Occidente están reavivando la homofobia en los países en desarrollo

A veces te descolonizas tanto que te conviertes en un homófobo rabioso

A través de una organización llamada Equal Rights Coalition (Coalición por la Igualdad de Derechos, @EqualRightsC), los países occidentales están formando a activistas de todo el mundo sobre cómo utilizar el derecho blando (acuerdos, principios y declaraciones que no son legalmente vinculantes) internacional para erradicar el sexo en favor de la identidad de género en su legislación nacional.

La ERC fue fundada por los gobiernos de los Países Bajos y Uruguay en 2016, y puesta en marcha en una conferencia mundial LGBTQ en Montevideo. Sus países miembros están representados por los ministerios de asuntos exteriores, misiones diplomáticas y ministerios de desarrollo internacional de 44 países de Europa, Estados Unidos, Canadá, un bloque de países latinoamericanos y, muy recientemente, Tailandia.

También figuran entre sus miembros las ONGs más grandes y más ricas de esos países.

Como parte de las actividades de la ERC, los embajadores en el Reino Unido desfilaron en el Orgullo de las capitales europeas este verano (38 embajadores asistieron al de Londres, de los 44 países miembros de la ERC). También desfilaron en Ámsterdam y Viena.

Los países conservadores, por su parte, sólo están representados en la ERC por ONGs, y no por sus propios gobiernos.

¿Por qué política exterior?

La afiliación a la ERC forma parte de los programas de desarrollo internacional de los gobiernos occidentales («desarrollo» significa que los países ricos financian programas y actividades contra la pobreza y a favor de los derechos humanos como parte de su política exterior).

En las dos últimas décadas, las dificultades de las personas LGBTQ se han convertido en el centro de atención de las agencias de desarrollo, originalmente a causa del sida, pero más recientemente debido a las otras consecuencias nefastas causadas por la discriminación contra las minorías sexuales, y cómo estas consecuencias contribuyen a la pobreza en general.

Los datos concretos sobre la relación entre pobreza y discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género son escasos. El Banco Mundial está tratando de recopilarlos, y por eso es probable que tu gobierno esté barajando la idea de incluir preguntas LGBTQ en tu censo nacional.

Suecia siempre ha sido pionera en política exterior LGBTQ, habiendo introducido la primera agenda de relaciones internacionales LGBTQ-inclusiva del mundo en 2005. Obama los copió en 2011 y la cosa ha ido creciendo seriamente a nivel mundial desde entonces.

(Como apunte: cuando se negociaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2014/15, los diplomáticos y las ONGs occidentales fracasaron en su intento de conseguir una mención explícita a la sexualidad o a los derechos LGBTQ en el texto. Así, la frase «que nadie se quede atrás» se entiende ampliamente en este campo como que se refiere a la promesa de incluir en sus prioridades a las personas LGBTQ).

La idea de la ERC parece haber surgido del Ministerio de Asuntos Exteriores neerlandés, pero los gobiernos europeos siempre han tenido cuidado de no hacer que los derechos LGBTQ aparezcan como una imposición del decadente Occidente – que es probablemente la razón por la que la ERC siempre opera en una lista de liderazgo rotativo de un país europeo emparejado con un país latinoamericano.

En 2016, Uruguay tuvo el placer de acoger el lanzamiento de la ERC para aumentar su reputación como líder mundial en derechos LGBT, junto con sus vecinos. Esta especialidad regional -América Latina como bastión del progreso LGBTQ- puede relacionarse con el elevado número de hombres gays transexuales que trabajan como prostitutos en los países de la región -llamados despectivamente «travestis» (aunque ahora se supone que sólo hay que llamarlos «mujeres»)- y la «cultura de la bisexualidad» que les acompaña. (Por «hombre transexual» entendemos «hombre que se hizo operaciones cosméticas para imitar el cuerpo de una mujer»).

Para que quede claro, no se trata realmente de apertura o amabilidad. La gente de América Central y del Sur sigue siendo increíblemente conservadora en lo que a la sociedad se refiere. Se trata de que hay muchos de tales hombres en esa zona, y están tan estigmatizados y explotados, que están sobrerrepresentados entre los pobres. Por ejemplo, en Uruguay, un país con una de las legislaciones más progresistas en materia de derechos LGBTQ, los hombres transexuales tienen una esperanza de vida media de sólo 45 años.

Así que si quieres hacer algo contra la pobreza en la región (y especialmente contra la devastación causada por el sida), te vas a encontrar con un montón de hombres transexuales prostituidos.

Mientras tanto, los gobiernos de los países ricos, especialmente los Países Bajos y Suecia, han considerado durante mucho tiempo como su deber sagrado llevar los derechos de los homosexuales -tal y como los entendemos en Occidente- al resto del mundo a través de sus programas de desarrollo. Sin embargo, en los últimos años, han ido adoptando cada vez más una interpretación queer de la identidad sexual, por encima de la vieja y aburrida interpretación de «gay» y «lesbiana».

