estaban en servicio conservaran sus puestos. El presidente Biden revocó la orden, pero esta vez incluso aquellos con décadas de servicio serán apartados de sus puestos, según varias fuentes.
«Estas personas se verán obligadas a irse en un momento en que el ejército no es capaz de reclutar suficiente gente», dijo una fuente familiarizada con los planes de Trump. «Sólo el Cuerpo de Marines está alcanzando sus cifras de reclutamiento y algunas de las personas que se verán afectadas ocupan puestos muy altos».
Según el Pentágono, las políticas de privacidad dificultan contabilizar el número de personas trans en servicio activo, pero alrededor de 2.200 miembros del servicio habían sido diagnosticados con disforia de género en 2021, cuando se levantó el primer veto de Trump. En el ejército hay alrededor de 1,3 millones de personas en servicio activo.
Se cree que hay miles de miembros más entre el resto del personal que se identifican como transgénero.
Las organizaciones benéficas militares que lucharon contra el veto trans durante el primer mandato de Trump están al tanto de que la administración entrante planea una medida similar.
«En caso de que se aplique un veto trans desde el primer día de la administración Trump, se socavaría la disponibilidad de las fuerzas armadas y se crearía una crisis aún mayor de reclutamiento y retención, por no mencionar la señal de vulnerabilidad a los adversarios de Estados Unidos», dijo Rachel Branaman, directora ejecutiva de Modern Military Association of America, que hace campaña en nombre del personal militar LGBTQ + y los veteranos.
«Dar de baja abruptamente a más de 15.000 miembros del servicio, especialmente teniendo en cuenta que los objetivos de reclutamiento del ejército se quedaron cortos en 41.000 reclutas el año pasado, añade cargas administrativas a las unidades de batalla, daña la cohesión de la unidad y agrava las brechas de habilidades cruciales», ha dicho. «Habría un costo económico significativo, así como una pérdida de experiencia y liderazgo que tardará posiblemente 20 años y necesitará miles de millones de dólares en poderse reemplazar».
Trump ha nominado a Pete Hegseth, de 44 años, como su secretario de Defensa. El presentador de Fox News y ex mayor de la Guardia Nacional de EE. UU. ha arremetido públicamente contra el liderazgo «débil» y «afeminado» en el ejército y ha argumentado en un libro reciente que «el próximo comandante en jefe tendrá que hacer una buena limpieza».
También ha afirmado que la atención médica al personal transgénero es una extravagancia que el Pentágono no puede permitirse, y ha añadido que centrarse en los problemas que sólo afectan a un pequeño número de militares es un ejemplo de «locura trans».
Las personas trans que ya sirven en el ejército afirman que, además de causarles importantes dificultades personales, un nuevo veto sería desastroso para las fuerzas armadas.
«Hay muy pocos miembros de mi campo profesional con esta experiencia y, en caso de una contingencia a gran escala, sería difícil sustituir el nivel de experiencia que yo aporto», afirmó un suboficial de las Fuerzas Aéreas estadounidenses en activo, que prefirió no dar su nombre.
Paulo Batista, analista transgénero de la marina estadounidense, afirmó que este veto no sólo pondría fin prematuramente a su carrera, sino que causaría trastornos en todas las fuerzas.
«Me quedan cuatro años de contrato», dijo. Pero si expulsan a 15.000 de nosotros -hay más, pero esa es la cifra que siempre se menciona-, son 15.000 puestos de mando, cada uno de los cuales desempeña un papel vital».
«Hay desde personal subalterno hasta oficiales de alto rango. Si expulsas a uno de nosotros, significa que otros tienen que substituirlo. Estos puestos podrían tardar meses o incluso años en cubrirse».
Batista desestimó otro argumento esgrimido por quienes se oponen a que las personas trans sirvan en el ejército: que el Pentágono tiene que sufragar los crecientes costes del tratamiento de la disforia de género.
«No se gasta dinero, es sólo atención continuada», dijo. «Las personas que se alistan sólo tienen una ligera deficiencia hormonal, pero la perspectiva más amplia es cuántas más personas se van a ver afectadas. Echar a esos 15.000 afectaría a toda la flota, a todo el batallón. Es todo el mundo».
Se contactó con los portavoces de Trump, pero declinaron hacer comentarios.
2 respuestas
yo deseo fervientemente a que llegue a prohibir encarcelar a varones en prisiones federales femeninas, porque ahí sí se constataría que los derechos de las mujeres valen!
Es una de mis pesadillas, hombres encerrados con mujeres indefensas. Espero que esto sea sólo el comienzo.