Atrás quedaron los días en que la presencia de eunucos en las funciones matrimoniales y en el nacimiento de un hijo se consideraba afortunada. El accidente de su nacimiento y los antiguos mitos que les otorgaban poderes especiales para traer la suerte y la fertilidad parecen haber caído en el olvido.
Antes, los eunucos se consideraban un «culto religioso» e incluso se les invitaba a bailar, cantar, hacer payasadas, tocar tambores típicos y bendecir a recién casados y recién nacidos. Pero ahora, la mayoría de ellos se han unido a la comunidad bisexual por dinero o bajo coacción. Ahora se dedican a extorsionar a la gente en lugares públicos, trenes y autobuses bajo el disfraz de mendigos.
Sólo el 1% de los eunucos nacen así, mientras que el resto fingen ser hijras (eunucos) o han sido obligados a unirse a la comunidad mediante secuestro y castración, revela un estudio de la All-India Hijra Kalyan Sabha (AIHKS).
Según el estudio, sólo en la capital del país hay 30.000 eunucos. Este «elevado número» es contrario a las «estimaciones fiables» que afirman que «sólo uno de cada lakh (medida india que significa 100.000) es eunuco de nacimiento».
El estudio revela además que al menos 1.000 jóvenes se convierten en eunucos en la ciudad cada año.
Khairati Lai Bhola, de All India Hijra Kalyan Sabha (AIHKS), creada en 1984 para proteger los derechos de la comunidad, afirma que la mayoría de los eunucos del país no son travestis ni hermafroditas. En realidad son hombres castrados. «Chicos jóvenes y adictos son secuestrados y luego introducidos en la homosexualidad por los agentes de los gurús de los eunucos. Les obligan clandestinamente a castrarse e, irónicamente, muy pocos reúnen el valor necesario para tomar represalias», explica Bhola.
Una víctima de castración forzada cuenta cómo lo secuestraron, lo hicieron adicto a la heroína y al hachís y luego le empujaron a la homosexualidad.
De esta forma, alega, los gurús eunucos han ganado enormes sumas.
«La mafia hijra que controla las castraciones opera en secreto en todo el país. Tienen una red de hijra mandis donde un eunuco recién castrado se subasta al mejor postor. La subasta se realiza con aplausos: un solo aplauso equivale a 1.000 rupias. Los chicos guapos y de extremidades limpias, que pueden ganar más, atraen las pujas más altas. Las víctimas son amenazadas de muerte si rompen el silencio», revela Bhola.
Sin embargo, toda la operación permanece en secreto, ya que la comunidad hijra está construida sobre una estructura piramidal.
Los gurús ocupan la cúspide de la pirámide. Son mayores que los demás eunucos de su círculo y ejercen el control sobre una ilaqa o territorio concreto con el fin de extraer badhai (propinas en ocasiones alegres).
No menos de mil jóvenes, dice Bhola, son castrados a la fuerza cada año. Muchos de ellos están casados y tienen familia.
Según él, los médicos que hacen castraciones están asociados con la mafia hijra. Cobran entre 2.500 y 3.000 rupias por caso. Las castraciones se realizan estrictamente a instancias de los gurús
4 respuestas
La barbarie y las parafilias sexuales se extienden por todo el mundo. ¡¡¡ Qué asco!!!
Están legitimizadas ya. Sí, un asco.
💣💣💣 (y ya estaría)
No seré yo la que censure ese comentario.