Todos a bordo: La campaña de derechos humanos y la creación de líderes de la industria ‘transgénero’. PARTE II.

Crédito de la imagen: Flickr.

Hace años, mi hija se rindió y acudió a una institución sanitaria «puntera». No se preocuparon por ella, sino que la usaron de espécimen humano vivo para crear un «hombre trans» del siglo XXI. No he vuelto a ver a mi hija desde entonces. Esta es la historia de cómo los «líderes» de la atención sanitaria han sido puestos ahí para dañar a mi hija y a innumerables jóvenes impresionables de Estados Unidos para crear el floreciente complejo médico «transgénero». Enlace a la parte I  y a la parte III. 

Parte II: Captación de las instituciones sanitarias.

En la Parte I, se presentaron a los lectores los Índices de Igualdad de la Campaña de Derechos Humanos (HRC) que se establecieron como un medio para captar pacientes dispuestos y partidarios aliados para el complejo médico «transgénero». Para 2007, las corporaciones y los estados apoyaban la causa, pero ese año se agregó el Índice de Igualdad en la Atención Médica (HEI) y por fin se vio quienes realmente eran. El objetivo era crear una comprensión básica de las políticas existentes en el sector sanitario sobre cuestiones de interés para la comunidad GLBT». El propósito real, sin embargo, nunca fueron los pacientes, sino alimentar una industria que en su momento quedó relegada a unos pocos médicos polémicos. Al inyectar directrices como el lenguaje inclusivo, protocolos de capacitación y formularios de admisión para captar pacientes confusos en su enmarañada red, lo han conseguido.

 

En 2007 mis hijos ya estaban en secundaria, y yo estaba alerta ante cualquier actividad inusual. El escándalo de la crisis de opioides aparecía en las pantallas, los abusos sexuales por parte de destacados clérigos, entrenadores y profesores ocupaban los titulares, y se acababa de publicar el Informe Mitchell, que sacaba a la luz el consumo ilegal de esteroides anabolizantes entre destacados atletas. Como mi hijo era un atleta empedernido, presté mucha atención. El informe mencionaba un aumento del consumo de esteroides entre los atletas masculinos de secundaria, ya que las generaciones más jóvenes imitaban el comportamiento de los jugadores estrella. Leí sobre los daños, como la adicción, los efectos psiquiátricos, los daños cardiovasculares y otras preocupaciones. Sin embargo, para mis hijas, el uso de esteroides anabolizantes no suponía una preocupación.

 

Puede parecer contradictorio, pero el HEI es un proyecto del Programa de Salud y Envejecimiento de HRC. Se ha demostrado que las hormonas sexuales cruzadas reducen la esperanza de vida y aumentan el riesgo de suicidio en el único estudio a largo plazo jamás completado en pacientes «transgénero». Otros fármacos utilizados en la medicina de «género», incluidos los bloqueadores de la pubertad y la finasterida, tampoco ayudan a envejecer bien.
 

Al inicio del HEI, se crearon grupos consultivos. Todos los miembros procedían de campos con intereses contrapuestos en las grandes farmacéuticas y la política, por lo que solo es posible una conclusión. Siempre se ha tratado de un negocio.

 

El número de asesores desde el informe inicial del HEI en 2007 hasta el informe en 2011 casi se duplicó e incluía a un cardiólogo de Cigna, un «especialista en resultados médicos» de Pfizer, un director de medicina integrativa, un miembro de una organización de acreditación de atención médica y otros de los ámbitos de derecho y medicina. Basta con echar un vistazo a algunos de estos personajes para obtener algunas pistas. Hay que tener en cuenta que 2007 fue también el año en que se abrió la primera clínica de género en un hospital infantil en suelo estadounidense.

 

Me puse en contacto desesperada con un grupo casi idéntico de personajes cuando mi hija sucumbió a esta locura. El grupo de malvados que le proporcionan «cuidados», la universidad, las compañías de seguros, abogados y médicos, muchos de ellos oyeron mi súplica. No pueden decir que no lo sabían. Ahora me queda claro. Desde el inicio del HEI, su objetivo no era cuidar a los pacientes, sino inventar «líderes» con fines lucrativos.

 

Entre los asesores sanitarios del HEI se encontraba el polémico médico Robert Garofalo, en aquel momento director de un centro LGBT en Chicago conocido como Howard Brown Health. Howard Brown Health fue fundado en 1974 cuando unos estudiantes de medicina locales vieron la necesidad de atención médica para hombres homosexuales con ETS. Ahora es una de las mayores organizaciones de atención sanitaria e investigación sobre salud LGBTQ del mundo. Las elevadas tasas de hepatitis B entre su población objetivo los llevaron a participar en investigaciones y ensayos de vacunas, y finalmente sacaron la primera vacuna contra la hepatitis B a finales de los años 70. Esta vacuna está ahora en el calendario de vacunación infantil, una hazaña que ahora me cuestiono.

