Si no se puede cambiar de sexo, ¿por qué las feministas críticas de género británicas le dan credibilidad a los términos «transexual» y «mujer trans»?
El reciente e importantísimo artículo (traducido al español) de Jennifer Bilek sobre las «buenas mujeres trans» ha iniciado una conversación largamente esperada sobre el papel y la influencia de las personas «transexuales» dentro de los espacios críticos de género. En este artículo continúo la conversación teniendo en cuenta los efectos inhibidores que conlleva su presencia en el pensamiento crítico y el uso del lenguaje en el contexto británico.
El lenguaje determina lo que es perceptible, posible, cognoscible y lo que se puede pensar dentro de una cultura. El lenguaje se desarrolla para apoyar y desarrollar diferentes formas de pensar, o se suprime para desalentarlas. La velocidad y facilidad con las que se establecen nuevos términos determinan la rapidez con que las nuevas realidades sociales se vuelven normales; la «distancia social» y el «autoaislamiento» son ejemplos actuales obvios. La relación entre las palabras que usamos y las vidas que vivimos es, como dice Andrea Dworkin, umbilical.
Esta relación no puede ser más obvia que en el fenómeno del «transgenerismo»,1 que durante la última década más o menos ha introducido a una velocidad vertiginosa, una cantidad aparentemente interminable de nuevos términos y conceptos claramente absurdos: «identidad de género», «mujer trans», «no binario». Dado que estos términos se basan en premisas falsas y se revelan fácilmente como ficticios, es extraño que el movimiento británico crítico de género 2 haya mostrado muy poca voluntad de rechazar completamente el lenguaje pernicioso del transgenerismo. Grupos de gran repercusión como A Woman’s Place UK (WPUK) y Fair Play for Women insisten en que están a favor de los derechos de las «personas trans», usan habitualmente los términos «mujer trans» o «transmujer» y usan pronombres femeninos para los hombres que así lo exigen. Es paradójico por tanto, que gran parte de lo que se escribe y se dice en nombre del feminismo crítico de género británico, acabe de hecho haciendo el trabajo ideológico del propio transgenerismo, promulgando así sus ficciones como legítimas y válidas al utilizar su lenguaje.
Los términos «transexual» y «mujer trans» son ejemplos particularmente evidentes. Resulta curioso que, mientras las feministas críticas de género insisten correctamente en que no es posible cambiar de sexo, muchas continúan usando el término «transexual» o «mujer trans» como si tal cambio fuera posible y como si tales individuos existieran. Esta posición extrañamente contradictoria está completamente normalizada, es incluso obligatoria, en eventos organizados por grupos como WPUK y Filia, y en los escritos y discursos de feministas mediáticas como Julie Bindel y Sarah Ditum y académicas como Kathleen Stock y Selina Todd. Las disidentes que señalan esta contradicción y llaman directamente hombres a los «transexuales» son malinterpretadas y acusadas de ser deliberadamente provocativas, irrespetuosas y crueles.
¿Por qué se le da crédito a los términos «transexual» y «mujer trans»? Una respuesta muy obvia radica en la presencia de tales hombres dentro del movimiento crítico de género, que previsiblemente ha tenido un efecto amedrentador en la capacidad o voluntad de las mujeres para hablar claramente. En 2018, dos hombres, Kristina Jayne Harrison y Debbie Hayton, hablaron entre los dos en un tercio de todos los eventos de WPUK. Anunciados y presentados como «mujeres trans», sus discursos fueron recibidos con gran entusiasmo, a menudo superando la recepción dada a las ponentes femeninas. La charla de Harrison en una reunión de WPUK en Hastings sigue siendo la segunda más popular de todas las charlas en el canal de YouTube de WPUK, con la asombrosa cifra de 23,000 visitas (la mayoría tienen alrededor de dos o tres mil visitas).
Hayton y Harrison tienen un largo historial en la defensa de los «derechos» de los hombres que dicen ser mujeres para ser tratados como tales y en la lucha para su inclusión en los espacios de mujeres. Profesor y sindicalista, Hayton contribuyó a la guía sobre la Igualdad Trans en Escuelas y Colegios, que establece que «los profesores trans deben ser libres de usar los baños apropiados para su género adquirido». Autoginéfilo confeso, apoya el acceso a la «reasignación de género» y ha pedido la «desestigmatización» de su parafilia. Ver a la esposa de Hayton hablar sobre el impacto que sus decisiones han tenido en ella y sus hijos es muy incómodo. Por eso es extraño, dado su nombre (El Lugar de las Mujeres) y su misión declarada «para garantizar que las voces de las mujeres sean escuchadas», que WPUK pusiera el podio a disposición de estos hombres que ponen a sus esposas en esa situación, en lugar de a sus mujeres (¿el lugar de una mujer es quedarse en casa mientras su esposo ‘transwoman’ da conferencias a mujeres?).
