¡Necesito una vagina para ser feliz, Sonia Ferrer!

 

Vayan por delante dos cosas: que yo la televisión sólo la utilizo para ver series policíacas y que llevo 30 años fuera de España. Os podéis imaginar entonces que mi nivel de «cultura popular» y famoseteo es casi nulo, nada más lo que absorbo por ósmosis en X.

Así que no conocía a Sonia Ferrer, pero me empezó a salir mucho, retuiteada por mujeres a las que sigo, que la apoyaban por su valentía en debates en la televisión. La curiosidad me llevó a leer las críticas y a escucharla en algunos trozos de vídeo, y me quedé gratamente sorprendida. Tengo un sitio especial en mi corazón para las mujeres abolicionistas: de prostitución, porno, vientres de alquiler y «género».

Hace dos o tres días se montó una polémica entre ella y un hombre con operaciones estéticas para imitar el cuerpo de una mujer que se hace llamar «Amor» Romeira. Parece que el problema fue, principalmente, que Sonia llamó «mutilaciones» a las mutilaciones que se les hace a menores con problemas mentales y que el transgenerismo llama «cirugía de afirmación de género».

Sonia se refirió a ese señor como mujer durante todo el programa, haciendo imposible para mí tomarme en serio nada de lo que decía.

El uso del lenguaje transactivista me desconcierta, por decirlo suavemente. No entiendo esa disonancia cognitiva de saber que un hombre es un hombre, pero llamarlo «mujer», y me pregunto por qué lo hace. Se me ocurren varias posibilidades, como que se lo imponga el programa, que se lo crea o que padezca de buenismo.

Pero va mucho más allá. Yo venía aquí a hablar de pronombres, y me encuentro con esto:

Transcribo: «… las personas como tú, que han llegado a hacer un cambio de sexo, físico…». ¿De verdad cree Sonia que los seres humanos pueden cambiar de sexo?

Se lo crea o no, ese discurso es peligrosísimo, sobre todo viniendo de una mujer que se dice feminista, que tiene casi 60.000 seguidores y a la que muchas señalan como la JK Rowling patria. Lo último no va nada desencaminado, por cierto: JK habla de «mujeres trans», como si hubiera hombres que fueran una clase de mujer.

Aun después de utilizar lenguaje transgenerista, a Sonia se le echó encima la caterva trans que son, para sorpresa de nadie, la mayoría hombres. Gays. Hombres gays. Todo lo que se veía ayer y anteayer en X eran gays defendiendo hombres con fetiches.

Sonia recibió tantas amenazas, que parece que acabó denunciando. En este artículo de En Boca de Todos, vuelve a utilizar el lenguaje transgenerista:
Obviamente, el programa se frota las manos con la polémica.

En mi blog hay un apartado llamado «Favoritos». En él está uno de los artículos más importantes en esta lucha en la que estamos, se llama Los Pronombres son Rohypnol y creo que todo el mundo debería leerlo:

En el artículo hay un experimento que podéis hacer en un minuto, es el experimento interactivo del efecto Stroop. Tenéis que decir el color de la palabra, no lo que dice la palabra. Por ejemplo, para la palabra ROJO, aquí debes decir «Azul». En cuanto aparezcan las palabras en la pantalla, leed la lista tan rápido como podáis. Cuando hayáis terminado, pulsad el botón «Finalizar» y veréis el tiempo que habéis tardado. Hay dos listas, en una los colores se corresponden con la palabra, en otra no. La primera me llevó 10.842 segundos, y la segunda 35.76, y me dejó completamente frustrada.

«Usar pronombres «preferidos» altera tu atención, tu velocidad de procesamiento, tu automaticidad. Es posible que te cree ansiedad. Prestas menos atención a lo que quieres decir, y más a lo que se espera que digas. Te ralentiza, te confunde, te hace menos reactiva».

Si pensáis que obligar a nuestros cerebros no sólo a ignorar lo que ven nuestros ojos, sino a decir lo contrario de lo que ven no nos trae consecuencias, estáis muy equivocadas. No es sólo una cuestión de «cortesía», es una cuestión de autopreservación.

Nos puede ir la vida en ello.

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16 comentarios

  1. Partiendo de que yo nunca llamaría mujer a un hombre, ni siquiera utilizo la palabra «varón» que tanto les gusta. Les llamo «hombres» a secas.
    Pero entiendo que está siendo muy difícil encontrar espacios donde el feminismo pueda rebatir esta deriva misógina. Y mucho menos en espacios de medios de comunicación masiva. Y aunque esta presentadora insiste en llamar a ese tipo, mujer, hay que entender que la presión que ejerce esta gente es muy fuerte. Y que es de los pocos espacios con audiencia donde se atreven a rebatirles. No nos olvidemos lo que pasó con el canario. Se levantó y se fue. Por eso intento dar a esta presentadora un voto de confianza. Ya veré hasta dónde llega.

    1. Que conste que me parece una mujer muy valiente, muy poca gente se atreve a decir lo que dice ella. Lo de los pronombres lo entiendo hasta cierto punto, me imagino que la presión a la que está sometida no le deja mucho sitio para maniobrar, pero no puedo pasar por alto que dijo que ese hombre se había cambiado de sexo.

    1. Hay formas de evitar usar el lenguaje de las mujeres con un hombre, y ella es una profesional, estoy segura de que sabe dar rodeos. Y miente a la audiencia: los humanos no pueden cambiar de sexo.
      Entiendo que nos hacen falta referentas en el mundo de la farándula, de verdad que lo entiendo. Pero esas referentas deberían tomarse la realidad material más en serio.

  2. Ocurría, dicen, en la dictadura franquista. La gente pensaba una cosa y decía la contraria, el mecanismo de coacción no ha variado mucho. Dices lo que dice la doctrina o habrá consecuencias. La transgresión viene de sacarlo a la luz a costa de castigo.

      1. Pero se vive porque lo de esta gente es una dictadura. Y líbreme er zeñó de poner la mano en el fuego por nadie pero sí, estamos en la dictadura woke.

    1. Es importante distinguir entre sexo biológico y género. El sexo biológico se refiere a características físicas como los cromosomas, hormonas y órganos reproductivos, mientras que el género se refiere a las características psicológicas, sociales y culturales asociadas a ser hombre o mujer. Aunque las operaciones pueden alterar algunas características físicas, la identidad de género de una persona es intrínseca y no se puede cambiar con procedimientos médicos. Las personas transgénero pueden optar por cirugías y tratamientos médicos para alinear sus cuerpos con su identidad de género, pero eso no cambia su identidad en sí misma.

      1. Ni que decir tiene que no creo en las estupideces esas de «identidad de género» y «personas transgénero». Me parece muy interesante tu uso del lenguaje transgenerista.

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