 

Cuando el SIDA empezó a hacer estragos entre la población homosexual, Howard Brown intervino, y en 1984 se involucraron en el Estudio Multicéntrico de Cohortes del SIDA (MACS). A finales de los años 80, se utilizaban fármacos tóxicos como el AZT y más tarde la nevirapina en los protocolos de tratamiento para pacientes con SIDA. En 2004, Garofalo impulsó la creación del Howard Brown’s Broadway Youth Center, y él era el enlace entre el hospital infantil local y Howard Brown. En la actualidad, el centro ofrece comida, vivienda, servicios educativos y su versión de «asistencia sanitaria«.

 

Mi hija fue absorbida por la vorágine del «género» en la universidad y no en el instituto, a través de las ofertas brilli brilli de un centro juvenil como Howard Brown. Al menos se le dio la oportunidad de llegar a tener una mente y un cuerpo más maduros para cuando comenzó su espiral descendente, evitando por completo los bloqueadores de la pubertad y sus daños asociados. Ni muerta les hubiera permitido la medicalización de mi hija por esta mentira ¿Se hubiera descubierto antes el escándalo del que aún no se estaba informado ampliamente? Algunos padres han perdido la custodia de sus hijos cuando rechazan estos horribles procedimientos. Las dudas e incertidumbres dan vueltas  constantemente en mi cabeza, pero cuando mi hija entró en la universidad, había un silencio total de los medios y las estrellas no se alinearon. En su lugar, la universidad y el centro médico de mi hija tomaron los mandos y se negaron incluso a reconocer las preocupaciones de los padres.

 

Garofalo era también presidente de la Asociación Médica de Gays y Lesbianas (GLMA) en 2007 cuando se puso en marcha el HEI. Había descubierto su fama y fortuna en la medicina LGBT antes de 2007, por lo que ya era un activo para el sector. Cuando volvió a participar en el HEI en 2011, trabajaba en el ahora desaparecido Children’s Memorial Hospital y  en la Facultad de Medicina Northwestern Feinberg. Cuando el Hospital Infantil Lurie abrió sus puertas en el campus de la Facultad de Medicina Feinberg un año después, en 2012, y luego lanzó un controvertido programa de género un año más tarde, Garofalo era el candidato perfecto para tomar las riendas. Esa clínica fue financiada por el multimillonario «transgénero» Jennifer Pritzker, cuya familia ha desempeñado un papel destacado en la industria transgénero. Garofalo también fue uno de los cuatro beneficiarios del polémico estudio de los NIH de 2015, un estudio ficticio diseñado para dar luz verde a una industria para la creación de jóvenes «transgénero».

También había un miembro de UCSF en ambos grupos asesores. El Hospital Infantil Benioff de la UCSC alberga una polémica clínica de género que, junto con Lurie Children’s, se encuentra en la cúspide de la industria del «género» infantil. El mismo año en que se puso en marcha el HEI en 2007, UCSF recibió de la familia Pritzker «una de las donaciones más grandes jamás concedidas a una universidad estadounidense para servicios de salud mental infantil y adolescente». Al igual que Lurie Children’s, también recibieron financiación de NIH en 2015 para el ficticio estudio de jóvenes «transgénero».

 

Otros miembros que asesoran al HEI proceden del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU), un grupo cuyos miembros provienen de los sectores público y de salud. SEIU también está en el lado receptor de la presión de la familia Pritzker a favor de la medicina «transgénero».

 

Otro miembro asesor era el activista transidentificado Mara Kiesling, que fundó el Centro Nacional para la Igualdad Transgénero (NCTE) en 2003. El sitio web del NCTE está lleno de inexactitudes biológicas. Ofrece «consejos para periodistas», incluido un artículo enlazado que orienta a los reporteros en cómo evitar criticar el tratamiento médico de «afirmación de género» para «jóvenes transgénero». El informe proviene del Centro Shorenstein sobre Medios, Política y Políticas Públicas de Harvard. La «desinformación» está contaminada por los objetivos de la industria. El Hospital Infantil de Boston es el brazo docente de Harvard y la ubicación de la primera clínica de género que abrió sus puertas el mismo año en que se reunió este grupo asesor.

 

Hace varios años, un periodista que estaba escribiendo un reportaje se puso en contacto con el grupo de apoyo para padres al que pertenezco. Nuestras situaciones familiares estaban plagadas de adolescentes engañosos que repetían como loros las afirmaciones sobre el suicidio dichas por los activistas, hijos distanciados y batallas con escuelas que se extralimitaban. Estábamos desesperados por alejar a nuestros hijos de esos profesionales de la medicina. En el otro lado había un periódico con patrocinadores financieros que hacía tiempo que se había dejado seducir por la estrategia de ventas de la industria. Su contenido estaba plagado de artículos cuidadosamente elaborados para vender el «transgenerismo». Aunque en su momento llevábamos todas las de perder con los medios de comunicación títeres, un puñado de valientes periodistas han estado con nosotros a las duras y a las maduras.

