
En X (antes Twitter) se ve mucho borrego, eso es así. De cualquier bando y de cualquier pelaje e ideología.
Pero, a veces, se tiene la suerte de “conocer” a mujeres interesantísimas y valientes. Esta entrada del blog es la segunda parte (la primera aquí) de una conversación que tuve con una de esas mujeres, a raíz de la publicación de dos artículos míos que levantaron un cierto revuelo (por orden: 1- Reflexiones geopolíticas de una emigrante blanca | Salagre, y 2- ¿Racismo o realismo? | Salagre). Cuando digo conversación, me refiero a que ella hablaba y yo escuchaba y aprendía. Me dio permiso para publicarla, pero no quiere salir con su nombre. Estoy segura de que os va a hacer pensar.
Las niñas crecen bajo la impronta del padre. Es muy difícil que se revuelvan contra él, aunque las torture o las venda. Hay casos paradigmáticos en India, donde el padre quema con ácido a su esposa e hija (por haber parido a una niña), y la niña totalmente desfigurada y dolorida por vida sigue cuidando al padre después de sobrevivir a su intento de asesinato. Si un desconocido quemase con ácido a una niña o mujer random, lo normal sería experimentar odio o rechazo. La niña superviviente experimentaba amor. Milagros de la impronta mamífera. También un toro de lidia experimenta cariño por su cuidador, que ha estado presente desde su nacimiento. Hasta acercándose amistoso, sangrando a media lidia si lo detecta en la plaza, buscando consuelo. De esto hay decenas de casos. Digamos que el patriarcado ha utilizado nuestra propia naturaleza mamífera, Oxitocina en las madres para cuidar de sus hijos (futuros amos y esclavas), y quedarse atrapadas en la estructura, ya que los hijos son propiedad del padre. De huir, no pueden llevárselos. Impronta mamífera de las futuras explotadas, que al estar presente y asimilándose a un tipo de madre (padre) el futuro explotador, por impronta mamífera les despierta cariño, obediencia, guía. Lo mismo que cualquier mamífero con la madre o abuela, pero con un bicho que en el mundo mamífero no tendría derecho a acercarse a las criaturas.
Si te fijas, según el tipo de patriarcado dentro de los de coerción también hay grados según el nivel de violencia específica de cada uno. Así los afganos (patriarcado de coerción extremadamente duro durante siglos) participan de violencia física y sexual excepcionalmente dura contra las mujeres sin inmutarse. También los yemeníes, por ejemplo. Hay una desensibilización a esa violencia desde la más tierna infancia. Al igual que un niño de una zona rural española criado presenciando la «matanza del cerdo» desde que tiene meses, y que los gritos de dolor y desesperación del animal en manos del matarife en vez de empatía le producen desde los 3 añitos una agradable salivación expectante del rico chorizo fresco que comerá horas después, y jamás va a desarrollar empatía genuina ante ese visible sufrimiento. En los patriarcados coercitivos más duros esa desensibilización se realiza desde la edad infantil. En ese sentido, es paradigmático el vídeo de la estudiante afgana apaleada durante horas, exhibida, atropellada y finalmente quemada. En el último tramo del vídeo sale el muro de una escuela, mientras los jóvenes de 18/25 años participan activamente en la tortura, otro grupo de jóvenes graban expectantes con expresión de placer erótico (labios entreabiertos, ojos brillantes) desde decenas de móviles. Como quien graba los sanfermines. Cuando miramos hacia el colegio, decenas de infantes varones de unos 7/8 años, también miran expectantes sin mostrar dolor, asombro o gesto horrorizado, acaban de pasar un vehículo sobre el cuerpo de una mujer varias veces, han escuchado el chasquido de sus huesos al romperse, el hedor del contenido de los intestinos al reventarlos, el cuerpo está a dos metros del muro del colegio, ellos están pegados al muro del otro lado … Pueden oler las vísceras y la sangre… pero no hay un solo gesto de horror o de taparse los ojos, ni un amago de retirarse para no verlo, ni mirada de trauma, al contrario, observan en grupo de forma proactiva, facies excitada… están agradablemente excitados por el espectáculo que ha roto la monotonía de la clase. Están fuera del aula mirando porque el profesor ha decidido que es lo correcto para su educación. La peligrosidad de los hijos sanos de coerción reside en eso. Que transmiten a sus hijos, a sus alumnos, a sus fratrías y se retroalimentan. No se puede romper la cadena de transmisión, más fuerte cuanto más grande es el grupo de desplazados a un patriarcado light. Uno solo entre miles de europeos, por ejemplo, sería un «loco», un inadaptado, que tendría que hacer verdaderos esfuerzos para pasar desapercibido, u obligarse a no desarrollar a la vista pública su exacerbada misoginia. Pero si son miles fratrialmente unidos, ni siquiera se preocuparán de disimular, simplemente se unirán para continuar depredando mujeres. Hay patriarcados de coerción en el golfo Pérsico que a los afganos/yemeníes no los quieren recibir ni como trabajo esclavo. Eso nos da una pista.
