LYNNE WALSH informa desde una reciente conferencia en Londres organizada por la Women’s Declaration International (Declaración Internacional de las Mujeres)
Las espinosas cuestiones del borrado de las lesbianas, la expulsión del feminismo radical del mundo académico y el trastorno de estrés postraumático en las mujeres fueron los temas principales de una conferencia celebrada recientemente en Londres.
Con cerca de 40 ponentes a lo largo de dos días, el acto corrió a cargo de Women’s Declaration International (WDI), que se definen como «un grupo de mujeres voluntarias de todo el mundo dedicadas a proteger los derechos de la mujer basados en el sexo».
La profesora Sheila Jeffreys, en una sesión inaugural sobre «la dificultad de hablar de la sexualidad masculina», llamó la atención sobre la práctica del naturismo, y cómo ésta se está volviendo cada vez más perjudicial para las mujeres.
«Es una forma de que los hombres practiquen sus perversiones sexuales de una manera socialmente aceptable: una es el exhibicionismo, o la exposición indecente, la otra es el voyeurismo, o la escopofilia. Esto es extremadamente importante entre los hombres y parece estar ausente en las mujeres.
«La normalización del naturismo ofrece un sinfín de oportunidades a los hombres para dedicarse a estas aficiones. La promoción del naturismo, y la comercialización que está teniendo lugar en este momento, incluyen demandas para ser aceptados en el espacio público. Senderistas desnudos exigen deambular por el campo, ciclistas desnudos se pasean por ciudades y parques.
«Sin embargo, la violencia sexual de los hombres contra las mujeres hace que sea insensato imaginar que la desnudez de las mujeres ante los hombres sea una práctica segura y cómoda. Hay pruebas de que las mujeres sufren acoso sexual por parte de los hombres si intentan participar [en el naturismo]. En Francia, cada vez es más probable que las mujeres eviten las playas nudistas por temor a su seguridad. Temen la violencia y que les hagan fotos y las compartan en las redes sociales para que los hombres se masturben con ellas.
«Nada de esto es en absoluto sorprendente si se tiene en cuenta que las mujeres que no están desnudas son susceptibles de sufrir el acoso de los hombres. Cabría suponerse que estar desnuda crearía mayores riesgos».
En una sesión sobre el mundo académico, la Dra. Julia Long habló de cómo este campo se había «pornificado». Recordó ocasiones en las que, estando en un seminario o conferencia, se encontraba con que era la única persona que decía «prostituta» en lugar de «trabajadora sexual».
El área de los estudios de la mujer se había erosionado, a cambio de los estudios de género, e incluso hubo un tiempo, recordó, en que nadie mencionaba el patriarcado, sino que se hablaba de «regímenes de género».
«Era como si la palabra ‘género’ tuviera algo de místico, que se consideraba más válida intelectualmente que hablar de las aburridas mujeres de siempre».
La doctora Gunda Schumann habló en la conferencia de la labor de LBOR, la Declaración de Derechos de las Lesbianas, y de la lucha por recuperar espacios sólo para lesbianas.
Bares, librerías, proyectos, festivales y aplicaciones de citas, anteriormente creados y dirigidos por lesbianas, habían ido cerrando.
Citó un incidente en la marcha del orgullo en Colonia en 2022, cuando lesbianas que llevaban una pancarta con el símbolo de labrys fueron atacadas. En 2023, en la Real Dyke March de Berlín, una revista queer online llamó «admiradoras de Hitler» a las participantes, y se presentaron cargos penales contra su propietario.
«Puedes imaginarte lo que significa, en Alemania, que te llamen así», dijo Schumann.
Para las jóvenes lesbianas de hoy en día es muy difícil utilizar esta simple descripción de sí mismas.
«Es una categoría pornográfica. Mira las redes sociales, mira lo que los estudiantes aprenden a través de los teléfonos móviles. Ven porno, y hay muchas chicas jóvenes que no quieren desempeñar ese papel. Se llaman a sí mismas no binarias, cualquier cosa menos lesbianas. Hoy, los llamados progresistas de nuestros países occidentales dicen que lo queer es el verdadero estilo de vida y que todo lo demás son tonterías».
Alison Cebulla, consultora en atención traumatológica, contó a las participantes un día que cambió su vida. Estaba alojada en un Airbnb y fue agredida por el anfitrión.
«Ese incidente cambió el curso de toda mi vida. Empecé a ver el mundo de otra manera. No me había tomado el tiempo de pensar cómo se sentía el patriarcado en mi cuerpo. No me había tomado el tiempo de aprender todas las formas diferentes en que yo era una víctima. Empecé a leer textos feministas».
