He visto que se está volviendo a hablar de las bandas de captación de menores (grooming gangs) de Rotherham.
Algunas mujeres han dicho acertadamente que una de las razones por las que no se les hizo frente con mayor rapidez fue la preocupación de ser vistos como racistas.
Otras han dicho que las malas personas a veces utilizan esa realidad para ser racistas.
Y algunas han optado por invertir totalmente este último punto.
Han decidido que incluso centrarse en cómo la raza impactó en el asunto es racismo.
En su visión del mundo, la cuerda floja sobre la que debemos caminar se reduce a si pensamos que el miedo a ser vistos como racistas fue la razón principal por la que no se hizo frente a ellos. Por ejemplo, «La afirmación de que la principal razón por la que no se trató adecuadamente el escándalo de las bandas de captación es porque todo el mundo tiene miedo a que lo llamen racista *forma parte de la estructura de la propaganda*».
Este comentario, de Jane Clare Jones, merece ser discutido.
¿Y si decimos que es una de las razones principales? ¿O una razón clave? ¿Qué nivel de distinción es necesario para calificar a alguien de No racista? ¿Qué calificativos hay que añadir para que se considere que no estás «haciendo propaganda»?
Continúa afirmando que la verdadera razón por la que te centras en este factor es porque te gusta ser racista.
«… Les gusta su narrativa. Les gusta ‘el antirracismo lleva a que las niñas sean violadas’ porque entonces puedes decir que ser racista es ‘derechos de las mujeres’ cuando en realidad no lo es ni de coña».
Es una forma interesante de expresarlo, porque el antirracismo es una postura política. No es necesariamente lo mismo que simplemente estar en contra del racismo.
¿Afirma de verdad que «si crees que el proyecto político de izquierdas contra el racismo lleva a que las niñas sean violadas, eres un racista»?
¿Es eso lo que realmente se quiere decir? ¿O simplemente está mal redactado?
Porque tiene mucho más sentido que llames racista a cualquiera que hable de esto «demasiado», si crees que está comprometiendo tu proyecto político al hacerlo.
Si no, dejarías espacio para que la gente discutiera los temas sin etiquetarla de intolerante. Entenderías que la cobertura mediática de este factor específico ha influido en la comprensión.
Supondrías por lo menos que se preocupa por el bienestar infantil. Hablarías con ella.
Lo ÚLTIMO que harías es convertir la discusión de algunos casos de explotación sexual infantil en un campo de minas al que la gente no se atreve a acercarse por miedo a ser tachada de racista.
O poner barreras de «respetabilidad» para evitar que más gente hable de la ESI (Explotación Sexual Infantil).
Así que yo quiero hablar de ello.
He aquí algunas de las principales razones por las que no se aborda suficientemente la explotación sexual infantil:
- Falta de voluntad general para reconocer y hacer frente a la magnitud de la violencia sexual masculina.
- La tendencia de las autoridades a culpar a las víctimas, incluso a tratarlas con desprecio o a acusarlas de delitos.
- Confundir «riesgo» y «daño», de modo que las y los menores que ya están sufriendo daños son etiquetados simplemente como menores en situación de riesgo.
- Falta deliberada de recogida de datos.
Un informe de la Investigación Independiente sobre Abuso Sexual Infantil detectó un auténtico fracaso en la recogida de datos sobre las redes de explotación infantil, muy extendidas en nuestro país.
Encontraron casos de este tipo de explotación en las 6 zonas que estudiaron, pero las autoridades fueron incapaces de proporcionar más información. En cambio, algunas dijeron que no se conocía la existencia de redes organizadas en su zona. Otras no discutían la existencia de tales redes, pero no sabían nada de ellas.
Se sospecha que una de las razones de esta falta de recopilación de datos es el miedo a convertirse en «otro Rotherham o Rochdale».
Algunas autoridades prefieren no documentar los daños causados a menores antes que tener que enfrentarse al escrutinio público que se produciría si se descubrieran dichos daños.
Esto no es nuevo, y no significa necesariamente que los agresores no sean blancos, pero demuestra que las autoridades pueden caer en la trampa de estar más motivadas por las apariencias que por hacer lo correcto.
A algunos les preocupa más ser considerados racistas que la suerte de las víctimas.
John O’Brien, secretario de la investigación, declaró a The Independent: «Tenemos que acabar con esa cultura en la que a la gente le preocupa que la acusen de racista sólo por registrar información objetiva».
