Los adolescentes piensan que las hormonas sexuales cruzadas son una forma inofensiva de expresarse.
Mi hijo no sufre de disforia de género ni piensa que está en el cuerpo equivocado. Sin embargo, tiene una idea fijada en la mente… quiere ser mujer. ¿Su razonamiento? Porque sí, y porque no quiere encajarse en estereotipos de género.
Ah, y también porque se siente más femenino que masculino porque le gustan las comedias románticas y el porno lésbico. Bastante lógico y con mucho sentido, ¿verdad?
Como parte de este deseo de ser mujer, mi hijo está deseando poder vivir la experiencia de tomar hormonas, de la misma forma que en mi juventud queríamos probar el ácido o los hongos mágicos.
Ni siquiera está preocupado por el daño que le va a hacer al cuerpo.
Yo veía las drogas recreativas de la misma manera cuando era adolescente, lo que me hace preguntarme: ¿asumir otra «identidad de género» te da valentía como a mí me dieron el alcohol y la marihuana?
Siempre ha habido subculturas adolescentes. Los Emo y los Goths solían ser populares. Podrías mostrar tu rebeldía adolescente a través de tu ropa, tu actitud y usando drogas recreativas como la marihuana. Simplemente te teñías el cabello de negro y escribías algo de poesía.
Era una forma de destacar, de separarse de la horda de niños normales y socialmente reprimidos en su conformidad. Podías ser diferente y especial.
Tus padres podían quejarse de que ibas a tener problemas para encontrar un trabajo o salir adelante, pero al final era todo bastante inofensivo. Con el tiempo, todos dejaron esa fase atrás para continuar el camino hacia sus vidas adultas.
Hoy en día, el modo principal de expresión y rebelión adolescente es ser Trans. Y las drogas recreativas ya no son marihuana y alcohol, son hormonas sexuales cruzadas. Y son tan fáciles de conseguir como lo fue para mí una bolsa de hierba.
Puedes comprar hormonas sexuales cruzadas por internet o ir a una clínica del campus universitario o a Planned Parenthood (organización que se ocupa de educación sexual y abortos, pero que ahora es posmolerda y dice que «los hombres que se creen mujeres SON mujeres).
¡Tómate un poco de testosterona y vuélvete masculino y seguro de ti mismo ! Tómate un poco de estrógeno y… ¡boom! ya puedes dejar que esas expectativas sociales de hombría se alejen flotando para convertirte en tu auténtico y sensible tú. Puedes ser otra persona. Puedes probar estos sentimientos, a ver si te gustan, como si fuera drogarse o emborracharse.
Sin embargo, a diferencia de la marihuana, las drogas recreativas de hoy en día se comercializan abiertamente para los jóvenes bajo el pretexto de que salvan las vidas de los jóvenes «trans». ¿Son esas drogas vitales para mi hijo que dicer ser «trans» porque quiere? ¿Es vital amputar órganos sexuales sanos para hacerte parecer «no binario»?
Las compañías farmacéuticas y las clínicas de género están encantadas de seguir por este camino: se puede hacer un montón de dinero de adolescentes volubles y autistas, de adolescentes frikis que se pueden comprar esos medicamentos con el visto bueno de la sociedad.
Salir del armario socialmente como «trans» es la droga que da acceso a esta moda: lo que viene a continuación te convierte en un paciente médico de por vida.
Como resultado, los niños de hoy se han tragado completamente esta idea de cambiar su cuerpo para que coincida con su identidad en lugar de aceptarse a sí mismos. Creen que pueden convertirse literalmente en el sexo opuesto tomando hormonas.
Y, a pesar de los diagnósticos de autismo o TDAH (trastorno por déficit de atención), a pesar de que un gran número de personas expresan su preocupación sobre la capacidad de los jóvenes para dar su consentimiento informado a «tratamientos» que les van a cambiar la vida, los médicos los continuarán reafirmando y seguirán dándoles medicamentos a niños como el mío, incluso sin antecedentes de confusión de género en la infancia.
Estas drogas y procedimientos innecesarios son recreativos: son representaciones de rebelión y/o intentos desesperados para que los adolescentes solitarios y socialmente incómodos se destaquen entre la multitud.
A mi hijo socialmente torpe, el transgenerismo le abrió las puertas a un círculo social al que de otra manera no hubiera sido invitado. Lo llenaron de amor y por fin tuvo la atención que estaba buscando. Incluso se echó novia y pasó a decir que estaba en una relación lésbica.
Esto no me parece más que hacer bullying a niños vulnerables y mentirles con la promesa de una vida mejor. Además de añadir medicamentos que se sabe que dañan el cerebro, el corazón, los huesos, el sistema inmunológico, la función sexual y, por supuesto, la fertilidad.
Los niños van a experimentar. Depende de los adultos y la sociedad el crear límites y precauciones para proteger a los niños a medida que pasan por las diversas etapas de desarrollo de su mente y cuerpo.
Las drogas recreativas del pasado eran infinitamente menos dañinas que las hormonas sexuales cruzadas de hoy, sin embargo, teníamos reglas para proteger a nuestros adolescentes de ellas.
Hoy alentamos e incluso alabamos a los adolescentes vulnerables que prueban sustancias que les va a cambiar la vida.
¿Cómo hemos llegado hasta aquí y qué vamos a hacer para parar esto?