Cebulla hizo un máster en atención informada sobre traumas y experiencias infantiles adversas, y ahora lleva cinco años trabajando en este campo.
Citó los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), según los cuales una de cada tres mujeres en el mundo sufre violencia física o sexual a lo largo de su vida. Tales experiencias dejarían a las mujeres con síntomas de TEPT (trastorno de estrés postraumático), cuando los desencadenantes podrían hacerles experimentar reacciones físicas y mentales a estos «fantasmas del pasado».
Una presentación emotiva y apasionada fue la de Ane Maiora Milson, madre, activista y militante, cuya hija le dijo que quería identificarse como trans.
«Siempre ha habido niños o adolescentes que se sienten insatisfechos con su cuerpo, muchas, posiblemente la mayoría, nos hemos sentido así alguna vez. Pero ahora estamos ayudando a implementar un nuevo paradigma que ya lo ha permeado todo. Había que inventar a la “niña/niño trans” para dar crédito al argumento de que lo trans es innato. Para dar cobertura y legitimidad a hombres con un fetiche y enormes intereses económicos.
«¿A qué nos tenemos que enfrentar las familias afectadas? Las leyes trans nos impiden preguntar por qué y qué les está pasando.
«Con el proyecto de ‘Ley de Prácticas de Conversión’ anunciado en el Discurso del Rey … es un temor muy real que con la nueva legislación, las conversaciones dentro de la familia con niños que cuestionan su sexo sean silenciadas en el mejor de los casos, y, en el peor, criminalizadas.
«Este ataque contra las familias es el arma de control utilizada en cualquier movimiento sectario. Se trata de utilizar la estrategia de separación de la red social de apoyo. A los seguidores de la secta se les dice que sus familias son transfóbicas porque no aceptan su identidad de género, es decir, la nueva identidad sectaria.
Milsom cofundó Amanda en España: Agrupación de Madres de Adolescentes y Niñas con Disforia Acelerada.
Dicen las activistas: «Nuestra postura es de cautela ante las soluciones médicas y quirúrgicas irreversibles como respuesta a la disforia de género de aparición rápida, ya que consideramos que la exploración de la sexualidad y los roles de género forman parte del desarrollo normal de la infancia.»
Amanda cuenta actualmente con más de 700 socios, ha ayudado a más de 1.000 familias y ha visto cómo se creaban grupos hermanos en Argentina, Chile e Italia.
Milsom terminó su intervención en medio del silencio de la sala: «La ideología de género ha destrozado por completo la adolescencia de nuestra familia. Lamento los años de adolescencia que mi hija pudo haber tenido. Son años preciosos que ninguno de nosotros recuperará jamás. Es un duelo sin tumba y sin cuerpo. Y aun así, la pérdida y el duelo no cesan».
Muchas de las presentaciones de la conferencia de la WDI están disponibles en línea: https://www.youtube.com/c/womensdeclarationinternationalwdi
(Nota de la traductora: WDI España: https://www.youtube.com/results?search_query=wdi+espa%C3%B1a
WDI México: https://www.youtube.com/results?search_query=wdi+mexico
WDI Colombia: https://www.youtube.com/results?search_query=wdi+colombia)
2 respuestas
Confieso que cada vez me siento mas impotente ante lo que pasa, y lo que pasa es que el transgenerismo cada vez mas es el patrón por el que todo se mide, se expresa… Es muy urgente que el movimiento feminista ya convertido en resistencia ante el borrado -hablo de España- se plantee estrategias para no ser devorado por esa fiera hambrienta de niñas, jóvenas y mujeres. Aun estamos en la cuarta ola, dónde existimos tres generaciones: abuelas, madres e hijas (que son nietas). Si no queremos que las nietas todas quieran ser chicos trans, hemos de trabajar en la dirección de cohesionar las tres generaciones en objetivos comunes. Habría que revisar y agregar a la agenda, cuyo consenso es el piso del movimiento feminista, nuevos objetivos que nos fortalezcan y unan, como por ejemplo comenzar a trabajar en una Plataforma Intergeneracional de defensa de la educación de las niñas en el feminismo, del trabajo en igualdad de las jóvenas, de pensiones compensatorias de las madres y abuelas y de la visibilidad de las lesbianas . ¡Soñemos antes de que se nos prohíba…
Ay, Lola, qué difícil nos lo pusieron. Todo lo que dices es tan necesario, y nos veo haciéndolo desde la clandestinidad. Que hayamos vuelto a una clase de dictadura nunca dejará de asombrarme. Te abrazo.