
Olvidar los principios por el bien de los aliados trans críticos de género corre el riesgo de dividir el movimiento y socavar el mensaje.
En la Biblia, el mundo termina cuando los primeros cuatro de los siete sellos se abren y cuatro jinetes con los repulsivos apodos de Pestilencia, Hambruna. Guerra y Muerte se escapan al galope. Algo similar está sucediendo en la comunidad crítica de género en este momento, donde hay una división interna que podría poner fin a nuestra credibilidad y efectividad. Nuestros jinetes no suenan tan mal como esos tíos bíblicos, pero al igual que esos cuatro jinetes de la Biblia, estos cuatro han llegado a representar recuerdos familiares de modelos culturales populares que la mayoría de nosotras en el mundo occidental entendemos y que incluso nos reconfortan. Y tienen el potencial de ser igual de apocalípticos.
Estos 4 comparten algunas características que los hacen «trans buenos» y aliados de algunas importantes activistas críticas de género. Por ejemplo, todos son individuos prominentes que afirman que sus identidades son «trans», y todos son, hasta cierto punto, críticos de género – es decir, reconocen que en realidad no han cambiado de sexo. Se oponen a la infancia trans. Les preocupan los derechos de las mujeres y las niñas. Eso está genial, pero como mujeres críticas de género, no podemos separar a las personas «trans» en «trans buenos» y «trans malos» o alinearnos de manera seria con aliados que a su vez son contradicciones andantes y parlantes de lo que estamos analizando bajo una lente crítica. Tenemos que recordar que estas personas piensan y sienten que necesitan medicarse a sí mismas y peor aún, que creen que hay criaturas «trans» menores de 18 años cuyas vidas pueden mejorar si toman bloqueadores de la pubertad y se medican para encontrar la paz consigo mismos.
Pensad en lo que acabo de decir.
En el momento en que hacemos esto, nos hemos tragado implícitamente la ficción legal de «trans». Y cuando rascas la superficie, queda claro que estas personas son vistas como «buenas» por razones que socavan nuestra credibilidad. Cumplen con ideas estereotipadas de lo que los hombres y las mujeres deberían ser, así que acabamos aceptando que son lo auténtico: «verdaderos» «trans», a diferencia de fetichistas AGP, impostores que no dan el pego, depredadores, narcisistas y adolescentes confusos que no son auténticos. Lo que significa que hemos vuelto a una creencia básica en los estereotipos de género como un sistema válido para comprender lo que significa ser hombre o mujer. Este es el apocalipsis crítico de género. Cualesquiera que sean los problemas que estas personas tengan o estén experimentando, por supuesto que tienen derecho a manejarlos como puedan. Pero el respaldo y esa especie de religiosidad y adoración que ha surgido debe parar ya. Los elogios, las obras de arte en su honor, basta.
En mi experiencia personal como lesbiana no conforme con mi género durante más de 50 años, y como alguien que estuvo hace más de 30 años a punto de someterse a lo que pensé que sería un «cambio de sexo», pienso que es el momento adecuado para llamar a este momento crítico por su nombre. Nos han hecho grooming a todas y tenemos que reconocerlo. Así que, para dejar las cosas muy claras, he elegido comparar a estas personas con muñecas familiares y famosas que se encuentran en nuestra cultura pop llena de estereotipos de género:
Barbie = Mujer: Blaire White
Con su apariencia de actriz porno, gestos hiperfeminizados, pechos de silicona y su forma de hablar a la cámara como si fuera un diario, este hombre gay afeminado se convirtió en un genio del marketing al elegir el momento perfecto para sumarse a YouTube. Ha conseguido millones de visitas monetizadas y le gusta recordarnos ocasionalmente que «cuesta MUCHO dinero tener ese aspecto». Ha estado haciendo grooming a mujeres y hombres de todas las orientaciones sexuales desde 2015 para que encuentren socialmente aceptable su interpretación de lo que él considera que es la feminidad. Gran parte de su enfoque inicial fue meterse con el feminismo y escupir opiniones políticamente conservadores mientras se dedicaba a echarse para atrás el cabello y a fruncir los labios.
Mientras construía su base de fans, una gran cantidad de hombres horribles en drag saltaron a la palestra, y eso despertó su interés. Específicamente, Blaire veía a hombres como J Yaniv como inferiores a él, tanto porque eran moralmente repelentes como porque, a diferencia de él, no lograban dar el pego visualmente ni nunca consiguieron tener una apariencia heteronormativa.
