Las directrices en línea indican que el «nacionalismo cultural» podría ser motivo para derivar a la gente a un programa de desradicalización

La preocupación por la migración masiva es una «ideología terrorista» que requiere la intervención del programa gubernamental contra la radicalización Prevent, según documentos oficiales.
Un curso de formación en línea alojado en el sitio web del Gobierno para Prevent enumera el «nacionalismo cultural» como una creencia que podría llevar a que la gente sea derivada al programa de desradicalización.
Esto incluye la convicción de que «la cultura occidental está amenazada por la migración masiva y la falta de integración de ciertos grupos étnicos y culturales», según se explica a los participantes en el curso.
Es el último ejemplo de cómo los funcionarios, la policía y los tribunales parecen restringir la libertad de expresión.
En las últimas semanas, The Telegraph ha revelado que un jubilado fue detenido injustamente por advertir sobre el antisemitismo en Twitter, además de destacar el caso de un hombre que fue condenado por quemar el Corán.
Prevent fue objeto de un informe condenatorio hace dos años y no fue capaz de detener a Axel Rudakubana (artículo en español), el asesino de Southport, que fue remitido a dicho programa en tres ocasiones distintas.
Los críticos por la libertad de expresión advirtieron que la definición de «nacionalismo cultural» era demasiado amplia y que, en teoría, podría significar que incluso Sir Keir Starmer y Robert Jenrick, el secretario de Justicia en la oposición, podrían incurrir en delito por sus comentarios pasados.
Otros que podrían correr el riesgo de ser tildados de extremistas son Douglas Murray, autor de éxitos de ventas que ha escrito extensamente sobre la migración, y Matthew Goodwin, el académico convertido en presentador de GB News, según afirmaron los activistas.
Un portavoz del Ministerio del Interior afirmó: «Prevent no tiene como objetivo restringir el debate o la libertad de expresión, sino proteger a aquellas personas susceptibles de radicalizarse».
Lord Young, secretario general de la Unión por la Libertad de Expresión (FSU), ha escrito a Yvette Cooper, ministra del Interior, instándola a reconsiderar urgentemente la clasificación.
Afirmó que toda persona remitida a Prevent podría enfrentarse a «consecuencias graves y duraderas» para su educación, empleo y reputación pública.
Prevent tiene como objetivo identificar a las personas en riesgo de recurrir al terrorismo, que luego son derivadas al programa, donde diferentes agencias trabajan para desviarlas de la radicalización. Los datos personales de las personas remitidas se conservan en las bases de datos de Prevent durante al menos seis años y se duplican en los sistemas policiales y de inteligencia.
Las escuelas, universidades, hospitales y otros organismos del sector público tienen la obligación legal de impedir que la gente se vea atraída hacia el terrorismo. Cada año, miles de profesores, agentes de policía, trabajadores sanitarios y otro personal reciben formación sobre Prevent.
El curso oficial de «actualización de conocimientos» de Prevent, disponible en gov.uk, afirma que el «nacionalismo cultural» es una de las «subcategorías de ideologías terroristas de extrema derecha» más comunes, junto con el supremacismo blanco y el nacionalismo étnico-racial.

En una carta dirigida a la Sra. Cooper, Lord Young afirmó que se trataba de un «asunto muy preocupante».
Dijo: «Aunque no está definido en la ley ni sujeto a restricciones legales, la definición del curso de formación amplía el alcance de la sospecha para incluir a personas cuyas opiniones son totalmente legales, pero políticamente controvertidas.
Ahora que el «nacionalismo cultural» se ha clasificado como una subcategoría de la ideología terrorista de extrema derecha, incluso las creencias mayoritarias de centro-derecha corren el riesgo de ser tratadas como ideológicamente sospechosas, a pesar de que se encuentran dentro de los límites de la expresión legal.
Los temas incluidos en la categoría de «nacionalismo cultural» del programa Prevent abarcan opiniones muy extendidas, que van desde la preocupación por la inmigración y la cohesión social hasta la creencia de que la integración debe ser una prioridad política y que las normas culturales compartidas contribuyen a mantener una sociedad liberal».
Lord Young indicó que la definición podría incluso incluir al Sr. Jenrick, el antiguo ministro de Inmigración, que ya había advertido anteriormente de que «la migración excesiva y descontrolada amenaza con canibalizar la compasión del público británico».