 

Un representante del Proyecto Mautner también asesoró al HEI tanto en 2007 como en 2011. El Proyecto Mautner comenzó como una iniciativa en los años 90 para lesbianas con cáncer de mama en el área metropolitana de (Washington) DC. En 2013, el Proyecto Mautner se había fusionado con Whitman Walker Health. Whitman Walker es una clínica de salud en Washington DC que proliferó durante la crisis del SIDA en los años 80, se expandió a la salud lésbica en los años 90 y pasaba un mal momento en 2005, hasta el punto de tener que cerrar programas. Casualmente, 2005 fue el año en que se metieron en la medicina «transgénero». En pocos años recuperaron su posición económica. En la actualidad, los estudiantes de medicina realizan rotaciones en la clínica donde aprenden atención de «afirmación de género«.

 

En una muestra perfecta de la capacidad de la medicina iatrogénica para crear más necesidades de la industria, el Programa Mautner ha aumentado sus servicios para incluir a los hombres. Esto tiene sentido ya que el uso de estrógeno incrementa el riesgo de cáncer de mama para los hombres que buscan servicios para aproximarse a las mujeres.

 

En 2011, un miembro de la Comisión Conjunta de Acreditación de Organizaciones Sanitarias era también asesor de HEI. Esta comisión se creó hace más de 70 años y es una organización internacional que actualmente acredita a más de 22.000 centros de salud. La HEI trabaja con la Comisión Conjunta y el Centro de Servicios de Medicaid (CMS) para cumplir con sus elusivos objetivos de «identidad de género», que cambian a medida que HRC avanza en el ámbito legal. A pesar de un informe de 2011 de la Comisión Conjunta en el que se mostraba preocupación por la ideación suicida, el abuso de sustancias y el uso de hormonas sexuales cruzadas a largo plazo entre los «transidentificados», en las últimas décadas ha dominado un enfoque basado únicamente en la afirmación. ¿Es posible que la Comisión Conjunta no sea más que otro brazo que desvía fondos hacia el complejo industrial de «género»?

 

La Comisión Conjunta siguió adelante y, en 2011, agregó una nueva norma que prohíbe la discriminación basada en la orientación sexual y en la «identidad de género» y puso en marcha iniciativas para orientar a los hospitales en este objetivo. En 2011, la ley no exigía nada de esto. Ahora, sin embargo, la presión recae sobre los hospitales participantes en el HEI para obtener una designación de «líder» de HEI iniciada este mismo año con estos nuevos requisitos. No fue hasta 2016 cuando se interpretaron las disposiciones de la Ley de Asistencia Asequible para incluir la «identidad de género», todo ello con la ayuda de HRC y las diversas empresas e instituciones que ahora recaudaban dinero para estos servicios ampliados. El HEI ha pasado a ofrecer formación gratuita para obtener créditos, ayuda para cumplir con los requisitos legales, de los CMS y de la Comisión Conjunta, y la oportunidad para que las corporaciones de atención médica «lleguen a un mercado muy leal». La oferta «transgénero» se cierne sobre nosotros, y HRC facilita la participación.

 

Rebuscando un día entre los tesoros de la infancia de mi hija, vi un dibujo que me hizo sonreír. Hay una línea verde en la parte inferior de la página y una azul en la parte superior. En orden familiar descendente y flotando por el centro de la página, hay cinco figuras de palo sonrientes, las niñas con líneas rizadas a cada lado de las caras torcidas y los niños con una sola línea que les cruza la frente. Como es la más joven, ella es la más pequeña de los cinco. La barba garabateada que mi hija dibujó en la cara de su padre es una de las cosas que hace ese dibujo tan entrañable. Muchos años después de que HRC lanzara su campaña de salud, a mi hija le recetarían testosterona en un centro que se había ganado la designación de «líder en atención médica», y su hermosa sonrisa sería sacrificada por la mueca peluda que solo puede producir una inyección tóxica. El primitivo arte preescolar suscita ahora también pensamientos de ira contra una industria que socava los cuerpos de una generación confusa. Lo que está tan claro hoy como el día en que nuestra hija anunció su «transgenerismo» es que, bajo nuestro cuidado, ella sabía exactamente quién era.

 

La Parte I de esta serie se puede leer aquí. La Parte III de esta serie se puede leer aquí.

 

Mothers Grim es el seudónimo que usa una periodista independiente para exponer la macabra realidad de la industria del género. Cuenta entre sus amigas a muchas madres que tienen hijos, como la suya, atrapados en una industria que perpetúa lo que confía que algún día se considerarán crímenes contra la humanidad. Por desgracia, lo que escribe no es ni una canción de cuna ni una leyenda.

 

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