Y una reflexión muy loca. En algunas culturas como la inca, para calmar los caprichos de los sacerdotes/jerarcas se les facilitaban cientos de doncellas todos los años para sacrificarlas. Se adaptaron a ceder a un porcentaje de sus hijas para ser violadas y asesinadas sin rechistar ni oponerse, oponerse significaba enemistarse con los sacerdotes y con el resto de la población y ser un mal ciudadano en la medida que los sacerdotes decían sacrificarlas para un «bien superior», como agradar a los dioses, para obtener buenas cosechas o garantizar la fertilidad de las que quedaban. Lo cierto es que funcionaba, las mujeres que quedaban vivas se sometían asustadas más y mejor al deseo sexual de los varones ergo, eran más fértiles, y trabajan extenuadas los campos para obtener mayores cosechas y no ser señaladas y castigadas de haber desafiado a los dioses y que eso de alguna manera se tradujese en una cosecha pobre. Y yo me pregunto, ¿hasta qué punto estamos replicando como masa izquierdista o en feministán, el comportamiento social de los incas -que se repite en decenas de culturas – ? Sacrificar aquí y ahora a un porcentaje de nuestras «doncellas» para un «bien superior», perfilado por nuestros propios «sacerdotisos y sacerdotisas». El «bien superior» de incrementar la población/natalidad para garantizar las pensiones (¿? yo juraría que cada uno ya hemos pagado por la nuestra). Y que se podría solucionar de inmediato, con menos presupuesto, con incentivos reales económicos para las mujeres que deseen tener tres o cuatro hijos. Facilita un buen salario, por cuidarlos 24 horas, durante toda la crianza hasta los 14 años y una reincorporación al mercado laboral después y ya verás como muchísimas se apuntan. Se gasta más en ayudas a los recién llegados y los de segunda generación, de lo que costaría un salario limpio de 2500 €/mes a la mujer que quiera de motu propio dedicarse a la crianza durante los primeros 14 años de las criaturas. ¿Curioso ??? El «bien superior» de seguir adorando a ese dios tan extraño del «falso buenismo», un dios que exige siempre sacrificar los derechos, espacios y ahora la vida de las mujeres. Se me rompen las carnes cada vez que veo por feministán esa disposición al sacrificio «inca» de las mujeres. Las que vienen del patriarcado duro que van a ser sometidas de por vida a violaciones, partos y crianza extenuante, recibiendo a cambio palos del patriarca e igual de pobres después de 8 hijos. Y las que ya estaban aquí, que a las que les toque serán sacrificadas al dios del buenismo sin rechistar por su violación o asesinato y sin señalar porque se ha producido.
Tenemos que vigilar por dónde va el devenir de los delitos de odio -además de amordazar sobre el tema trans … sorpresa, o no tanta …no puedes criticar determinadas religiones, aunque en los principios fundacionales de las mismas esté la pederastia con niñas de 6 años (el líder de la religión de la paz gustaba de casarse con niñas y sus adeptos lo siguen predicando como halal «permitido») o someter a las mujeres a sexo coercitivo, o lapidarlas a la mínima … Estos son principios religiosos de una religión que se expande con velocidad pasmosa, de hecho, ya colonizó la mayor parte de África y media Asia.

