Las víctimas de violación no son «intolerantes» por querer espacios sólo para mujeres.
Amanda (no es su nombre real) fue agredida sexualmente en 2005 por una ex pareja. Esto es lo que me contó:
«Durante un tiempo, tuve miedo de todos los hombres. Me costaba incluso pasar tiempo con los hombres comprensivos de mi entorno. Iba a un espacio seguro sólo para mujeres en el ático de una clínica. Recuerdo contener la respiración y correr por el pasillo y las escaleras hasta llegar y por fin poder respirar, segura de que allí no había hombres. Necesitaba la compasión y la empatía de mi terapeuta de sexo femenino para resolver ese miedo a los hombres, la aceptación de que eso estaba bien y que era parte del proceso. Necesitaba que el espacio fuera sólo para mujeres, y por mujeres me refiero a las personas de sexo femenino».
Si necesitara la misma ayuda hoy, Amanda no podría confiar en Rape Crisis Scotland (RCS) para derivarla a un servicio sólo para mujeres. RCS es una organización paraguas que trabaja con 17 centros independientes para mujeres violadas en Escocia, incluido Edinburgh Rape Crisis (ERCC).
El 2 de agosto, el director de ERCC, Mridul Wadhwa, apareció en el popular pódcast The Guilty Feminist para hablar sobre su trabajo en el sector de las mujeres. Soy consciente de que referirme a Wadhwa como un hombre podría considerarse un crimen de odio en Escocia, que podría conllevar prisión. Pero esta mordaza legal no puede negar el hecho de que, a pesar de identificarse como una mujer trans, Wadhwa es un hombre. Es más, Wadhwa se ha jactado de no tener un Certificado de Reconocimiento de Género, y ha trabajado en puestos reservados a mujeres, alegando que al menos uno de sus jefes no se había dado cuenta de que era un hombre.
Cuando se le preguntó sobre «tender puentes» entre aquellos que creen que los espacios de las mujeres deben ser segregados por sexo, y los que creen que deberían estar abiertos a hombres si se identifican como mujeres trans, Wadhwa dijo:
«La violencia sexual también le pasa a las personas intolerantes. Así que, ya sabes, no es un crimen que haga distinciones. Pero estos espacios son también para ti. Pero si traes creencias inaceptables que son discriminatorias en su naturaleza, comenzaremos a trabajar contigo en tu proceso de recuperación de tu trauma. Pero, por favor, cuenta con que vamos a cuestionar tus prejuicios».
Wadhwa continuó argumentando que esas intolerantes víctimas de violación y violencia sexual deberían trabajar para «replantearse su trauma», y añadió: «También tienes que repensar tu relación con los prejuicios».
Una petición a la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos para que investigara el nombramiento de Wadhwa para un puesto exclusivamente para mujeres se desestimó por falta de recursos. Hoy en día, el ERCC está anunciando un puesto para un director de operaciones. En el anuncio, El ERCC se refiere a la exención de segregación por sexos en la Ley de Igualdad de 2010, explicando que «sólo se pueden presentar mujeres», ante de agregar que, como «organización diversa», las solicitudes de «mujeres trans» (es decir, hombres), son «especialmente bienvenidas. Es muy posible que los cuadros directivos del «sector de las mujeres» en Escocia pronto vayan a estar ocupados por hombres.
Amanda me dice:
«Incluso los mejores hombres en nuestras vidas pueden ser un detonante durante estos períodos difíciles. Las mujeres necesitamos poder elegir servicios o terapeutas del sexo femenino sin necesidad de explicar por qué a nadie… Escuchar esta semana que el Centro para Mujeres Víctimas de Violación de Edimburgo no nos da esta opción, y que su director va incluso más allá al sugerir que tales solicitudes son intolerantes y discriminatorias y requieren ser cuestionadas, ha sido un puñetazo en el estómago para tantas víctimas».
Las palabras de Wadhwa han puesto de relieve una creciente fractura entre una clase «profesional» de feministas (a las que se les paga por dirigir servicios para apoyar a víctimas de violencia machista) y feministas de base (muchas de las cuales han sido usuarias de estos servicios). Es revelador que la clase profesional de feminista priorice los sentimientos de sus pares por encima de los miedos de las mujeres a quienes se les paga por apoyar.
El grupo activista Women and Girls in Scotland (WGS) (Mujeres y Niñas de Escocia) ha estado investigando qué organizaciones ofrecen a las víctimas servicios segregados por sexo. En 2019, WGS, que está formado únicamente por voluntarias, investigó y publicó un informe titulado Prestaciones sólo para Mujeres: Un Informe sobre las Mujeres y las Niñas de Escocia, que compartieron con RCS «con la esperanza de que pueda ayudarles a comprender los tipos de razones por las que las mujeres se autoexcluyen de sus servicios».
WGS afirmó en Twitter que RCS «se negó a aclarar si su red de proveedores puede ofrecer servicios exclusivamente a mujeres cuando las mujeres así lo necesitan. Debido a esto, y porque está impidiendo que las mujeres accedan a apoyos que podrían salvar vidas, decidimos ponernos en contacto con la red de RCS y otros proveedores, con el fin de aclarar dónde pueden acceder a los servicios exclusivos para mujeres».
El 9 de agosto, WGS tuiteó una lista de organizaciones, confirmando cuáles estaban segregadas por sexo y cuáles incluían a hombres.
Esto provocó una furiosa respuesta de RCS, que emitió una declaración condenando las «alegaciones coordinadas y dañinas que circulan sobre nuestros servicios, derivadas de un hilo de Twitter que cuestionaba la provisión de espacios exclusivos para mujeres en los refugios».
En un sorprendente revés, la clase feminista profesional de RCS afirmó estar bajo el ataque de víctimas de violación. Otros grupos financiados por el gobierno, incluido Engender, saltaron en su defensa, llamando trol a aquellas que hacían preguntas.
Pero la única pregunta que se le ha hecho a RCS es si puede garantizar un servicio exclusivo para mujeres a las mujeres que lo necesiten. Las usuarias de sus servicios les están pidiendo cuentas. Y esta discusión es oportuna; la semana pasada, los servicios de primera línea para mujeres y niñas recibieron 5 millones de libras (5.826.000 euros) para hacer frente a las presiones adicionales durante la pandemia. El año pasado, Engender recibió una subvención del gobierno escocés de 362.304 libras (423.000 euros).
Mientras me preparaba para escribir este artículo, recurrí a las redes sociales para pedir a víctimas de violencia sexual en Escocia que se pusieran en contacto conmigo. Unos minutos más tarde tuve que borrar el tuit, abrumada con la respuesta; mujeres en mensajes privados y correos electrónicos querían contarme sus historias, compartir conmigo por qué era importante tener espacios sólo para mujeres. Sus experiencias diferían en los detalles, pero el miedo que expresaban era el mismo. Estas mujeres, víctimas de violencia sexual masculina, me dijeron que se sentían traicionadas por RCS; estaban enfadadas porque la misma organización encargada de su protección las había hecho sentir impotentes otra vez. Para algunas, el golpe más amargo vino de la clase feminista profesional, que había tratado de cambiar los roles y hacerse las víctimas.
Le dejo las últimas palabras a Amanda: «La terapia no es política, y no es intolerante necesitar un espacio solo para mujeres».