Al hacer esto, Blaire consiguió una gran audiencia nueva de mujeres críticas de género, como las de la página de Facebook de Gender Critical Radical Feminists, donde las miembros publican con frecuencia los videos de Blaire con comentarios como: «Ojalá más hombres LA escucharan».
Pero más allá de admitir que sigue siendo técnicamente un hombre, ¿qué es lo que hace de Blaire White un aliado? Encarna la ficción dual de que la feminidad aceptable = mujer Barbie estereotipada, hipersexualizada e inflada de silicona, y la idea de que las personas con disforia de género pueden y deben buscar la felicidad a través de la transformación médica y quirúrgica (por lo menos de cintura para arriba). No deberíamos aceptar esto. Como dice Blaire: «Hoy no, cariño».
Ken = Hombre: Scott Newgent
Parece que a ‘Kelly’, madre de tres niños y también conocida como Scott, nunca le llegó el mensaje que todos los demás recibimos con respecto a la naturaleza potencialmente mortal del procedimiento quirúrgico de pegarse una polla falsa al cuerpo. Su primera operación salió muy mal y ahora quiere avisar al mundo de que no es seguro que los niños sean sometidos a peligrosas cirugías y de que hay malos cirujanos por ahí.
De hecho, cree que solo las personas ‘trans’ pueden salvar a mujeres y niños de… bueno…las personas ‘trans’. Así que el 3 de julio de 2020, con su sombrero vaquero y su actitud de caballero sureño de otra época, lanzó una campaña de GoFundMe para juntar a otros adultos que habían «transicionado» médicamente e ir de los EEUU al Reino Unido en una gira por varias ciudades. El plan era ‘educar’ al público sobre los males de la organización Mermaids, que promueve (entre otras cosas) la transición médica y quirúrgica de menores. La campaña recaudó casi 10.000 dólares sin lograr ningún patrocinador importante. Además de no conseguir patrocinio, la fantástica noticia que recibimos recientemente de que Mermaids se ha tenido que echar atrás porque el Reino Unido se ha posicionado contra la autoidentificación, significa que Scott ya no puede poner el sombrero para pedir dinero.

Lo interesante es que ahora que ha abandonado su campaña, ¿a dónde irá a parar todo ese dinero?
Siempre es una señal cuando las personas que hacen recaudaciones de fondos deciden no mencionar nada sobre los fondos recaudados cuando no alcanzan la cantidad deseada.
Aunque algunas mujeres críticas de género se han apresurado a aceptar a Scott como una «buena» aliada «trans», ella sigue siendo una figura problemática. Si bien se opone a los menores «trans», todavía cree que la transición puede ser apropiada para los mayores de 18 años. Porque ella, como muchas personas «trans» todavía cree que la identidad de género es real, por lo que para algunas personas (como ella) obtener asistencia médica para engañar a la gente para que crea que son del sexo opuesto puede hacerte sentir mejor si sufres de (en su caso) misoginia internalizada llevada a su máxima expresión. En una entrevista reciente con un youtuber, Scott incluso admite que cuando sale de su casa a veces, se siente como si fuera «una mentirosa».
Además, en su caso, como en el de Blaire White, el género es una cuestión de estereotipos convencionales. Las mujeres críticas con el género parecen ver a Scott como «verdadera trans» debido a su apariencia convencionalmente atractiva, su barba de tres días y un cuerpo «lo suficientemente masculino», y luego, bueno, tiene polla. No deberíamos estar de acuerdo con eso. En cambio, deberíamos celebrar a esas raras mujeres que no tienen miedo de expresar y presentar libremente lo que puede significar ser una mujer. La tensión muy auténtica que solo las mujeres lesbianas no conformes transmiten crea una confianza que no necesita intervención médica para probar nada, y medicalizar esto es rendirse al peligro del género una vez más.

El aspirante a Barbie: Fionne Orlander
Pobre chaval. No es más que un hombre gay tan afeminado, que nada lo haría más feliz que ser una princesa. Su presencia en Twitter es un poco de todo: admite que es un hombre, pero insiste en identificarse como ‘trans’. Se vende a sí mismo como una «buena» persona «trans» en la que se puede confiar y que a veces defiende a las mujeres contra los troles transactivistas, a diferencia de las «malas» personas «trans», que quieren hacer daño a las mujeres y a los niños invadiendo sus espacios.
Ha conseguido un grupo de seguidoras críticas de género que lo colman de «sensaciones» positivas. También cierran filas para llenarlo de afecto ciber-maternal cada vez que recibe un trato cruel de los troles.