Me preguntó cada día con más intensidad por qué en feministán van a criticar está nueva censura con lo trans… pero ante la perspectiva de que nadie pueda objetar a los clérigos que predican la pederastia con niñas, golpear a las esposas hasta que digan sí a las relaciones sexuales, o que sea «halal» violar mujeres kafir (permitido violar mujeres ateas/agnósticas/judías/budistas/cristianas). Vamos, que no es pecaminoso ni reprochable en absoluto moralmente, me temo que el silencio será la norma.
O tal vez tendremos esta vez el comentario reiterado de «todas las religiones son patriarcales». Como si en los «evangelios» de la religión del monstruo del espagueti o en los cristianos se defendiesen expresamente las lapidaciones o la pederastia con niñas de 6 años, dando ejemplo, además, o se permitiese expresamente violar a las mujeres ajenas a esa religión.
Yo cada vez tengo más preguntas.
Sobre quiénes son los «amos» de nuestro silencio.
11 respuestas
Buenísimo!
Totalmente de acordo! paréceme unha reflexión MOI MOI importante a que fai a compi, xa podía escribir algo ó respecto porque se ve que ten a idea moi clara… o da domesticación se cadra é algo máis apurada porque non sucede no Neolítico, vén de antes, pero se cadra si un tipo de domesticación ou a combinación de domesticación-sedentarismo-agricultura.
Non pode haber os mesmos tipos de relacións entre persoas que se están a mover dentro dun territorio certamente amplo que nun modelo social máis permanente e que ademais haxa xa unha observación e praxe de dominación sobre animais sociais como os bóvidos ou as mencionadas ovellas,animais dun gregarismo notable, cando lía non deixaba de virme á mente o relato do Antigo Testamento do sacrificio de Isaac onde o neno que se fiaba totalmente do pai deixouse conducir á ara sacrificial e onde o pai sería quen de matar a unha criatura indefensa e submisa, un horror.
Controlar de quen é a prole tamén é significativo, é dicir, trátase dun cúmulo de aspectos que fan que a sociedade sexa máis ou menos patriarcal ou que as coercións sexan máis ou menos sutís… todo o sutil sempre é máis perigoso porque ó non ser evidente loitar contra iso é dificil porque non se acaba de ver a raíz do problema.
Preparar ós nenos e mozos a un tipo de relacións onde teñen que dominar incluso chegando a ser gratuitamente violentos, faise rompendo todo vinculo ou conexión ca vítima, o primeiro é convertendo en obxecto a un ser vivo, rómpese tamén o sentido ou, case diría, instinto de «empatía» (moitas feministas renegan dos instintos pero eu como a autora da reflexión creo que a nosa natureza biolóxica é tan importante como a cultura na construción social), aínda que si se reserve para os iguais, onde os iguais sempre serán homes. Nas relacións entre mulleres este rómpese completamente por unha banda illando ás mulleres e por outro convertendo ás posibles aliadas en «celosas» ou «competidoras» pola elección dun home que podería ser protector, sempre que a elixida non rompa certos acordos tácitos socialmente impostos que elas adoptan de forma acrítica e eles poden romper se así lles prace.
Hai un anaco compartiron nas redes a noticia dunha brutal paliza a unha meniña de 13 anos en Francia por levar á escola unha vestimenta occidental… non podemos deixar que as lexislacións se sometan a semellante barbarie, os que veñan a esta «Europa tan moderna e civil» que se sometan ás leis e senón, que lisquen… pero ollo, os homes europeos non son tan avanzados, de feito continuamente saen á luz casos aberrantes.
Pero isto como se soluciona? pois formando parte da toma de decisións… ser as que lexislemos se lles deixamos esta labor ós homes patriarcais que resultado imos ter??
Un saúdiño Nuria!!
Canto desfrutei léndote, Mónica!! Completamente de acordo co que dis. É gracioso que a min tamén me viñera á cabeza o sacrificio de Isaac, que sempre me pareceu unha idea demencial.
Estou preparando a terceira e derradeira parte da conversa, gostaríame convencela para que escriba máis.
Encantoume lerte, de feito, paréceme unha pena que pararas. Escribes? Se si, mándasme enlaces, por favor?
Unha aperta!!