Harrison ha jugado en equipos de fútbol femenino, afirmado que ha «vivido, trabajado y sido tratado como una mujer durante 20 años» y dicho que está «casado con una lesbiana declarada», nada de lo cual parece haber afectado negativamente la acogedora relación que disfruta con las organizadoras de WPUK o la defensora de los derechos de las mujeres y los derechos de las lesbianas Julie Bindel:
(KJHarrison: Sí, fue una buena reunión, además, a título personal, fue genial conocer a Julie Bindel.
JulieBindel: Eres tan encantador/a/e como me había imaginado.
JulieBindel: Gracias Kristina, eres un/a/e buen/a/e amigo/a/ue.
JulieBindel: Estuviste genial, Kristina. Sigues adelante a pesar de los insultos y siempre apoyando a las mujeres. x (beso))
Harrison y Hayton hacen la pelota en las reuniones del WPUK con maniobras lingüísticas que incluyen el afirmar tener un sitio legítimo y habitual dentro del grupo social «mujeres», al tiempo que reconocen ser hombres. Esta combinación parece engatusar por completo a las audiencias de WPUK, haciéndolas perder sus facultades críticas y, en cambio, haciéndolas apoyar las declaraciones de estos hombres con aplausos entusiastas y eufóricos y absurdos comentarios: «¡Kristina sabe que es un hombre!» «Kristina reconoce que el sexo es diferente al género y que ella es una mujer trans».
El venerado estatus de Harrison y Hayton se logra gracias al éxito que tienen en convencer al público de que son «mujeres trans», y lo hacen invocando repetidamente un proceso que suena muy misterioso y que aparentemente han llevado a cabo, al que se refieren como una «transición significativa». El término suena a Comedia de la Restauración (explicación en español) (y sería digno de ser tratado igual: Una Transición Significativa, una Comedia del Señor Harrison, que será representada esta noche por La Compañía de El Lugar de Las Mujeres, WPUK), pero es usado de manera muy efectiva por sus defensores para persuadir a las mujeres de que ciertos hombres no pertenecen a la categoría de «hombres». El término aparece en la charla de Harrison en Hastings:
[Transexual] es un término que describe a las personas que en su mayor parte se someten o desean someterse a operaciones de reasignación de género y que reciben tratamiento hormonal para completar lo que yo describiría como una transición médica significativa.
… en la charla de Hayton en una reunión de WPUK en Liverpool:
[La palabra transexual] implica que alguien ha hecho o tiene la intención de hacer una transición significativa que ha sido impulsada por la disforia de género.
… y aquí, quizás sorprendentemente para algunas, en un artículo de Spectator por Julie Bindel:
Soy educada y cortés, y uso pronombres femeninos cuando me dirijo a aquellos que han hecho una transición significativa.
Este concepto de «transición significativa» aparentemente se refiere a intervenciones quirúrgicas y médicas como la castración, la construcción de genitales femeninos falsos, implantes mamarios y regímenes hormonales. Sin embargo, dado el reconocimiento repetido de que es imposible cambiar de sexo, las afirmaciones de estos hombres de que la mutilación o las influencias hormonales en sus cuerpos resultan en una «transición» no son convincentes. Lo que está claro, sin embargo, es lo que desean que tal afirmación logre. Según Kristina Harrison, esta «transición significativa»:
no solo nos ayuda a nosotros a encajar en la realidad social del sexo opuesto… sino que también contribuye de alguna manera a que muchas mujeres se sientan más cómodas con el hecho de tener a personas nacidas hombres en sus espacios.
Pensemos bien en esta frase: ‘Hacer que las mujeres se sientan cómodas con personas nacidas hombres en sus espacios’. Este es un hombre que está hablando a un grupo de mujeres supuestamente comprometidas con la protección de los espacios de un solo sexo para las mujeres, dejando muy clara su intención de acceder a esos espacios, y que es recompensado con alabanzas y aplausos.
Y aquí Hayton:
Durante años los transexuales han sido incluidos silenciosamente por las mujeres, ya sea como un derecho obtenido mediante un GRC (Certificado de Reconocimiento de Género, explicación en español) o por consentimiento en muchos casos, como es el mío, ya que no tengo un GRC. Y en la vida real las mujeres me incluyen en sus espacios porque dicen que me quieren en ellos.
Una vez más, pensemos bien en esa frase: ‘Las mujeres me incluyen en sus espacios porque dicen que me quieren en ellos’. Al igual que el comentario anterior de Harrison, esta declaración se hizo claramente desde el podio de un grupo supuestamente comprometido con la preservación de los espacios de un solo sexo para mujeres, sin un murmullo de disidencia de la audiencia. Lo que está claro es que la frase «una transición significativa» funciona retóricamente como un dispositivo extraordinariamente exitoso esgrimido por Harrison y Hayton, y sus aliadas como WPUK y Bindel, para persuadir a las mujeres a aceptar que estos hombres son «mujeres trans». Nos quieren hacer creer que sus intentos insultantes de apropiarse del cuerpo femenino a través de la mutilación socialmente aceptada, deberían actuar como un pasaporte para obtener acceso a los espacios sociales y la comunidad de las mujeres. Vale la pena tomarse un momento para reflexionar que la categoría de Hayton y Harrison de hombres que «se han sometido o tienen la intención de someterse a una transición significativa» incluye a transgéneros como John Ozimek/Jane Fae, Munroe Bergdorf, Warren/Heather Peto, Paris Lees, Shon Faye, Frank/Kellie Maloney, Sarah Brown, Mark Hellen/Natascha Kennedy, Liam/Lily Madigan y el asesino convicto Peter Laing/Paris Green. El interés de Hayton y Harrison en prevenir reformas que pudieran conllevar la autoidentificación es solo una forma de crear una barrera: temen que los «transexuales» como ellos puedan perder el acceso a los espacios de mujeres por una posible reacción violenta contra la expansión de la categoría «mujer» para que incluya a aquellos hombres que, a diferencia de ellos, no han pasado por esta «transición significativa».
