El autoritarismo woke es el último refugio de los tecnócratas ineficaces.
Apenas unos días antes de que se derrumbara la profundamente impopular y caótica coalición de gobierno de Alemania, entró en vigor una nueva ley de «autoidentificación» de género. A partir del 1 de noviembre, los mayores de 14 años podrán cambiar de género simplemente haciendo una declaración en una oficina de registro civil, lo que pueden hacer una vez al año. Aunque los y las menores necesitarán el consentimiento de sus progenitores o tutores legales para modificar su género registral, pueden recurrir a los tribunales de familia en caso de que sus progenitores o tutores legales se nieguen a darlo.
En qué desastre se ha convertido Alemania. Mientras la economía continúa contrayéndose y el desempleo aumenta, la administración en ruinas del canciller Olaf Scholz se afana en promover la ideología de género. La llamada Ley de Autodeterminación muestra claramente cómo el autoritarismo woke es el modo predeterminado de este gobierno fallido e ineficaz.
Algunos, por supuesto, están celebrando la nueva ley de autoidentificación de género. El Partido Verde, parte de la coalición rota, afirmó que los cambios «hacen que nuestra sociedad sea más abierta, más democrática y más diversa». Marco Buschmann, ministro de Justicia hasta el colapso de la coalición la semana pasada, elogió la ley como un ejemplo de «tolerancia» en «una sociedad abierta».
Las opiniones expresadas por los Verdes y Buschmann son típicas de la coalición fallida. El postureo moral era mucho más importante que representar los intereses de sus ciudadanos. Lo cierto es que la ley no es democrática, ni libre, ni liberal. No fue el resultado de un movimiento popular más amplio, sino de una implacable campaña en nombre de un pequeño grupo de activistas.
Los partidarios de la autoidentificación de género hicieron mucho hincapié en una encuesta reciente de YouGov, que según ellos muestra un alto apoyo público a la ley. Pero esto no es cierto cuando la miras con detenimiento. La pregunta que se les hacía a los encuestados era si apoyaban una ley «destinada a facilitar el proceso para las personas transgénero, intersexuales y no binarias que desean cambiar de género». Era una pregunta tendenciosa: ¿quién no va a querer hacer la vida más fácil a otras personas? Pero incluso así, sólo el 47 % respondió «sí», mientras que el 37 % dijo «no» y el 16 % dijo que «no sabía». Si YouGov hubiera preguntado si pensaban que las personas, incluidas las de 14 años, deberían tener derecho a cambiar de género cada 12 meses, las respuestas seguramente habrían sido diferentes.
La mayoría de los alemanes ha prestado poca atención a la Ley de Autodeterminación, y ha habido una clara falta de interés por el tema en los principales medios de comunicación. Esta indiferencia parece haber beneficiado al lobby trans, que ha podido sacar esta ley sin que casi nadie se diera cuenta.
En lugar de defender la diversidad, como afirman los Verdes, la nueva ley ha dejado a la gente fría o la ha antagonizado. Las organizaciones de mujeres han advertido que la nueva ley pondrá aún más en peligro los espacios exclusivos para mujeres. Sus preocupaciones están lejos de ser infundadas. Este año, un gimnasio para mujeres en la ciudad bávara de Erlangen fue amenazado por la comisaria alemana para la lucha contra la discriminación porque su propietaria había rechazado la solicitud de afiliación de una mujer trans (es decir, un hombre). La comisaria exigió a la propietaria que pagara al hombre que se dice trans 1.000 euros por «daños personales».
La nueva ley puede tener consecuencias más oscuras e imprevistas. Activistas por los derechos de los gays, como el periodista Jan Feddersen, han advertido que amenaza a los homosexuales, ya que muchos jóvenes puestos en la cinta transportadora médica hacia la transición crecerían para acabar siendo adultos gays. Expertos jurídicos han llamado la atención sobre el recorte de los derechos de los progenitores que supone la nueva ley. Porque si los progenitores se oponen al deseo de su hijo o hija de cambiar de género, los tribunales intervendrán y otorgarán el consentimiento. Esto socava al progenitor que tenga una visión crítica de la ideología transgénero, o que simplemente esté preocupado por el bienestar de su hijo o hija. Al mismo tiempo, empodera a los progenitores pro-trans que podrían estar sospechosamente convencidos de que su criatura está atrapada en el «cuerpo equivocado». En cualquier caso, esta ley no sirve al interés superior del menor. Su función principal es promover y afianzar legalmente la ideología de género.
Los expertos médicos han destacado el peligro que esta legislación representa para las criaturas vulnerables que están confundidas sobre su género. El psiquiatra juvenil Alexander Korte, miembro de la junta directiva de la Sociedad Alemana de Medicina Sexual, Terapia Sexual y Sexología, ha advertido que promover la idea de que podemos nacer en el cuerpo equivocado alentará a más menores a hacer la transición en lugar de abordar sus problemas de salud mental subyacentes. Las chicas adolescentes están en mayor situación de riesgo, dice. Las estadísticas ya muestran que la cirugía de reasignación de género está en aumento, con más de 100 jóvenes alemanes de 15 a 20 años y más de 1.000 jóvenes de 20 a 30 años operados el año pasado.
La legislación también conlleva un fuerte castigo para aquellos que se niegan a cumplirla. Hablar o revelar el sexo de nacimiento de una persona, si es distinto de su género legal, podría acarrear al infractor una multa de 10.000 euros.
Por supuesto, aquellos lo suficientemente valientes como para desafiar la nueva ley de autoidentificación de género ya se habían enfrentado a acosos y cancelaciones. Los grupos de presión trans han pedido que Feddersen sea despedido de su trabajo como editor del periódico progresista Taz. Y los activistas se indignaron de manera similar cuando Korte fue invitado por la Unión Demócrata Cristiana, de la oposición, como testigo experto para una audiencia parlamentaria sobre la nueva ley. Uno de ellos lo llamó «extremista» por estar en contra de los bloqueadores de la pubertad en fase experimental, a pesar de que su escepticismo está respaldado por considerables pruebas médicas. La nueva ley hará aún más difícil enfrentarse a la ideología de género.
La única buena noticia es que el gobierno que implementó esta ley regresiva y peligrosa se está disolviendo lentamente. Sólo nos queda esperar que el próximo gobierno la elimine.