Para darles crédito, nos guste o no, gay y lesbiana son palabras específicas de una cultura que van unidas a estereotipos (piensa en los Village People, o las leatherdykes (lesbianas que participan en BDSM)) que no van a significar lo mismo en, digamos, Ulán Bator. Por eso en los foros internacionales se utiliza más SOGI (orientación sexual e identidad de género) que LGBTQIA (que es una lista de categorías de identidad específicas de Occidente, a las que cada día se añaden otras aún más hiperespecíficas).

En mi opinión, este giro queer en el desarrollo internacional no sólo se inspira en las teorías deconstruccionistas de la verdad y la realidad que surgieron de las universidades estadounidenses a finales de los años ochenta y noventa, sino que también forma parte de un enfoque más pragmático que acepta que, para que te dejen en paz como hombre gay/afeminado en algunos países, la cultura ha dictado durante mucho tiempo que tienes que asumir un papel femenino. Y si eres una agencia de desarrollo internacional que quiere ayudar a estos hombres a salir de la pobreza, probablemente sea más fácil aceptarlo.

Creo que eso explica por qué ahora está de moda entre los académicos culpar a las leyes antisodomía de la época colonial como la causa fundamental de la homofobia y la transfobia en las antiguas colonias: no es que los hombres fueran libres de ser gays antes de que llegaran los malos británicos/neerlandeses/españoles. Es que a menudo asumían el papel de mujeres. La prohibición del acto de sodomía fue lo que causó el problema, según esta forma de verlo.

Desde mi perspectiva chovinista occidental, los «terceros géneros» (y casi siempre son hombres fingiendo ser mujeres) se parecen mucho a una solución alternativa para varones andrófilos demasiado afeminados.

En cualquier caso, estos antiguos colonizadores han vuelto, nena, y están dispuestos a ayudar con su poder diplomático a reavivar la homofobia autóctona. En un guiño a los «contextos locales» sobre el terreno, la ERC está promoviendo la falsificación legal del sexo, también conocida como autoidentificación o reconocimiento legal del género, en algunos de los lugares más homófobos del mundo.

El argumento, esgrimido hasta la saciedad, es que tener «el marcador de identidad de género equivocado» conlleva todo tipo de problemas para los hombres transexuales, y que conceder el reconocimiento legal de género solucionaría esos problemas. Esto se cita como relevante en términos de procedimientos administrativos, pero, sobre todo, también de salud y educación.

Así, la falsificación legal del sexo va a sacar a todos esos tíos de la prostitución y los va a poner a tratamiento para el VIH, a pesar de que la investigación sigue demostrando que les gusta trabajar en la prostitución porque les ayuda a validar su identidad de género como mujeres Y les ayuda a pagar sus operaciones de tetas.

He aquí un ejemplo de cómo funciona la ERC:

En los países que se resisten a cambiar las leyes para las personas LGBTQ, las misiones diplomáticas y otros representantes del gobierno se están uniendo, formando (y financiando) a la sociedad civil sobre cómo utilizar los tratados y convenciones internacionales no vinculantes pero influyentes para cambiar la legislación nacional.

A continuación se muestra un seminario web en el que representantes de ERC hablan de cómo ayudaron a una ONG de Sri Lanka a utilizar la convención CEDAW ((Comité sobre la Eliminación de la Discriminación de las Mujeres) la convención de la ONU sobre la discriminación de la mujer por razón de sexo) para presionar al gobierno no sólo para que despenalizara las relaciones sexuales entre mujeres, sino también para incentivarla para que permitiera que los hombres se identificaran legalmente como mujeres.

En marzo de 2022, el Comité de la CEDAW emitió un dictamen en el que declaraba que el gobierno de Sri Lanka había violado varias disposiciones de la Convención. La anfitriona del seminario web, Tea Braun, directora de Human Dignity Trust (una de las ONG británicas LGBTQ centradas en el desarrollo exterior), se jacta de que la decisión de la CEDAW cubre también a los hombres que se hacen pasar por mujeres.

El Human Dignity Trust proporcionó un equipo de abogados pro bono para apoyar el caso presentado por la activista de Sri Lanka, una mujer llamada Rosanna Flamer Caldera, contra su gobierno. A continuación, una ponente latinoamericana habla de cómo se utilizó la CEDAW para conseguir la protección de los travestis en el sistema judicial interamericano (la versión para América de la @ECHR_CEDH). De hecho, utilizó la palabra «travesti» porque, en el contexto cultural de esa zona, muchos hombres transexuales que se visten como caricaturas femeninas exageradas – travestis – no pretenden ser realmente mujeres. De hecho, son famosos por sus excepcionales niveles de misoginia.

El Banco Mundial y ONUSIDA forman parte del comité ejecutivo de la ERC. Un puñado de filántropos privados anónimos ayudan a mantenerlo a flote. Este año se ha abierto una secretaría permanente en Bruselas (en la sede de ILGA World) bajo la dirección de Leanne MacMillan, antigua alumna de Amnistía y Stonewall.

La ERC cuenta con el personal y los recursos necesarios para causar un daño terrible a los derechos de las mujeres en todo el mundo, especialmente en los países que dependen de mantener contentos a los países ricos si quieren avanzar en su propio desarrollo económico. Probablemente sea una organización a tener en cuenta.

Seminarios web de la CEDAW aquí.

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