Curiosamente, Hayton y Harrison no aparecieron en los paneles de WPUK en 2019, que fueron mucho menos en número que las reuniones de 2018. Pero para entonces, su influencia estaba bien establecida, y el efecto de su presencia era evidente. Esto tomó un giro particularmente oscuro a principios de 2019 cuando Harrison participó públicamente en una muy seria difamación y tergiversación de las mujeres británicas, yo incluida, que habían ido a los Estados Unidos para apoyar a las feministas allí para crear conciencia y presión contra las reformas legislativas propuestas que tendrían consecuencias desastrosas para las mujeres y los niños.
(KJHarrison: Lo otro es alrededor de Julia Long, Venice Allen y Posie Parker/We Need to Talk (Tenemos que Hablar). Han hecho cosas buenas, no lo voy a negar, y no voy a cuestionar a las que estaban involucradas, nadie duda del compromiso de Julia, Venice etc para con las mujeres, pero siempre han sido hostiles hacia los transexuales que no están de acuerdo con que su transición sea inútil, o que no estén de acuerdo con que no somos más que hombres y que debemos volver al entorno que nos llevó a contemplar el suicidio. La hostilidad generalizada hacia las personas trans es la norma. Como no han tenido éxito, ahora y de una manera bastante innecesaria, en vez de aprender de aquellas que dirigen el ataque (WPUK, Fair Play For Women, Filia, Transgender Trend), parece que van en una dirección aún más divisiva, una que es incapaz de unir a las mujeres o a nadie de forma masiva.)
El intento de Harrison de construir una narrativa en torno a voces legítimas/ilegítimas (basadas en tergiversaciones y falsedades insidiosas) en lo que es principalmente un movimiento de mujeres y grupos de mujeres revela un nivel extraordinario de prerrogativa masculina y arrogancia. No quiero reproducir más partes de su comentario, que rápidamente desciende al ámbito de la difamación, pero lo que es aún más extraordinario es el respaldo entusiasta que sus declaraciones recibieron de comentaristas más generalmente asociadas a los derechos de las mujeres y a los derechos de las lesbianas.
Lo que es aleccionador pero necesario recordar es que estos hombres habrían tenido poca influencia si sus voces no hubieran sido amplificadas por WPUK y sus asociadas. Es difícil imaginar que se les hubiera hecho algún caso a tales hombres en el Movimiento de Liberación de la Mujer de las décadas de 1970 y 80, por lo que es particularmente irónico que la reciente conferencia de WPUK se haya titulado Liberación de la Mujer 2020. Sin embargo, es importante recordar que grupos y mujeres como Lesbian Rights Alliance, Standing for Women, Sheila Jeffreys, yo y muchas mujeres activas en las redes sociales no hemos permitido que las pretensiones de hombres oscurezcan nuestra percepción de la realidad. Estamos ya familiarizadas con otros dramas de autoría masculina, tales como A Duplicitous Assertion (Una afirmación hipócrita) y The Preposterous Postulation (La Postulación Absurda), por lo que quizás somos menos receptivas a esta larga performance de A Meaningful Transition (Una Transición Significativa).
Gracias a Natasha Read y Kellie-Jay Keen-Minshull por varias de las referencias en este artículo.
Julia Long
- Pongo la palabra entre comillas para llamar la atención sobre el hecho de que el término y todos sus conceptos asociados son ficticios, basados como están en premisas que no resisten un análisis minucioso. El término «transgenerismo» solo tiene sentido si se usa para referirse a una ideología, con sus defensores como «transgéneristas». Sin embargo, rara vez se usa de esta manera: en cambio, el término es utilizado persistentemente tanto por sus defensores como por sus detractores para referirse a un estado de ser: que alguien puede ser de alguna manera «transgénero».
- Utilizo este término aquí para referirme a aquellos grupos e individuos que dicen estar a favor tanto de los derechos de las mujeres como de los «derechos trans». No me incluyo dentro de esta agrupación, ya que no acepto la ficción del transgenerismo ni el «derecho» de un individuo a ser tratado de acuerdo con esta ficción.
- El término «transmujer» (en lugar de «mujer trans») es utilizado por los hombres que se consideran a sí mismos como «transexuales».