Estamos rodeadas de un silencio cobarde, interesado. No aceptan análisis ni explicaciones, optan por normalizar la violencia de dejar sin trabajo a una mujer. Con el pan no se juega! con la desprotección a la mujer maltratada no se juega! con el destrozo de la vida a las niñas mutiladas y hormonadas no se juega! Sin embargo, siguen tragando con todo. Es descorazonador, pero nuestra palabra se encadena a las de nuestras predecesoras. Y seguimos.
El artículo da para pensar, quita velos, ahí me quedo dándole un ratico más!
Gracias, Nuria y a la compañera.
Gracias, Ana, así es. Me encanta que te haya gustado, y seguro que la compañera te lee. Un abrazo.
Estou estarrecida com os dados de seus textos. Especialmente sobre jovens homens que se convertem ao patriarcado coercitivo e a indiferença e regojizo dos menores diante da barbárie no entorno escolar. É de sagrar os olhos e o coração. Acredito que divulgar semelhantes horrores, por mais paradoxal que seja, é um trabalho útil e maravilhoso.
Obrigada por compartilhar seus textos.
Os seres humanos nos afacemos a calquera cousa, ás veces por cuestión de supervivencia e de necesidade, ás veces por convicción e porque nos convén. É un horror o xeito en que algunhas culturas deshumanizan ás mulleres ata o punto de vernos como propiedades. Tanto nenos coma nenas aprenden de cativos que as mulleres non teñen ningún valor, eles medran para usarnos e elas se resignan por pura supervivencia. Non podemos esquecer a esas mulleres e a esas nenas.
Obrigada polas túas palabras, unha aperta, Regina.
Me ha gustado este texto sobre el patriarcado de «coacción». No había pensado en esa otra mirada más profunda sobre él. Pero es la última pregunta sobre “quiénes son los «amos» de nuestro silencio», la que me deja pensando porqué después de haber respondido a dos artículos publicados en dos medios, el uno el 26 de marzo y el segundo el 29, éstos aun estén pendientes de «moderación», es decir silencio. Los artículos eran acerca del escrache que la profesora Marcela Lagarde sufrió en la Facultad de Políticas de la Complutense por un grupo de ideología transgenerista al grito de «fuera terfs de la Universidad», y que hizo salir de la Sala de Actos a la conferenciante bajo la pasividad de la Decana-presentadora del acto y responsable de la invitación. Lo que pasó después: la realización del acto a puerta cerrada en la Biblioteca y con la hostigación desde fuera de los activistas trans, siguió siendo igual de vergonzoso. En mi comentario -el mismo a los dos artículos- preguntaba acerca del silencio sobre el escrache a la Dra. y feminista Marcela Lagarde de los más de cien entre Seminarios, Centros e Institutos de estudios de las mujeres. A continuación, contaba mi experiencia de la fundación en 1989 del Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad (SIMS) en la Universitat de Barcelona (UB) con el objetivo a partir de las teorías feministas de introducir el análisis del género como sistema de dominación patriarcal sobre las mujeres en el primer doctorado de la universidad española sobre el tema. Ese era el debate de entonces. En cambio, ahora el género es una identidad múltiple que borra a las mujeres, no se escucha denunciar ni el escrache a Marcela Lagarde, ni anteriormente el boicot a profesoras feministas como Juana Gallego y Silvia Carrasco, ni tampoco protestar por la no renovación del contrato a Tasia Aranguez. Efectivamente nos encontramos en medio de un silencio, un silencio tremendo, y la pregunta es ¿quiénes son los amos de ese silencio?
Nos callan de muchas maneras, y el resultado es que parece que no hay oposición al transgenerismo, cuando lo que pasa es que no publican nuestras críticas ni nuestras preocupaciones. Una persona que sea nueva en el tema pensará que es algo socialmente muy aceptado, porque los medios importantes sólo hablan de un bando y silencian al otro. Democracia y libertad de expresión en el primer mundo, me da la risa.
Qué impotencia, Lola.
Hace años pensaba que mi madre padecía de xenofobia, ahora sé que la fobia siempre está justificada, es una reacción de protección al daño que ya se conoce…
Exacto, y no hacerle caso a esa sensación nos pone en peligro.