Según él, altos cargos políticos laboristas también podrían entrar en el ámbito de aplicación de la definición. Lord Young citó la reciente declaración de Sir Keir de que, sin unas normas de inmigración justas, «corremos el riesgo de convertirnos en una isla de extraños, en lugar de una nación que avanza unida».
Existe un temor creciente a que la policía esté tratando de limitar indebidamente la libertad de expresión.
The Telegraph reveló el mes pasado que Julian Foulkes, un policía jubilado, fue detenido y encarcelado por una publicación en las redes sociales en la que advertía sobre la amenaza del antisemitismo. Los agentes que registraron su casa calificaron su colección de libros de autores como Murray de «muy brexistas». Foulkes recibió posteriormente una disculpa y una indemnización de 20.000 libras (23.500 euros).
El año pasado, dos agentes interrogaron a Allison Pearson, columnista de The Telegraph, en su casa por una publicación en X tras las protestas a favor de Palestina.
The Telegraph también ha cubierto el caso de Hamit Koskun, que fue multado esta semana por quemar un Corán. Esto llevó al Sr. Jenrick a acusar a los tribunales de revivir la ley contra la blasfemia.
Lord Young dijo que el material del curso parecía reflejar un cambio en el enfoque de Prevent, que pasó de centrarse en la conducta —como la adquisición de armas o la incitación a la violencia— a «tratar la ideología en sí misma como un indicador de riesgo, que abarca las creencias, actitudes y simpatías políticas».
Afirmó que la FSU ya había tenido que apoyar a miembros remitidos a Prevent, entre ellos un hombre autista de 24 años cuyo trabajador social informó de que había estado viendo sitios web «ofensivos y antitrans» y «centrándose en mucha comedia negra de extrema derecha».
La remisión a Prevent podría manchar el nombre de una persona
Incluso si posteriormente se consideraba que una persona «no requería ninguna otra medida», su nombre corría el riesgo de permanecer en las bases de datos de la policía y en otras a las que podían acceder el MI5, el MI6 (servicios de inteligencia interior y exterior), el Ministerio del Interior, la Fuerza Fronteriza, Hacienda, la Charity Commission (comisión que regula las organizaciones sin ánimo de lucro de Inglaterra y Gales) y los equipos de protección locales.
Lord Young afirmó: «Hay múltiples casos documentados en los que gente remitida a Prevent, a pesar de no cumplir los requisitos para tomar medidas adicionales, sufrieron consecuencias graves y duraderas simplemente porque sus nombres quedaron registrados en el sistema».
La polémica surge a pesar de un informe de Sir William Shawcross, antiguo revisor independiente de Prevent, que criticaba la forma en que la literatura convencional e incluso un antiguo ministro del Gabinete habían sido descritos como «nacionalistas culturales» por una unidad de investigación del Ministerio del Interior sobre extremismo. Más tarde se reveló que el ministro era Sir Jacob Rees-Mogg.
Sir William recomendó que Prevent debía ser «coherente en el umbral que aplica a todas las ideologías para garantizar una respuesta proporcionada y eficaz».
Añadió que Prevent tenía fallos importantes en términos más generales, entre ellos que canalizaba erróneamente fondos a organizaciones extremistas y que había fracasado repetidamente a la hora de identificar a personas que posteriormente llevaron a cabo atentados terroristas.
Lord Carlile, antiguo revisor independiente de la legislación antiterrorista, afirmó: «Es una tarea muy difícil la que tiene que realizar el Ministerio del Interior, pero quizá deberían realizar una edición cuidadosa para que las personas cercanas a la corriente política dominante no se vean envueltas en ella».
Un antiguo asesor del Gobierno afirmó que la definición de «nacionalismo cultural» era «bastante chapucera».
«Agencias como la policía antiterrorista y el MI5 son mucho más rigurosas en sus clasificaciones», afirmaron. «Estamos hablando de extremistas de derecha, que a menudo son neonazis. Esto socava la seriedad de lo que significa la lucha contra el extremismo».
El profesor Ian Acheson, antiguo asesor del Gobierno en materia de extremismo, afirmó: «Ahora estamos empezando a ver las consecuencias de un mecanismo de derivación basado en una formación como esta, que se desvía de la sospecha por conducta y se centra en la mera posesión de creencias que son perfectamente legítimas, pero que los expertos en políticas de prevención consideran «problemáticas»».