Un caso particularmente desagradable fue el del troll que dijo que la cara de Fionne «parecía un ladrillo», lo que supuso un duro golpe para él y decidió reaccionar creando un crowdfunder para recaudar £25,500 para que poderse hacer Cirugía de Feminización Facial.
Como él mismo dijo, «El precio enormemente alto de mi meta cubrirá el suavizar mi mandíbula, barbilla, ceja, nariz y línea del cabello y siento que el 80% de mi disforia va a disminuir de un solo golpe».
Este crowdfunder se lanzó el 4 de julio de 2020, un día después de que Scott lanzara su ofensiva contra Mermaids que, aunque desacertada, al menos estaba dirigida al objetivo más loable de salvar a los niños de la mutilación genital, en lugar de ayudar a un hombre inseguro sobre su cara a rehacérsela siguiendo el ideal occidental, blanco y masculino de lo que es un rostro femenino «real». Fionne solo quiere lo que Blaire ya logró, y así que, ¿por qué no van a pagar sus fans la factura de tan buena «causa»?
Los resultados del crowdfunder llegaron rápido y casi competitivamente furiosos a Twitter. La preocupación por la belleza deseada de Fionne era más intensa que por el plan de Scott. Algunas reverenciadas pensadoras críticas de género lo apoyaron así:

Para cuando terminó el fin de semana, las dos recaudaciones de fondos habían expuesto la profunda división en la comunidad crítica de género entre los fans de Fionne y los muchos menos seguidores que Scott tiene. El conflicto causó un daño real, destruyendo lazos previamente fuertes entre mujeres, tanto online como en la vida real. Muchas argumentan (como yo) que estos deseos apremiantes de dar dinero a cualquiera de los dos mendigos, destruyen nuestra credibilidad.
GI Joe y el Osito Amoroso: Susan «Buck» Angel
Tal vez más que cualquier otra persona «trans» prominente que cree estar literalmente atrapada en el cuerpo equivocado, Buck Angel ha alcanzado el estatus de casi un icono religioso para algunas en la comunidad crítica de género. La razón obvia es que ocasionalmente tuitea como una «trans crítica de género». Al igual que Scott, que intenta desempeñar el papel de «rescatadora» de mujeres y niños, Buck ha elegido seguir una ruta similar en las redes sociales, y eso ha ayudado a mantener su popularidad a flote.
Pero hace 25 años, como miembro de la gran comunidad lésbica en la Bay Area de San Francisco, vi cómo ‘Susan’ se convertía en ‘Buck’, a quien yo describiría como una lesbiana guapa no conforme con el género. Como parecía distanciarse tanto política como socialmente de esa comunidad, optó por convertirse en uno de los primeros experimentos médicos de lo que ahora conocemos como una agenda muy específica instigada por la financiación de las grandes farmacéuticas (artículo en español). Aunque Buck nunca se sometió a una «cirugía de abajo«, alteró su exterior con body building y hormonas cruzadas. A menudo hacía apariciones en el escenario y se la veía presumiendo del nuevo look con el aspecto de Tom of Finland que logró alcanzar. No solo se metió con éxito en el mundo del porno gay que tenía su hogar en el famoso distrito gay de Castro, sino que su campaña de relaciones públicas resultó en que un cierto porcentaje de jóvenes lesbianas no conformes con el género acabaron viendo ese look como una moda cool. Esa moda se convirtió en un contagio social tal que se asoció con un mayor acceso público a la testosterona.
Vamos a ponerlo en contexto: En 1986 desapareció el proceso más lento (2 años) y tradicional para la «transición» y comenzó la diezma de la cultura lésbica a lo largo de la costa oeste. Tan desenfrenado fue el impulso para que las grandes farmacéuticas consiguieran nuevas víctimas, que incluso a mí a principios de los años 90 me ofrecieron testosterona en forma de píldora en pequeños botes azules en un bar de lesbianas. Sabía que esta era la guerra que se iba a declarar contra mi comunidad, pero pensé erróneamente que las lesbianas eran el único objetivo. Ahora todos vemos lo que ni siquiera Buck vio por aquel entonces. Ninguno de nosotros sabía que iban a venir a por los niños.
Pero en 2020 Buck es vista como una anciana y se llama a sí misma la sabia ‘Tranpa’ («transabuelito»). Con su musculatura, sombrero de camionero, tatuajes y ropa de cuero, ha logrado el delicado equilibrio entre la amenaza física que emana y una personalidad tierna para no asustar demasiado a sus seguidores.
