Miembros de una remota tribu amazónica han revelado que la adicción a la pornografía y a las redes sociales está asolando su aldea después de que Starlink instalara antenas en las cercanías. Los problemas surgieron cuando la empresaria estadounidense Allyson Reneau donó las antenas a la tribu Marubo, de 2.000 miembros, a petición de la tribu misma en 2022.
Según el New York Times, el pueblo Marubo, que ha vivido en chozas a orillas del río Ituí aislado de la civilización durante cientos de años, es una de las cientos de tribus de Brasil a las que se concedió acceso a Internet a través de la empresa de satélites de Elon Musk, Starlink.
Después de que Musk visitara Brasil en 2022, el líder de la tribu, Enoque Marubo, y la activista indígena Flora Dutra enviaron cartas al Congreso pidiendo que Starlink llegara a la remota aldea. A pesar de enviar más de 100 cartas, los políticos ignoraron sus peticiones, lo que llevó a Dutra a ponerse en contacto con Reneau tras oírla hablar en una conferencia.
Poco después, Reneau, oradora motivacional y madre de 11 hijos, invirtió 15.000 dólares en 20 antenas y voló a la remota aldea para ayudar a entregarlas en mano a los habitantes de Marubo.
Aunque al principio el acceso a Internet fue muy bien recibido por la tribu, ya que les brindaba la oportunidad de conectar con amigos y familiares o de llamar a alguien en caso de emergencia, Tsainama Marubo, de 73 años, explicó que también ha tenido nefastas consecuencias.
«Cuando llegó, todo el mundo estaba contento. Pero ahora, las cosas han empeorado. Los jóvenes se han vuelto perezosos gracias a Internet», afirmó. «Están aprendiendo las costumbres de los blancos».
A pesar de subrayar que no quiere que se prive a la tribu de su acceso a Internet, Tsainama explicó que la instalación de los satélites ha provocado adicción a las redes sociales, estafas en Internet, cotilleos, desinformación y adicción a la pornografía entre los menores.
Otros, como Alfredo Marubo, firme crítico de Internet, contaron que su mayor preocupación son los vídeos pornográficos que circulan en los chats de grupo. A pesar de que su cultura desaprueba los besos en público, señaló que la tribu ha sido testigo de un aumento del «comportamiento sexual agresivo» entre los jóvenes que ven porno.
Del mismo modo, Enoque, que cree que Starlink concedió al pueblo marubo una «nueva autonomía» que les permite comunicarse mejor entre sí y obtener ayuda en caso de emergencia, contó que el uso excesivo del móvil cambió la rutina de la tribu «tanto que se volvió perjudicial».
«En el pueblo, si no cazas, pescas y plantas, no comes», explicó, y añadió que la tribu tenía que limitar el uso de internet a dos horas por la mañana y cinco por la tarde todos los días menos el domingo, cuando el acceso es ilimitado.
«Creo que Internet nos traerá muchos más beneficios que perjuicios», dijo Enoque, y añadió que, a pesar de algunas de las consecuencias de los satélites, los líderes están de acuerdo en que la tribu «no puede vivir sin Internet».