El Ministerio del Interior declaró en un informe de 2013 que «el miedo a ser visto como racista puede haber obstaculizado la detección y la intervención en el abuso» y dijo que «era “esencial” que los profesionales pudieran plantear preocupaciones libremente».
También hay otra forma en la que centrarse en ser «antirracista» (en lugar de simplemente no ser racista mientras se abordan las realidades a medida que suceden) puede causar un daño terrible.
Este daño afecta a niños y niñas de otros grupos étnicos y religiosos.
El Centro Especializado en Abuso Sexual Infantil afirma que existe «resistencia profesional a reconocer que las víctimas de abuso sexual infantil proceden de todos los grupos étnicos y religiosos, miedo a ser considerados culturalmente insensibles y miedo a la intrusión en culturas diferentes de la dominante».
Así pues, las autoridades abandonan a niños y niñas, muchos de los cuales no son blancos, porque no quieren que se les considere «culturalmente insensibles» y porque a veces están aún menos dispuestas a ver a las criaturas de esas culturas como víctimas o a tomar medidas para protegerlas.
Dada la frecuencia con la que ya se ignora a las víctimas, resulta aterrador saber esto.
Un claro ejemplo de ello es la declaración de una víctima en otro informe de la Investigación Independiente sobre Abuso Sexual Infantil: «La trabajadora social era blanca, vale, y me dijo: ‘Esto no es abuso sexual. Es tu cultura’. Aún hoy estoy muy traumatizada por eso».
Lo que les ocurre a los menores en nuestro país, por parte de agresores varones de todos los grupos demográficos, es desgarrador.
Al hecho de que las autoridades les fallan y culpan a las víctimas de sus propios abusos, hay que sumar muchos factores que explican por qué este daño continúa. Más factores de los que se pueden discutir en Twitter.
Privilegiar el deseo de no querer ser visto como «racista» sobre el bienestar de los menores es, en algunos casos, definitivamente uno de esos factores.
También lo es el racismo real de pensar que no es abuso sexual infantil si son otras culturas las que lo hacen.
El abuso resultante es lo que ha ocurrido histórica, actual y sistemáticamente cuando hemos convertido a ALGÚN grupo de hombres en una casta sagrada.
No permitamos que la religión, la raza, el estatus socioeconómico, la nacionalidad, la identidad de género, la sexualidad o la posición social de NINGÚN grupo de hombres sea más importante que proteger a la infancia.
Tampoco dejemos que NADIE convierta en un ismo el criticar a algunos hombres por cosas que realmente han hecho.
No dejemos que NADIE nos haga callar cuando hablamos sobre las personas más vulnerables de nuestra sociedad (la infancia). Especialmente aquellos que hablan con una pseudo-autoridad sobre temas que no parecen entender realmente.
Tu única responsabilidad es ser lo más precisa, justa y clara posible por el bien de la infancia.
El sexo biológico, en última instancia, es lo que más tienen en común los autores de violencia sexual.
Pero otros factores, incluidos los intentos políticos por hacer intocables algunos temas, aumentarán el daño a las víctimas. Y potencialmente el número de víctimas.
Sabemos que los depredadores de todos los grupos van a esconderse detrás de cualquier excusa que les demos.
No les des ninguna.
Ignorando, por un momento, la enorme fusión entre raza y cultura que sigue ocurriendo aquí en X (para reprender a las mujeres):
La mayor parte de la violencia sexual es interracial, es decir, el agresor y la víctima son de la misma raza.
Así que cuando haces más difícil hablar de la violencia cometida por hombres de una raza específica, vas a silenciar sin duda alguna a las víctimas de otros grupos, pero necesariamente también silenciarás a un gran número de su propio grupo.
Como ciertos segmentos del feminismo parecen querer insistir en que los hombres blancos son de alguna manera especialmente malos, serán sobre todo las víctimas que no son blancas las que tendrán menos espacio para hablar.
Serán sus violadores y abusadores sexuales los que se consideren merecedores de mayor consideración y cuidados que el hombre medio que abusa de una mujer blanca.
Así que no, no se puede llamar a eso antirracista con cara seria.
Y esto es sólo una página del loco libro del feminismo liberal, donde el debate franco de cómo los hombres en todas partes nos están haciendo cosas terribles siempre es interrumpido por alguna otra preocupación.
Y cualquier foco en los hombres que no son lo suficientemente «privilegiados» conduce a chasquido de lenguas. Como si esa fuera la métrica que importa cuando se hace daño a CUALQUIER mujer o niña.