Pero las mujeres críticas de género que adoran la actuación de Buck están olvidando algunos puntos cruciales. Cuando esta ex lesbiana se decidió a transformar su cuerpo y a fingir ser otra cosa, algún híbrido de sexualidad a través de la medicalización de su preciado cuerpo, esto estaba lejos de resolver el problema con el que ahora nos enfrentamos. Ella jugó (y sigue jugando) un papel muy importante en ayudar a normalizar la idea de la transición médica y quirúrgica de mujer a hombre. Para mantener la popularidad, una tiene que estar en sintonía con las corrientes públicas cambiantes y tiene que encontrar los momentos y mensajes adecuados para que hablen de ti y para que no dejen de mirarte.
Finalmente, las palmeras críticas de género de Buck pasan por alto el hecho de que Buck era una actriz porno que adopta posiciones que son, o deberían ser, repelentes para nosotras. Mientras están ocupadas honrándola con homenajes como este…

… Buck está trabajando duro ayudando a defender Pornhub contra las críticas de Rose Kalemba, una joven cuya violación a los 14 años fue filmada y apareció a la venta en Pornhub, donde se proyectó para hombres de todo el mundo.
La BBC hizo un reportaje sobre esto y la vida de Kalemba está en riesgo como resultado de sus intentos de cerrar Pornhub de una vez por todas porque se ha enterado de otras chicas más jóvenes que ella a las que les ha sucedido lo mismo. Una actriz de Pornhub llamada Valentina Nappi tuiteó contra Kalemba. ‘Tranpa’ eligió meterse en la pelea de Twitter asumiendo riesgos financieros y políticos, y se puso al lado cibernético de la Sra. Nappi en contra de la Sra. Kalemba con este tweet (ahora eliminado):

Mujeres críticas de género, cuando apoyáis a Buck Angel o la veis como una aliada, recordad el momento en que se puso del lado del sitio web porno más rico y poderoso del país contra una joven explotada y víctima de violación de 14 años.
Esto tiene que acabar.
Es hora de dejar de idolatrar a personas que representan lo contrario a por lo que luchamos. Esta es una lucha por la supervivencia del movimiento crítico de género. No existen los «buenos» o «malos» «trans», y ciertamente no existe el «verdadero trans».
Dicho de otra manera, tenemos que hablar claro.
– Decimos que la identidad de género es una ficción y el sexo es real, por lo que no podemos comportarnos como si eso fuera cierto para todos, excepto para estos 4 jinetes y otras figuras «trans» que parecen ser «verdaderos trans». Eso nos convierte en mentirosas e hipócritas.
– Decimos que el género mismo es falso, incorrecto y opresivo. Por lo tanto, no podemos comportarnos como si «dar el pego» («passing») con un aspecto estereotípico de género fuera una afirmación de vida con la que estamos de acuerdo. Eso nos convierte en mentirosas e hipócritas.
– Decimos que «transicionar» niños y adolescentes es abuso infantil. Así que no podemos defender a las personas que continúan promoviendo el mensaje de que la transición médica o quirúrgica los hizo más felices y salvó sus vidas. Eso nos convierte en mentirosas e hipócritas.
– Nos oponemos al «transgenerismo», pero esta gente afirma tener una identidad «transgénero». Nadie debería arrogarse una identidad ‘trans’. Y si alguien lo hace mientras dice ser «crítico de género», está mintiendo. Si lo defendemos, eso nos convierte en mentirosas e hipócritas.
En resumen: esas identidades son ficciones. Las críticas de género no podemos estar tan desesperadas por conseguir aliados que apoyamos iconos que representan todo a lo que nos oponemos, desde el aspecto exterior en los extremos de la ideología de género hasta a animadoras de Pornhub. No podemos ignorarlo por más tiempo. Esto es una lucha por nuestra credibilidad y nuestra humanidad. Así de simple. Hablamos mucho sobre el «grooming» en el feminismo, pero nos han hecho grooming para aceptar aliados «trans» que dicen lo que queremos escuchar, y hay que pararlo. Es hora de pensar críticamente, poner a los cuatro jinetes a pastar y estar a la altura de lo que sabemos que es verdad.
8 respuestas
Una lección magistral que te deja los ojos como platos y la boca abierta. Una visión de lo trans que hay que tener muy en cuenta. Gracias por traducirlo y compartirlo!
Es uno de los artículos sobre el tema más importantes, creo.
Maravilloso 🙌🏼🙌🏼🙌🏼
Concuerdo. Gracias por leerlo.
Aplaudo hasta con las orejas. Gracias
A ti por leerlo.
Excelente artículo, gracias por traducirlo.
Éste fue un placer 🙂