Se ha creado una nueva organización para «hacer frente a la cultura del miedo y la intimidación» en las industrias creativas.
Los artistas que se han encontrado con que sus obras han sido canceladas debido a sus creencias personales contarán con el apoyo de una nueva organización que se describe a sí misma como «un proyecto de emergencia para hacer frente a la cultura del miedo y la intimidación» en las industrias creativas.
Freedom in the Arts (Libertad en las Artes) ha sido fundada por Rosie Kay, bailarina y coreógrafa que se vio obligada a dimitir de su propia compañía en 2021 tras ser acusada de hacer comentarios transfóbicos, y Denise Fahmy, ex alta funcionaria del Consejo de las Artes de Inglaterra que dijo haberse sentido obligada a dimitir tras sufrir acoso por sus creencias críticas con el género.
Ofrecerá apoyo a los artistas que vean canceladas sus obras y «defenderá la libertad artística», además de exigir responsabilidades a las instituciones artísticas para garantizar que «acogen la diversidad de pensamiento y creencias».
Según Kay, se pondrá en contacto a los artistas con una red de personas que hayan pasado por experiencias similares para ayudarles a superar la «estresante experiencia». También se les facilitará asesoramiento jurídico si desean interponer una demanda por discriminación.
Kay y Fahmy han recibido el apoyo de más de 30 artistas, novelistas, compositores y coreógrafos que han firmado una carta abierta en la que condenan una «cultura de autocensura y pensamiento de grupo» que, según afirman, es «fundamentalmente nociva» y «una amenaza existencial» para las artes.
«Las escuelas de arte, las galerías, los teatros, los escenarios de danza y música y los platós de cine fueron en su día plataformas que alimentaban ideas diversas… Hoy, muchas de estas instituciones discriminan activamente a los artistas y al público que no suscriben sus puntos de vista», afirma la carta.
Entre los firmantes figuran John Boyne, autor de El niño con el Pijama de Rayas, el compositor Sir James MacMillan, el compositor Christian Henson, nominado a los Bafta, y la artista textil Jess de Wahls.
Claudia Clare, ceramista a la que se le retiró una jarra de cerveza con referencias a la masacre de Charlie Hebdo en París de una exposición en el People’s History Museum de Manchester, es una de las firmantes, al igual que la artista británico-yemení Tasleem Mulhall, a quien amenazaron en 2015 con retirarle de una galería londinense su escultura Stoned, de una mujer a punto de ser castigada por adulterio.
El diputado de Mulhall, Lord Goldsmith de Richmond, luchó con éxito para mantener la escultura, pero la artista recibió amenazas de muerte y tuvo que instalar una habitación del pánico en su casa. Ahora ha vendido la obra a un museo polaco, pero asegura que llevan varios años intentando cancelarla. El museo de Manchester dijo en su momento que la obra de Clare se había retirado por motivos de seguridad.
Ewa Justka, una música electrónica de origen polaco, dijo que había perdido miles de libras en los últimos meses y que había recibido mensajes abusivos en línea tras publicar en Instagram en julio su apoyo a JK Rowling y a la postura de la profesora Kathleen Stock sobre cuestiones transgénero.
En 2017 Justka fue galardonada por los Premios Oram para artistas de sonido electrónico, que llevan el nombre de una compositora pionera en la BBC, y a principios de este mes la invitaron a impartir un taller que organizaban en el Centro de Artes Gulbenkian de Canterbury.
Justka, de 34 años, que estudió en Goldsmiths, Universidad de Londres, dijo: «Llevo diez años creando música e instrumentos electrónicos. Es un campo dominado por los hombres. Gané un premio para apoyar a las mujeres que trabajan en este campo, pero cancelaron mis talleres y reservas cuando expresé mis opiniones. El mundo del arte se ha vuelto intolerante, pero los artistas deben ser libres de decir lo que piensan».
