Me llamo Christina.

 

Me llamo Christina. No creo que los hombres que dicen ser mujeres, niñas, lesbianas o madres sean lo que dicen ser. La policía noruega me informó en mayo de este año que me estaban investigando por sospechas de discurso de odio por razones de identidad de género. La ley que se está usando contra mí es la ley por la que fui a la audiencia en 2020, donde advertí que la inclusión del concepto «identidad de género» en el derecho penal noruego permitiría que las creencias subjetivas se convirtieran en la base de lo que la ley considera punible.

También advertí que el abuso de esta ley contra las mujeres sería inevitable porque para ciertos grupos, tener una comprensión objetiva del sexo biológico se considera delito de odio, y los activistas ya estaban denunciando a las mujeres a la policía por tener una comprensión tan objetiva del sexo biológico. Ahora resultó que me está pasando a mí exactamente lo que advertí al comité de justicia que iba a pasar.

El hombre que me ha denunciado a la policía es un empleado de la principal organización queer de Noruega, Foreningen FRI. Es un hombre que dice ser una madre lesbiana. Su trabajo es asesor de género y sexualidad, lo que encuentro increíblemente irónico. La organización/lobby para la que trabaja tiene varios objetivos en su agenda política que dependen directamente de la explotación sexual y reproductiva de las mujeres:

– la legalización de la gestación subrogada

– la legalización del proxenetismo y los burdeles

– la revocación del modelo nórdico.

También están trabajando para ampliar la ley de discriminación para incluir fetiches y BDSM (Bondage, Dominación, Sadismo, Masoquismo).

Ya antes de entrar en la necesidad de poder diferenciar entre sexo e identidad de género: en una democracia que funcione, mis puntos de vista opuestos como activista por los derechos de las mujeres y esta organización/lobby pro patriarcado queer tendrían que encontrarse. Y cuando este hombre no me bloqueó en Twitter, nuestros puntos de vista opuestos SÍ se encontraron. El resultado fue que denunció cada interacción que tuvimos el año desde que entró en vigencia la ley de delitos de odio.
Las declaraciones que denunció se ampliaron más tarde para incluir una audiencia y un debate televisivo. Todas estas declaraciones incluyen una reivindicación tras otra de lo siguiente: los hombres no pueden ser mujeres, ni niñas, ni madres, ni lesbianas, porque los hombres son hombres, es imposible cambiar de sexo y las mujeres son hembras humanas adultas.

La policía me interrogó dos veces, por un total de 9 horas, pero todavía no han llegado a una conclusión, si desestimar o no el caso o acusarme de un crimen de odio. Si me acusan, corro el riesgo de pasar hasta tres años en prisión.

Las mujeres y las niñas no son un nivel hormonal, un sentimiento, un sentido interno de la feminidad. Las mujeres no son hombres bajitos castrados. El sexo es un mecanismo biológico de reproducción, definido por el potencial de un organismo para producir uno de los dos tipos de gametos; óvulos o espermatozoides. Nada más y nada menos.

El óvulo se caracteriza por tener el potencial de transmitir los dos tipos de ADN necesarios para sustentar la vida, es decir, el ADN cromosómico y el ADN mitocondrial. El esperma se caracteriza por tener el potencial de transmitir un tipo de ADN, es decir, el ADN cromosómico. Como consecuencia de la naturaleza del sexo biológico, el sexo productor de óvulos de una especie, la hembra, es el único que afronta los riesgos de la reproducción. Para los seres humanos, estos riesgos incluyen riesgos sociales, económicos, legales y culturales, además de los riesgos físicos del embarazo, el parto y la maternidad.

Las mujeres son hembras humanas adultas. Los derechos de las mujeres se desarrollan para abordar y mitigar estos riesgos a fin de evitar que el sexo biológico sea una fuente de discriminación contra las mujeres y las niñas. Cambiar de sexo biológico es tan imposible como cambiar de especie. No existe una combinación de patrones de pensamiento, manierismos, pasatiempos, preferencias o estéticas que puedan descalificar a un hombre del sexo masculino y calificarlo para el sexo femenino. Los hombres que dicen ser mujeres están básicamente haciendo womanface, y tienen tanto éxito en desafiar el sexismo, como lo tiene el blackface en desafiar el racismo.

Negar la realidad objetiva del sexo biológico y reemplazar las protecciones legales contra la discriminación basada en el sexo contra las mujeres por el concepto subjetivo de «identidad de género», es borrar los derechos de las mujeres.

Las mujeres tienen derecho a rechazar las convicciones personales de los hombres, especialmente cuando esas convicciones de los hombres son sobre las mujeres, y especialmente cuando estas convicciones reemplazan una comprensión objetiva del sexo biológico por un concepto subjetivo de identidades de género. Tengo derecho a rechazar las convicciones personales de cualquier persona si esas convicciones no me convencen.

No importa la motivación que tengan los hombres para afirmar que son mujeres, si es porque tienen una trastorno mental, o porque no tienen un trastorno mental, si es porque tienen un fetiche, o porque no tienen un fetiche. Dan igual las motivaciones: no existe una motivación de comercio justo, de origen ético y respetuosa con el clima. que convierta en verdad la afirmación de que un hombre es una mujer, una niña, una madre o una lesbiana.

Hay cosas importantes de las que debemos hablar, y necesitamos la libertad para hablar libremente.

La investigación contra mí es particularmente irónica, porque la ley que se aplica contra mí excluye a las mujeres y la característica «sexo». Lo que significa que si él tiene razón, y es realmente una mujer, la ley en teoría no se le aplicaría a él. Sin embargo, si él es lo que yo digo que es, un hombre que dice ser mujer, tendría protección legal, pero entonces, claro, yo tendría razón, lo que plantea la pregunta: ¿Es este el propósito de la ley? ¿Que los hombres empleados por organizaciones de cabildeo para el patriarcado queer puedan denunciar a las mujeres que no están de acuerdo con ellos alegando un nivel de protección legal que ni siquiera se les brinda a las personas que imitan?

Tenemos muchas cosas de qué hablar sobre la seguridad y la dignidad de las mujeres y niñas. Necesitamos poder hablar sobre leyes que se apliquen con precisión a la protección de las mujeres contra la explotación sexual y reproductiva, especialmente a la luz de los avances de la biotecnología, así como las industrias florecientes pero dañinas que permiten la explotación sexual.

Para hacer esto, necesitamos poder hablar sobre lo que es una mujer sin correr el riesgo de sufrir persecución. No obedezcáis de antemano y usad vuestras voces mientras podáis.

Declaration on Women’s Sex-Based Rights – Women’s Declaration International (womensdeclaration.com)

Si podéis, por favor haced una aportación al fondo legal que abrí con @wdiNorway

para ayudar a preparar mi caso y el de otras mujeres en Noruega que pueden enfrentarse a la misma situación.

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