Aviso: la autora no se responsabiliza de las heridas causadas a las sensibilidades de las amantes del arte moderno.
El arte moderno me interesa entre 0 y 1’5, vaya esto por delante, pero no se pueden pasar tres días en Bilbao sin visitar el ubicuo museo Guggenheim. Hay carteles, anuncios en los autobuses, señales por todas partes, parece que los pies te llevan allí, aunque no quieras.
Haciendo honor a la verdad, sentía algo de curiosidad, sobre todo por el edificio. Mi acompañante me había preguntado si sabía algo de su colección y sugirió que investigáramos algo antes de visitarlo, pero le contesté que sería más divertido dejarnos sorprender. Sí le auguré un Warhol y un Rothko, como mínimo.
Compramos las entradas por internet, que una aprende de sus errores: la última vez que fui al Prado, me quedé sin entrar después de guardar una larga cola por no haber reservado antes.
Era un día gris, con lluvia a ratos, que no nos impidió darle una vuelta entera alrededor. El edificio es bastante grande, su arquitectura puede gustar o no, pero no deja indiferente, no me extraña que se haya vuelto emblemático. El Guggenheim es, en sí mismo, una escultura gigante.
Decidimos ir al tuntún, y nos encontramos de repente en una sala larga como un día sin pan, donde había unas planchas que parecían de metal oxidao plantadas en el suelo que formaban diferentes espacios. Podías entrar y caminar entre los muros, que se ensanchaban o estrechaban sin razón aparente.

En una esquina del atrio había como unas tiras de neón que iban del suelo al techo con frases que pretendían ser originales y rompedoras. Truismos, las llama la autora.
En una sala enorme y desangelada había cuadritos cubistas y cosas así (y un Chagall). Los bancos del medio no eran para disfrutar de las obras, porque necesitabas telescopio para verlas.
Visto el panorama, me dije, vamos, Nuriaaa, hemos venido a jugar, por lo menos que los 15 euros de la entrada te sirvan para hacer los 10.000 pasos diarios al resguardo de la lluvia.
Con ese espíritu optimista nos unimos a una cola que prometía «una voz singular que la historia del arte ha recuperado y situado en el lugar relevante que le corresponde. Figura pionera y destacada de la creación contemporánea, concibe el arte como un medio para el cambio social, sirviéndose para ello de la performance, la pintura, el dibujo, la escultura, la literatura y de sus conocidas instalaciones inmersivas». Era una habitación de espejos pequeñita con bombillas de colores colgando.
Al salir de la sala de los espejos vemos un grupito de gente arremolinada frente a una puerta de acero, e imbuidos del espíritu participativo, allá dirigimos nuestros pasos, para comprobar que estaban esperando el ascensor. El bochorno me duró medio segundo, lo que tardé en acordarme del plátano pegado con cinta aislante a la pared que se vendió por más de 6 millones de dólares.
Sala oscura con señor en pantalla tarareando. Tan interesante que duré los 13 segundos que me llevó grabar esto:
De otra sala salían música y colores, las paredes eran pantallas de proyección de imágenes y te envolvía un sonido hipnótico. Todo creado por Inteligencia Artificial.
La «obra» Sin título (Habitación de Alabastro) me dejó Sin opinión (Muerta de Risa): o no tiene título, o se titula Habitación de Alabastro, que no se puede soplar y sorber al mismo tiempo. Pero es que tampoco era una habitación, sino tres mamparas colgando de una pared en una esquina de una sala. No pude comprobar si el alabastro lo era.

El engañabobos que es la mayoría del arte moderno llega a su culmen en esta sala: las formas geométricas no fueron ni siquiera pintadas por el autor, sino por operarios que siguieron las instrucciones. Como pintar por números, pero más caro y feo.

Por supuesto, se cumplió mi predicción, he aquí el consabido Warhol, que encontró una mina en Marilyn Monroe,

Andy Warhol1979
… y el consabido Rothko, que ni se molestó en pintar, ni en buscarle un título a las tres rayas, total ¿pa qué? Si se lo compran igual… Lo más interesante de esa fotografía es el señor de 1.90 que posa ahí para ilustrar el tamaño del chisme ese en la pared. No sé, Rothko, tío, esfuérzate algo.

La ilusión de la verdad puede tomar muchas formas, como curvas amarillas. ¿Nos extraña que haya gente que crea que los seres humanos puedan cambiar de sexo, cuando han convencido a la mayoría de que esto es arte?