Tras recibir insultos por su postura, Rowling la apoyó en Twitter/X. Su post original incluía una imagen con las palabras «Lesbiana: mujer homosexual», con «no hombres atraídos por no hombres» tachado, y la pregunta a sus seguidores: «¿Os preocupa el constante cambio de lenguaje, que deshumaniza los cuerpos de las mujeres y los derechos de las mujeres y los espacios sólo para mujeres?».
Pero después de que escribiera en apoyo a Rowling e intercambiara correos electrónicos con los organizadores sobre su creencia de que una mujer es una «hembra humana adulta», su invitación fue revocada. Otras organizaciones también cancelaron sus talleres y actuaciones.
Los Premios Oram señalaron en un comunicado que «la seguridad, el apoyo y la inclusión de las comunidades trans, no binaria y de género diverso dentro de nuestra amplia comunidad de premios es tan vital ahora como lo era cuando empezamos», y que los premios «se reservan el derecho a decidir no trabajar con alguien cullas [sic] acciones estén en desacuerdo con nuestros valores y objetivos declarados».
Simon Fanshawe, escritor y uno de los firmantes de la carta, dijo que la financiación de las artes se ve restringida por «limitaciones ideológicas»: «Directores artísticos de todos los países del Reino Unido me cuentan que sus opciones para encargar obras se están viendo muy limitadas por la política de los financiadores… Si no escribes sobre esto y de esta manera, ni siquiera te tendrán en cuenta para una subvención».
Kay explicó que Freedom in the Arts va a analizar las políticas de igualdad y diversidad de las instituciones y su objetivo es llevar a cabo una investigación académica sobre la cancelación de artistas. «Queremos señalar que algunas de sus orientaciones sobre Equidad, Diversidad e Inclusión pueden ser de hecho discriminatorias… Tenemos que revisar esas políticas y comprobar que se ajustan a la ley, no que están por encima de ella», dijo Kay. El grupo se financia actualmente mediante donaciones, pero solicitará subvenciones y fondos para investigación.
Kay dijo que había visto a varias compañías de danza entrar en crisis tras recibir acusaciones de racismo, y que sabía de coreógrafos a los que se les había pedido que modificaran el reparto de las producciones para incluir a más bailarines no blancos.
El mes pasado, Fahmy obtuvo una disculpa formal y un acuerdo económico del Consejo de las Artes de Inglaterra, después de que un tribunal laboral declarara que había sido acosada.
Lloyd Newson, bailarín y director fundador de la compañía de teatro físico DV8, declaró: «Acabo de rechazar un trabajo porque la organización fue incapaz de negociar varias cuestiones que yo exigía cambiar en su contrato y código de conducta, que en parte incluían no ‘discriminar’ por ‘religión’ e ‘identidad de género’. Como les expliqué, me han acusado de discriminar la religión en varias de mis obras (que luego han sido premiadas).» El espectáculo de Newson de 2012 en el National Theatre, Can We Talk About This? (¿Podemos hablar de esto?), examinaba la libertad de expresión y el Islam.
Mulhall dijo: «Las artes se están volviendo políticas, woke y discriminatorias, y están restringiendo el derecho a la libertad de expresión. Aunque muchas galerías e instituciones aprecian mi trabajo, son reacias a exponerlo».
Sean Corby, trompetista de jazz que tocó con los Manic Street Preachers, es otro de los firmantes. Corby llevó a su empleador, Acas, el servicio gubernamental de conciliación en el trabajo, ante un tribunal laboral después de ser objeto de quejas por parte de colegas y de que Acas le pidiera que borrara los mensajes que había publicado criticando el movimiento Black Lives Matter y la teoría crítica de la raza.
El juez dictaminó el mes pasado que sus creencias eran características protegidas por las leyes de igualdad, en lo que se considera un precedente legal en el Reino Unido.
«Ha sido desgarrador escuchar las experiencias de artistas que han sido condenados al ostracismo, que han visto su trabajo cancelado, y la forma en que han sido intimidados por las mismas organizaciones artísticas que deberían estar apoyándolos», dijo Kay.