¿Qué es lo que aprendí de mi visita al Guggenheim? Que el tamaño es lo que realmente importa. Cualquier tontería, cualquier mediocridad, si la haces a gran escala y le pones un título pretencioso que no significa nada, se convierte, por arte de birlibirloque, en una pieza de museo.
Salí de allí con las carcajadas de los autores de tanta estupidez resonándome en los oídos.
21 respuestas
Muy gráfico, seguro que mucho más gráfico que el propio museo 😉 Y retranca de la mala, que siempre se agradece al leer cualquier cosa. Se te echaba de menos por estos lares.
Creo que el mercado de plátanos pegados en pared y demás tomaduras de pelo está en retroceso: https://www.arteinformado.com/magazine/n/crisis-global-en-el-mercado-del-arte-ajuste-o-colapso-7336, que non era sen tempo.
Salúdame al «Señor de 1,90 con fondo Rothko» 😉
Le eché un ojo al artículo, no me puedo alegrar más, estoy hasta arriba de postureo y de vacuidad.
El señor del Rothko te mandas saludos de vuelta.
Un beso.
Hola, Nuria:
Me alegro mucho de volver a leerte y de haber coincidido contigo en Bilbao.
Y sí, creo que lo que se vende como arte moderno (todo el contenido de ese museo y de otros similares) es una estafa y demuestra la cantidad de vagos y vagas con ínfulas (de grandeza), que viven del cuento y, sobre todo, del dinero público. Esa sí es la profesión más vieja del mundo, vivir a costa de los demás sin hacer nada de provecho y sin trabajar. Empezaron los chamanes de las tribus (hombres) en el Paleolítico, y ya ha sido un «no parar» y un innovar en nuevas formas de parasitar y engañar.
Un abrazo.
Nada que añadir, lo has descrito perfectamente. Me enfurece que tanto dinero público se dedique al engaño de masas, y ya sabes en qué otras cosas estoy pensando cuando digo eso.
El Desembarco fue una maravilla, coincidir con tantas mujeres estupendas debería ser casi obligatorio una vez al año, como mínimo.
Te mando un abrazo cariñoso.
Nuria, se nota que te has picado, jeje y es que reconozco esa sensación de que te tomen por tonta. En Bilbao prefiero el Bellas Artes y te diré que además pretenden ampliarlo a la bahía de Urdaibai, espacio natural protegido para aves migratorias y otras especies, hay una fuerte? oposición en contra de ese proyecto, proyecto turístico con un jugoso beneficio para los mismos de siempre.
Me encantó verte en Bilbao en el 10M
Abrazos
Al de Bellas Artes fuimos al día siguiente, y es una maravilla. Hasta el edificio es una pasada.
Me mandaron ayer un artículo que hablaba del proyecto de ampliación del Guggenheim y me quedé anonadada. Es una vergüenza, espero que se consiga parar, tiene que haber una alternativa que no dañe un espacio natural protegido, no jodas.
Ojalá coincidamos otra vez para poder hablar largo y tendido, un abrazo enorme, Ana.
Me ha encantado tu artículo. Tiene verdades y tiene guasa
Conoces a Nora Ephron? Joan Didion?
Me las recuerdas.
A ver si recoges crónicas como esta en un libro
Conozco a Nora Ephron, y ya quisiera, pero gracias. Halagada es poco.
Un saludo.
¡Qué exagerá! No me digas que no debe ser difícil para los críticos decidir que la curva amarilla es arquitectónica y viene de la admiración al románico que tenía su autor. Si quieres reírte un rato mira el vídeo de un curator («persona encargada de la conservación y supervisión de bienes artísticos o culturales, especialmente para su eventual exhibición», lo acabo de buscar) hablando con Leticia Dolera sobre el cuadro en cuestión: https://www.guggenheim-bilbao.eus/la-coleccion/obras/curva-amarilla-i
¿Se nota que comparto tu afición al arte moderno?
Ay, Paz, qué vergüencita ajena acabo de pasar. Admito no haber podido terminarlo, pero ya sabes lo poco que soporto las gilipolleces. Leticia está bien o se le ha subido el posmolerdismo a la cabeza? Qué malo es el postureo, oye.
Nuria, gracias por el relato y decirte que me hizo mucha ilusión coincidir contigo en Bilbao. Con la compañera con la que me quedé el domingo no fuimos al museo porque me dijo que ella ya había estado y créeme que no es lo que parece; lo cambiamos por un paseo por la ciudad.
Ciertamente, el arte moderno se les ha ido de las manos.
Un abrazo,
Ya ves lo poco que te perdiste. La ciudad, en cambio, es preciosa, ¿verdad? Disfruté mucho Bilbao, en gran medida por las mujeres del día 10.
Un abrazo enorme, Anaisa.
Gracias, Nuria.
Me he reído mucho con tu vuelta al ruedo; tus reflexiones me recordaron a algunas de mis frustraciones como estudiante de Bellas Artes espantada por el arte modernete. Nunca quise entrar en el mundillo precisamente por lo que se deduce de tu experiencia. Ya bastantes emperadores desnudos hay por el mundo mostrando su trasero.
¡Un abrazo!
Me molesta mucho que me tomen por tonta, en esto y en todo, un día acabamos la conversación pendiente.
Fíjate que pensé algo así, si estudias arte y tienes sentidiño, es que te tienes que frustrar muchísimo, ver a los especialitos triunfar y a los verdaderos artistas, esos que realmente crean algo, quedarse por el camino.
Unha aperta, Carolina.
Me he reído mucho, gracias!
Me has hecho recordar cuando lo visité, allá por el 98. Había un neón vertical verde al lado de la puerta del wc, pensamos que para señalizar pero… tenía al lado el cartelito con el nombre del autor y de la «obra».
Tienes razón, si nos dejamos seducir por estos espejismos, también por otros.
*** Ya no entro mucho en X, pero te busco y te echo de menos. Te seguiré leyendo por aquí, abrazos.
Qué risa lo del neón verde, es que porfavooor, te juro que se están riendo de nosotras.
Me tomé un descanso, que lo necesitaba. Muchas gracias, Pilar, por tus palabras.
Un saludo cariñoso.
Gracias por las risas!
Es cierto que el arte no tiene que tener más sentido que el de hacerte sentir… pero por ahí se nos han colado la pena, la vergüenza ajena y hasta el bochorno.
Ahora se ofendenrán los «entendidos», verás.
El ascensor… 🤦🏻♀️🤣🤣
El arte de dar vergüenza ajena 🤣🤣
No sé si se intuye, pero no voy a volver.
Algo he creído entender, si. 😁💜
Gracias por las risas Nuria.
«No es magia, son tus impuestos», ojalá los tuyos no, que no sé donde cotizas, pero los míos si.
Echaba de menos tus artículos.
Abrazotes.
Gracias, Fernando. Y es cierto, que utilicen los impuestos para esto, me parece bastante insultante.
Un saludo!